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Una treintena de militares rastrean positivos desde el baluarte de Salamanca

Desde el pasado jueves han contactado con 3.100 positivos de un listado de 3.200

Los rastreadores de la UME colaboran en la detección de brotes
Los rastreadores de la UME colaboran en la detección de brotesJesus G. FeriaLa Razón

Una treintena de militares del Regimiento de Ingenieros número 11 de Salamanca forma el equipo que rastrea positivos de covid dentro de la “misión Baluarte”, una fortificación en este caso desde la que luchar contra ese enemigo llamado coronavirus.

Como un baluarte más, como si se tratara de una defensa contra la pandemia, se creó en el cuartel del Ejército de Tierra de Salamanca, que todos sus ciudadanos conocen como ‘el de los Ingenieros’, una sección de epidemiología como vía de participación del Ejército en la lucha contra el coronavirus. Y con el nombre de “misión Baluarte” las Fuerzas Armadas bautizaron estos trabajos de rastreo de posibles contagiados para ayudar a las comunidades autónomas que soliciten su colaboración.

El Ministerio de Defensa reconoció, a principios de septiembre, que “los rastreadores de las Fuerzas Armadas van a ser una pieza fundamental y básica de defensa contra la Covid-19 en colaboración con el Ministerio de Sanidad y las comunidades autónomas” a través de la ‘misión Baluarte’, con la que se “quiere resaltar el trabajo de las Fuerzas Armadas, siguiendo la definición del término baluarte, como punto fuerte de la defensa contra el asalto de tropas enemigas”.

En Salamanca, los 32 militares, encabezados por un joven oficial natural de Badajoz, el teniente Romero, realizan a diario y en tres turnos de trabajo -mañana, tarde y fines de semana- los controles de positivos y sus contactos para “evitar la propagación del virus”, explica el oficial.

En una de las salas del Regimiento de Especialidades de Ingenieros número 11, el histórico cuartel salmantino denominado del General Arroquia, los soldados realizan los rastreos asignados a cada uno, junto a un teléfono y un ordenador. “Cuando recibimos la lista de positivos, la analizamos previamente para saber a quiénes vamos a llamar, con prioridad a los niños y a los mayores. Casi siempre, la respuesta que obtenemos es positiva”, ha afirmado la soldado María José Sánchez, una joven salmantina que cree básico para este trabajo “tener empatía con las personas a las que se va a llamar”.

Su trabajo es “más que satisfactorio”, según el teniente Romero, porque desde la puesta en marcha de la ‘misión Baluarte’ hasta el pasado jueves se ha contactado en Salamanca con 3.100 positivos de un listado de 3.200 -"la mayoría de los que no localizamos se debe a que no están bien sus teléfonos de contacto", según el oficial-, mientras que entre los contactos se ha localizado al cien por cien de los que figuraban en sus listas.

Tras identificarse como miembros del Ejército que realizan las funciones de rastreadores, tratan de tranquilizar a la persona que ha dado positivo, “porque muchas veces se ponen un poco nerviosos”, ha añadido esta soldado. O, incluso, demasiado tranquilos, como el caso de un señor “muy mayor”, al que se le informa de que ha dado positivo, contagiado en su grupo social, y él “tras decir que se encontraba muy bien, añadió que en ese momento se iba a comer un ‘cachito’ y a un beber un ‘vasito’ de vino”, ha revelado la soldado María José Sánchez.

El teniente Romero que, en muchos casos, las palabras de estos militares “pueden ayudar a las personas a tranquilizarse, a que se abran y ofrezcan todos los datos de aquellas personas con las que han tenido contacto”.Todos los días, desde la Junta de Castilla y León se les envía un listado de positivos de la provincia salmantina y, en ese momento, comienza el trabajo de la sección de epidemiología del Regimiento de Ingenieros de Salamanca, una labor alejada a las misiones que han realizado en Afganistán, Irak, Honduras o en Croacia, pero con una misma base, “servir a la sociedad”, como asegura el teniente Romero.

Y todos los días, la conversaciones comienzan de la misma manera, con “empatía y amabilidad, para lograr acercarnos a las personas con las que hablamos”, resume la soldado María José Sánchez.