Iglesia Católica
Los burgaleses inician con entusiasmo el Año Jubilar que esperan que ayude a derrotar a la covid
La puerta principal de la Catedral será desde ahora y durante doce meses la del Perdón tras cumplirse el ritual en una ceremonia que ha servido de despedida de Fidel Herráez como pastor de la Diócesis
Burgos y los burgaleses han iniciado este sábado el esperado Año Jubilar que el Papa ha otorgado a esta Diócesis con motivo de los 800 años de la colocación de la primera piedra de la catedral de Burgos. Y lo han hecho con entusiasmo pese a la que está cayendo y con el deseo de que este año tan especial sirva para derrotar de una vez a la covid, que tanto daño está haciendo a este país.
A las once en punto de la mañana comenzaba el ritual de la Puerta Santa del Perdón que da paso a este Año Jubilar con la Antífona de Entrada ‘Yo soy la puerta’, compuesta para la ocasión por el canónigo y organista de la Catedral, José Inocencio Fernández, mientras la procesión esperaba ante las puertas.
Tras el Evangelio avanzaba el Obispo, Fidel Herráez, que iba solo, llevando la mitra y el báculo, y seguido por los obispos, abades, presbíterios, arciprestes y vicarios, de dos en dos. Cerraba la comitiva el cabildo de la Catedral. Una vez frente a la Puerta Santa, Herráez invitaba a los fieles a participar activa y conscientemente en la celebración. En torno a las 11.20 horas el Obispo se acercó solo a la puerta y llamó tres veces con el asta del báculo, esperando que se abran las sagradas puertas del templo, simbolizando así el inicio del Año Santo.
Una vez abiertas, mirando hacia el exterior, elevó sobre sus hombros el Evangeliario, mostrándolo al pueblo, mientras la cruz procesional se situaba tras el Obispo, acción que repitió mirando esta vez hacia el interior del templo. Mientras en el órgano de la Catedral sonaba el ‘Christus vincit, Christus regnat, Christus imperant’, la comitiva emprendió su camino hacia el Altar Mayor, donde tuvo lugar la bendición del agua.
Un acto se ha retrasado debido a la pandemia ya que estaba previsto su comienzo el pasado 20 de julio, pero que ahora coincide con la celebración del Día de la Iglesia Diocesana en todas las diócesis de España y con la despedida de Fidel Herráez, que deja de ser arzobispo de Burgos por jubilación.
La ceremonia ha estado marcada por las medidas de seguridad y prevención debido a la covid y pese a la apertura de todas las capillas de la Catedral y la colocación de varias pantallas, solo han podido seguir el acto de forma presencial cuatrocientas personas, incluidos los oficiantes, el coro y la orquesta.
En la celebración también han estado representados los once arciprestazgos de la diócesis, que han acudido con algunas de las cruces procesionales más populares, a cuyos porteadores se les ha entregado simbólicamente la luz “para que viaje a cada uno de los territorios e ilumine sus celebraciones en torno a este Año Jubilar, visibilizando la diócesis como una misma comunidad de fieles”, ha explicado Agustín Burgos, delegado diocesano de Liturgia.
Entre las autoridades, destacaba la presencia del consejero de la Presidencia de la Junta de Castilla y León, Ángel Ibáñez, el alcalde de Burgos, Daniel de la Rosa, el presidente de la Diputación, César Rico, el vicepresidente de la Fundación VIII Centenario de la Catedral. Burgos 2021, Antonio Méndez Pozo, el subdelegado del Gobierno en Burgos, Pedro de la Fuente, el delegado territorial de la Junta, Roberto Saiz, entre otras autoridades de la ciudad.
También se ha modificado el inicio de la celebración religiosa, ya que la procesión pública que iba a preceder a este acto, desde el cercano monasterio de las Salesas, ha sido sustituida por un itinerario de algunos de los celebrantes desde la Capilla del Santo Cristo, “un gesto muy significativo en este momento”, ha precisado Agustín Burgos, ya que se atribuye a la imagen su intervención milagrosa frente a la peste que asoló Burgos en 1405 y que acabó con la mitad de la población.
Además, los cierres perimetrales en varias zonas de España han afectado a la presencia de algunas de las autoridades eclesiásticas que iban a sumarse a la celebración. La parte musical de la eucaristía, cuya programación y ejecución también se ha visto sometida a restricciones por la pandemia, ha corrido a cargo de la Coral de Cámara Vadillos, en representación de la Federación Coral Burgalesa, y un grupo reducido de la Orquesta Sinfónica de Burgos (JOSBU), dirigido por Pedro Bartolomé Arce.
Debido a la emergencia sanitaria por el COVID-19, la procesión pública que iba a preceder al acto, que iba a partir desde el monasterio de las Salesas, fue sustituido por un itinerario de algunos de los celebrantes desde la Capilla del Santo Cristo, un gesto que desde la propia Diócesis destacaron como “muy significativo” debido que se atribuye a la imagen su intervención milagrosa frente a la peste que asoló Burgos en 1405 y que acabó con la mitad de la población.
Cuando la peste cesó, el Ayuntamiento hizo voto de acudir corporativamente cada año, en acción de gracias, el día 14 de septiembre, voto que se repitió en 1629 y que se sigue cumpliendo en la actualidad. La procesión estaba ordenada de la siguiente manera: en primer lugar el turiferario con el incienso humeante, la cruz de la Catedral adornada de fiesta con la imagen del crucificio en la parte anterior; dos acólitos que llevan los ciriales con cirios encendidos; las once cruces representando a los once arciprestazgos; y el diácono que lleva el Evangeliario.
Celebración de los 800 años de la Catedral
Durante la homilía el Obispo se dirigió al pueblo dedicando unas palabras de agradecimiento a todos los asistentes a este acto. En este punto, y haciendo referencia a la celebración de VIII Centenario que la Catedral de Burgos cumplirá el próximo 2021, Herráez explicaba que desde el principio concibieron esta celebración no solo como una fecha, sino como una “realidad en la que convergen y están presentes el amor desbordante de Dios, un número incalculable de miembros de la Iglesia y personas de muy varias culturas y países”.
“Celebrarlo el 20 de julio no nos resultaba suficiente, por eso hemos ido compartiendo todo esto desde hace tres años y medio”, aseguraba, destacando la “convergencia y unión” de la sociedad burgalesa en torno al templo burgalés. Asimismo señaló que se han llegado a dos concreciones muy importantes con esta celebración. Por un lado la Asamblea Diocesana y el Año Jubilar.
En este punto, tuvo también palabras para la situación actual que afronta la sociedad debido a la crisis de la covid, señalando que se trata de una “etapa especialmente difícil en el ámbito mundial, nacional y local”, y agregó que muchos jubileos a lo largo de la historia tuvieron momentos difíciles. “Puede ser esta una oportunidad muy propicia para acogernos al dios creador y salvador y ayudarnos cuanto sea posible”, apuntaba.
El Arzobispado de Burgos ha querido dar también una dimensión solidaria a la ceremonia y dedicar la cuestación a ayudar a las misiones en las que hay burgaleses en África, América y Asia..
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