Agricultura
El campo se va de ‘Erasmus’
Los primeros jóvenes que participan en el denominado ‘Erasmus agrario’ hacen esta semana su incursión en una experiencia que este año se ve limitada por la pandemia pero que nace con vocación de crecimiento y continuidad
Ha quedado algo “descafeinado” por culpa de las restricciones de movilidad y los efectos de la pandemia por la COVID-19, pero el denominado ‘Erasmus agrario’ ya está en marcha desde estos días. En las próximas semanas, 16 jóvenes agricultores o ganaderos viajarán a una explotación de otra comunidad autónoma diferente a la suya en lo que pretende ser un intercambio de conocimiento que impulse al sector, en especial entre un colectivo de jóvenes, muy escaso en el campo.
Los primeros participantes ya han viajado esta semana a alguna de las explotaciones en las que tendrán la oportunidad de conocer otras formas de trabajar. “Es como una transferencia de conocimiento tanto para el que llega como para la propia explotación que le recibe”, explica en declaraciones a Ical, el secretario general de Sectores y Servicios Técnicos de UPA en Castilla y León, Raúl Azpeleta.
La falta de incorporación de los jóvenes al campo es uno de los problemas que acarrea el sector desde hace años. Hace no tanto, esta incorporación se hacía con el objetivo último de hacer prácticas o visitas, de entre una semana y 15 días, algo que estaba “totalmente perdido” ayudado también por la digitalización y la formación ‘online’. Pese a haberse apodado como ‘Erasmus agrario’, el Programa de Visitas Formativas de Jóvenes Agricultores a explotaciones modelo no consiste, como se conoce tradicionalmente en el ámbito educativo, en salidas al extranjero sino en acudir a explotaciones de otra comunidad para aprender nuevos métodos. “Yendo a los sitios, se ven otras cosas y se aprende”.
El proceso ha sido largo para su puesta en marcha, en especial ante las dificultades por la pandemia, pero no se quiso parar sino aprovechar a hacer una especie de “experiencia piloto”. Tras conocer las explotaciones que querían participar en el programa, se dio difusión a los profesionales, y pese al retraso, en octubre se activó la maquinaria. Se dio difusión del programa entre los jóvenes, que tenían que cumplir una serie de requisitos: ser jóvenes ya incorporados al campo y dados de alta a partir del 1 de enero de 2015, menores de 41 años y tener su actividad en una explotación de otra comunidad diferente de la que quiere visitar.
Aunque fueron 30 los jóvenes que presentaron su solicitud para participar en el programa, finalmente fueron 16 los que tendrán esta oportunidad, debido a las limitaciones presupuestarias y también temporales, pero la pretensión que tienen los organizadores (Ministerio de Agricultura, UPA y las cooperativas agrarias) es que el próximo año, si es posible, tenga una disponibilidad temporal mayor para además “aportar mucho más” y ampliar las posibilidades.
En Castilla y León son siete las explotaciones que se han prestado a participar en este ‘Erasmus agrario’ de las 33 disponibles en todo el territorio nacional: una de cereales, horticultura y viñedo en Madrigal de las Altas Torres (Ávila); una de vacuno de leche y cereales de secano en Ledigos (Palencia); otra de cereales, leguminosas y vacuno de carne, tanto ecológico como de extensivo, en Pelayos (Salamanca); una de cultivos herbáceos, bovino de leche y derivados lácteos, también en extensivo y ecológico, en Megeces (Valladolid); una de cultivos extensivos y pollos en integración, en Cabreros del Río (León); otra de vacuno de leche, cereales y forrajes en Melgar de Yuso (Palencia) y otra en Fuentes de Nava (Palencia).
Esta última, una explotación mixta dedicada al ovino de leche (con 410 ovejas) y a la agricultura (cereal, alfalfa, vezas, girasol y pasto), ha recibido esta semana a un joven de Cuenca, al que le ha podido trasladar su experiencia en su explotación de titularidad compartida y cuya actividad principal es la producción de leche de ovino con base territorial para autoabastecerse de forrajes y cereales para la explotación ganadera. El sistema de ordeño se lleva a cabo mediante sala de ordeño acogida a control lechero y la ganadería está sujeta a un programa de eficiencia láctea por Entrepinares para la transformación de productos agrícolas propios en leche, para la fabricación de quesos.
El propietario de la explotación, Óscar Raúl Díez, explica a Ical que en las jornadas en las que el joven ha permanecido en su explotación, han podido intercambiar formas de hacer en su trabajo diario y le ha mostrado las particularidades de la raza Awassi, diferente a la del joven manchego, que trabaja con raza manchega autóctona de Castilla-La Mancha pero cuyas ovejas “no tienen altas producciones”. El control lechero que realiza ha permitido demostrar producciones superiores a 500 litros de media cuando las manchegas rondan los 220 aproximadamente.
“Es una experiencia bonita”, reconoce Óscar Raúl Diez, quien elogia iniciativas de este estilo para impulsar el trabajo de los jóvenes en un sector “mal mirado o desprestigiado” pero que “es más que imprescindible” como ha quedado demostrado sobre todo al inicio de la pandemia cuando el sector “ha aguantado el tirón”.
También han trabajado en el control lechero “para que viera la diferencia” además de que acudió el veterinario a la explotación para el desarrollo de analíticas individualizadas “para ver la situación de las células somáticas, porque la leche se paga por exigencias de calidades”. Además, Óscar Raúl relató una curiosidad y es que, pese a que este joven ha llegado desde 470 kilómetros de distancia de Palencia, ha desarrollado un programa de fertilidad delos machos y “se lo ha hecho el veterinario de Palencia que lleva mi explotación para el control lechero”, declaró.
Una nueva experiencia
Dos han sido los jóvenes que han solicitado llegar a Castilla y León para participar en esta experiencia, uno de ellos a Valladolid y otro a la explotación de Fuentes de Nava, donde hasta la jornada de ayer ha estado durante casi toda la semana Felipe Parreño, de 23 años y llegado de Pozoamargo (Cuenca), donde tiene su explotación de ovino de leche desde que tiene la mayoría de edad.
Tras ver las opciones disponibles, apreció en esta explotación palentina similitudes con su trabajo a pesar de que se trataba de razas diferentes por lo que optó por esta posibilidad “para conocer el manejo diferente al que hacemos allí”, en lo que pretende ser “una nueva experiencia”, dijo.
Lamenta la falta de jóvenes en el campo y reconoce que esa una realidad, pero apuesta por dar “una mejor imagen” del trabajo que se hace en el sector, aunque no oculta que “te tiene que gustar porque, si no, por mucho que te digan, no lo vas a hacer”, pero sí que apeló a que el que apueste por ello “no lo piense”.
Fuera de Castilla y León
También ha habido interés en Castilla y León por salir fuera de las fronteras autonómicas para participar en esta experiencia. Es el caso de María Valdivieso, una joven de 36 años que se incorporó al campo en el año 2018 “de forma fortuita”. En su caso, tiene previsto viajar a una explotación de Albalate del Arzobispo (Teruel) dentro de unos días, si la pandemia no se lo impide.
Siempre atraída por el mundo del campo, decidió adentrarse en esta actividad a pesar de las dificultades por no contar con tierras propias. “Dividieron las tierras entre mi madre y mi tío y decidí cogerlo” pero al tratarse apenas de 23 hectáreas, se planteó el cultivo ecológico “por tema económico y también porque me parecía una opción interesante”.
Su trabajo en el campo, que lleva a cabo en la provincia de Burgos de sábado a martes, donde cuenta con 60 nogales en ecológico y trabajo apícola, lo combina el resto de la semana con su actividad laboral en Valladolid. La opción del denominado ‘Erasmus agrario’ le pareció “perfecto” al ser una persona “con muchas inquietudes” y que ha tenido que empezar “de cero” en el sector, con lo que esta experiencia se presenta como una gran oportunidad.
En Teruel tendrá la ocasión de conocer “el mismo modelo que el mío” con rotación de cereal, oleaginosa y leguminosa en ecológica, además de que también cuenta con colmenas en ecológico, así como frutos de cáscara, en este caso almendro. “Conocer una explotación a niveles muchísimo más amplios que la mía, con posibilidad de formación también en canales de distribución y venta, me parece super interesante”, explica a Ical, además de que es una posibilidad de “crear red de contactos y conocer gente”, culmina.
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