Hostelería

Alma Carraovejas o el sueño de un viaje nuevo cada día por dejar un mundo mejor

Pedro Ruiz lidera un ambicioso proyecto vitivinícola, gastronómico y cultural sin límites

Pedro Ruiz Aragoneses, consejero delegado de Alma Carraovejas
Pedro Ruiz Aragoneses, consejero delegado de Alma CarraovejasLa Razón

Alma Carraovejas no es el sueño de una noche de verano que escribiera Shakespeare en forma de comedia fantástica, con intrigas amorosas y mucha magia.

Pero sí el anhelo y la ilusión hecha realidad de un ambicioso proyecto vitivinícola, gastronómico y también cultural, gestado durante varios años con mucho esfuerzo y dedicación, amor por el terruño y pasión por la cultura del vino desde la semilla plantada en Pago de Carraovejas, detrás del cual se encuentra la familia segoviana Ruiz Aragoneses.

Un proyecto que cotiza al alza que ha crecido por la Ribera del Duero vallisoletana y burgalesa así como por viñedos centenarios de Nieva, en Segovia, por La Rioja alavesa o en la cuna del Ribeiro gallego, y que se abre al mundo ya sea acercando a la gente los mejores vinos, promoviendo esta cultura o expandiéndose.

Y como soñar no cuesta dinero, podría ampliarse a Francia, Italia o California. «Me gustaría dar ese paso y es una ambición y un deseo que tengo a medio o largo plazo», señala a LA RAZÓN Pedro Ruiz Aragoneses, consejero delegado de Alma Carraovejas, quien lidera este proyecto sin límites ni fronteras desde la localidad vallisoletana de Peñafiel, epicentro de la Ribera del Duero, donde intenta no solo elaborar un gran vino y venderlo, sino también «dejar un mundo mejor».

«Siempre digo que nos gusta tener la cabeza en las nubes pero los pies en la tierra, en este caso en las viñas, y en el trabajo constante de cada día», asegura este joven emprendedor, en sus inicios psicólogo, que hace diez años comenzó con humildad una aventura en Pago Carraovejas que, poco a poco, sin prisa pero sin pausa, le ha llevado hasta este proyecto en el que una de sus patas, el Restaurante Ambivium, enclavado dentro de la propia bodega peñafielense, acaba de recibir su primera Estrella Michelín, que se suma al Sol Repsol y otras distinciones gastronómicas y vitivinícolas que ya tiene.

Una estrella que brilla con fuerza y que iluminará el camino de este nuevo y exigente viaje que emprende Pedro Ruiz en el que, como en la obra «El Principito» de Antoine de Saint-Exupéry, intentará dejar algo mejor de lo que se ha encontrado desde el amor, la bondad, la generosidad y la amistad. «Si algo tengo claro es que el viñedo no es una herencia de nuestros padres, sino un préstamo de nuestros hijos», señala.

Cuenta que lo de la Estrella Michelín ha sido «algo increíble» y que ha llegado tras cuatro años y medio de mucho trabajo pero en un 2020 extraño y complicado gracias al equipo. «Se lo merecían. Lo han pasado muy mal estos meses porque son los que más han sufrido las consecuencias de esta pandemia junto a los del departamento de enoturismo», destaca sorprendido por la cantidad de reservas recibidas. ¿Y ahora qué? pregunta este periódico. «Sin ánimo de ser pretenciosos -contesta- hay que ir a por la segunda, porque así podremos mantener la primera Estrella. Tiene que ser muy duro que la quiten».

Origen, innovación y emoción definen a Alma Carraovejas y a Pedro Ruiz en su afán por seguir creciendo en el futuro «porque lo mejor está siempre por llegar».

«La pandemia nos ha enseñado la superación del ser humano»

Alma Carraovejas termina bien un año complicado, «sobre todo en lo emocional», dice Ruiz Aragoneses, en el que ha intentado dar certidumbre y confianza a todas las personas que rodean a este proyecto, desde sus trabajadores, distribuidores o el propio cliente. «Si alguna enseñanza nos deja esta pandemia es que no debemos olvidar y sí valorar la constante superación del ser humano», señala. De cara al 2021 se muestra optimista por la llegada de la vacuna pero pide a los políticos que estén a la altura y lleguen a acuerdos que permitan vivir en armonía y en equilibrio además de una pronta recuperación. Algo que espera que ocurra en primavera.