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Teatro Corsario sorprende a Olmedo con su “Celestina Infernal”

La propuesta atrevida, es protagonizada por títeres que cobran vida en el escenario

Representación de "Celestina Infernal" a cargo de Teatro Corsario en Olmedo Clásico
Representación de "Celestina Infernal" a cargo de Teatro Corsario en Olmedo ClásicoLa Razón

Teatro Corsario ha sorprendido al público del festival de Olmedo, en Valladolid, con su “Celestina Infernal”, una propuesta atrevida, protagonizada por títeres que cobran vida en el escenario, gracias a la perfecta manipulación que realizan los actores de la compañía.

Se trata de una obra para adultos, en la que la violencia y el sexo están muy presentes, no solo a través de los protagonistas, Calisto y Melibea, sino también del resto de personajes, que muestran su deseo por poseer, por gozar, enmarcado en un ambiente onírico, mágico e incluso perturbador.

No ha dejado a nadie del festival “Olmedo Clásico” indiferente. Algún espectador, incluso, ha podido llegar a sentirse escandalizado ante ese sexo explícito, pero eso también forma parte del desarrollo de esta pieza tan bien trabajada: la capacidad para despertar todas las emociones posibles que, en el teatro, siempre están a flor de piel.

Celestina es una bruja, una hechicera dispuesta a todo para obtener lo que ansía, ambiciosa, avara, con escasa capacidad de empatía, que busca la eterna juventud, la cual solo consigue durante un breve período de tiempo. El humor y la impotencia se funden durante ese intento baldío y estéril.

También entra en juego la violencia, ese demonio al que se recurre cuando el destino se empeña en no ceder a los deseos de los personajes. Es una consecuencia de la frustración, de la negación ante el rechazo, y se aborda de una manera clara y directa, sin paños calientes. Todo vale para lograr lo que se pretende.

En este caso, “Celestina Infernal” ha logrado la ovación de los espectadores, que han aplaudido con pasión no solo el planteamiento escénico, que es magnífico, sino el esfuerzo de los manipuladores, y el gran trabajo escenográfico y creativo que hay detrás, con Jesús Peña como motor de arranque.

El director teatral ha señalado a Efe que “no es frecuente ver espectáculos de títeres, porque los programadores no saben dónde o cómo incluirlos, más quizá en este caso, en el que los títeres expresan sentimientos y situaciones que serían muy difíciles de trasladar con actores de carne y hueso”.

“Olmedo Clásico” ha apostado por esta audaz obra, demostrando que es un festival adaptado a los tiempos, con ganas de añadir nuevas opciones artísticas, abierto a otros senderos para descubrir, de forma especial, a los autores del Siglo de Oro español, cuya riqueza y fuente de hallazgos es inmensa.

Teatro Corsario es uno de los habituales del certamen olmedano. No en vano, el que fuera su “alma mater”, el fallecido Fernando Urdiales, fue uno de sus fundadores y, por tanto, cobran en el festival un merecido protagonismo.

Tras un año muy complicado, en el que la pandemia ha marcado a toda la sociedad, esta compañía vallisoletana aspira a “seguir sobreviviendo” con mucho “optimismo y pensamiento positivo” y desean traspasar fronteras con esta obra de títeres, porque es un género que “abre muchos caminos” y que “hay que explorar”, ha concluido Peña.