Sociedad
Así actúa la Guardia Civil frente a las mafias que recogen y venden setas de forma ilegal
La experiencia y colaboración ciudadana, claves para el Seprona a la hora de hacer frente a esta delincuencia organizada en la provincia de Soria
Se espera movimiento durante este largo fin de semana en los montes de Soria ante la festividad de Todos los Santos que se celebra este lunes por la presencia de recolectores a la búsqueda de las codiciadas setas y hongos típicos de la temporada otoñal, debido a que las lluvias, por fin, han hecho acto de presencia.
Tras un inicio de campaña micológica algo parado para lo que es habitual en estas fechas por tierras sorianas, debido al tiempo seco y la escasez de setas, este fin de semana es el momento de salir al campo a por los apreciados níscalos o boletus edulis, que son los productos micológicos estrella en la provincia de Soria porque aparte de su calidad culinaria son los que más y mejor se pagan también, aunque también hay otros muchos tipos comestibles, como los cucurriles, las senderillas o los parasoles.
Por ello, el Seprona de la Guardia Civil soriana ya está en alerta y con las orejas bien abiertas y los ojos avizor para controlar y vigilar las principales zonas de recogida. En Soria hay tres lugares que son cotos públicos donde se pueden coger setas y hongos de forma legal con una autorización, como son Montes de Soria, El Rollo y Urbión, pero también hay otros espacios privados cuya gestión depende o bien de los propietarios de ese lugar o de los ayuntamientos en los que se encuentran.
Desde la Guardia Civil de Soria apuntan a este periódico que, aunque la situación es probable que cambie a partir de hoy por las lluvias, la temporada está siendo tranquila,con pequeñas operaciones hasta el momento en las que se han incautado de algo más de setecientos kilos de estos productos micológicos, níscalos y boletus edulis principalmente, además de haber llevado a cabo 32 denuncias y 246 identificaciones, y controlar a más de 83 turismos y 24 furgonetas, con siete de estos vehículos incautados.
De hecho, se espera que desde primera hora de esta mañana sean muchos los recolector los que estén merodeando por los montes sorianos, según cuenta a LA RAZÓN el teniente del Seprona, Ángel Escuredo, “Los horarios son muy extensos porque cuando llueve salen setas y el que sabe más ya está a las ocho de la mañana recorriendo los lugares donde se encuentran para evitar que otro se le adelante y aprovechar el día entero”, apunta.
Partiendo de la “imprescindible” colaboración ciudadana pero también de la experiencia que tienen los agentes que se encargan de estas operaciones desde hace más de quince años -que es cuando la recolección de setas se regularizó, ya que antes el mercado era libre y quien quisiera podía recoger setas y hongos sin control ninguno, con el riesgo para la salud que ello conllevaba, además del perjuicio económico para estos lugares donde abundan los productos e incluso para el propio medio ambiente debido al daño de muchos recolectores inexpertos-, la Guardia Civil actúa de varias formas para intentar atrapar a los que incumplen las reglas y la ley.
Recorriendo el monte
Los agentes peinan los montes ya sea con los vehículos todoterreno de que disponen o andando. Y a las personas que se encuentran les piden la documentación, en este caso las autorizaciones, que se pueden solicitar por internet, son de tres tipos:
- Recreativa, que permite recolectar hasta cinco kilos al día
- Comercial, que posibilita recoger hasta 50 kilos cada día y es más cara
- Operador, que es la persona que compra esas setas y está obligada a asegurar una trazabilidad del producto escribiendo facturas y apuntando números en un libro registro todas las personas que van a venderle as setas.
“Estos operadores deben presentar a nuestro requerimiento la autorización que tienen para vender setas y conforme a esa autorización podrá vender más o menos productos micológicos”, apunta el teniente del Seprona, quien pone por ejemplo que alguien con licencia recreativa no puede recoger 500 kilos, como ha pasado.
Además, según el coto micológico al que se vaya el recolector debe contar con una autorización u otra, dependiendo también de los convenios entre ayuntamientos. Y todo ello a cambio de una módica cantidad, que suele ser de diez euros para el caso de personal que no es residente en el ayuntamiento de referencia, y de unos tres euros para los vecinos de ese municipio, que tienen otro precio más barato, aunque también dependiendo del coto.
Además, la propia Junta elabora un plano topográfico en el que cualquiera se puede orientar y ver las zonas de los cotos pinchando sobre él sabes que se trata de un acotado con un código o número y que tanto la Guardia Civil como los agentes medioambientales del Gobierno autonómico pueden controlar, salvo que sean cotos privados o de ayuntamientos.
Los agentes acuden muchas veces a requerimientos de los vecinos o de los propietarios de los cotos que son quienes les dicen que han visto a personas que no son del pueblo merodeando por el monte y que convendría comprobarlo porque van doce, quince o veinte montados en varios vehículos que aparcan por esos lugares para dedicarse a peinar la zona de forma sistemática.
E incluso otros muchos -la gran mayoría procedentes de otras regiones españolas o extranjeros, y gran parte de ellos de origen rumano-, duermen en el monte ya que se dedican de forma profesional a la recolección de setas, pero también a la vendimia que suele coincidir en fechas.
“Se suelen juntar por grupos familiares, lugar de residencia y afinidades y vienen en grupos de entre diez y 20 en varias furgonetas y peinan el monte. Es normal, además que no lleven autorización de ningún tipo. Otras veces, entre varios llevan una, dos o tres autorizaciones de tipo recreativo, pero si carecen de ella cuando les identificamos automáticamente se les retira el producto”, explica Escuredo.
Vigilando el transporte
Los controles en las carreteras es otra de las formas que tiene la Guardia Civil para hacer frente a la recogida y venta ilegal de setas. En los últimos años, la Junta de Castilla y León ha elaborado una legislación propia, que lo que permite es incautar, a partir de ciertas cantidades que excedan los permisos micológicos, el transporte de vehículos. Así, una persona, aunque no se sepa de que coto viene exactamente, solo por el simple hecho de transportar más de diez kilos de productos micológicos, hace suponer que esa persona los ha cogido de forma irregular si no presenta ningún tipo de documentación aunque además debe respetar los márgenes de su licencia. Y es que, por ejemplo, si esa persona a la que se ha parado e identificado tiene una licencia, aunque sea comercial, no puede superar los 50 kilos al día.
“Nosotros paramos a los coches en ciertas poblaciones en las que creemos que pueden pasar los recolectores, ya que con el paso del tiempo y la experiencia nos damos cuenta de que hay una serie de rutas que son las preferidas para ir a hacer la recolección o ir a venderlo a los operadores”, señala el teniente del Seprona.
En este sentido, cabe señalar que en los propios pueblos, a los pies de los montes, suele haber operadores que registran, toman nota y pagan, aunque el precio varía poco de unos operadores a otros a la hora de comprar las setas a los recolectores, además de que tienen la obligación de comprobar esa documentación.
Por otra parte, la Guardia Civil también es consciente de que muchos de estos operadores usan furgonetas para trasladar los productos, aunque no siempre son operadores como tal con su licencia, sino que se trata simplemente de transportistas. En este caso, tienen la obligación de llevar la documentación que acredita la trazabilidad, es decir los partes de albaranes de las personas que le han facilitado las setas. De esta forma, los agentes pueden llegar a operador mediante la documentación del transportista y al recolector inicial o al comercial a través del operador. Así, al comprobar estos documentos la Benemérita sabe si ese producto transportado tiene una trazabilidad.
Es decir, que en el caso de que sea el propio recolector el que lleva el producto, los agentes comprueban la autorización pero si es un “mero transportista”, confirman que tiene los albaranes que demuestran la trazabilidad de las setas hasta su origen. “Si no es así, incautamos el producto”, afirma, contundente, Ángel Escuredo.
La Guardia Civil, además, ya sea por la propia necesidad del transporte del producto, por evitar que el delito se siga cometiendo y asegurar las responsabilidades pecuniarias que puedan derivarse por parte de la Junta, pero también para que se garantice el pago de la multa, ya que muchos vehículos son extranjeros y sus propietarios no pueden acreditar solvencia en España, lo que hace en estos casos es incautar directamente el vehículo y llevarlo a un depósito que el Gobierno autonómico tiene en Soria capital.
Y en el tiempo que se sustancia el expediente sancionador, el producto queda retenido de tal manera que si se reconoce su procedencia y está clara la trazabilidad, la Junta, en un momento dado, puede reintegrar las setas y los hongos retenidos al mercado legal y usar los fondos para esos fines.“Incautando los vehículos es como se conoce y se asegura el pago de la multa”, asegura el teniente del Seprona.
Controlando las rutas hacia los mercados mayoristas
El transporte de las setas y los hongos recogidos en el monte puede ser intracomunitario y desviado el punto de venta que suele estar en la localidad burgalesa de Aranda de Duero principalmente, por un lado, o ya en la Comunidad de Aragón, en Ricla o en los pueblos grandes que hay dirección a Calatayud, donde hay otros mercados importantes. Aunque también los productos micológicos se dirigen después a los mercados mayoristas más importantes como pueden ser Madrid, Barcelona o Bilbao, y no solo a los pueblos.
Los que se dedican a este venta ilegal de setas suelen usar habitualmente a los transportistas ya que entre el bulto y la gran masa de compra que llevan es más fácil camuflar estos productos micológico sin trazabilidad que han sido recogidos de forma fraudulenta, así como introducirlos en el mercado para que los compre cualquier operador o profesional sin escrúpulos sin hacer las comprobaciones a los que está obligado.
Verificaciones en el punto de compra
Ya en el punto de compra, los agentes de la Guardia Civil realizan inspecciones a los operadores para verificar que tienen en regla la documentación que les acredita como tal, pero, además, comprueban que tienen conocimientos sobre micología, que es otro de los objetivos, y saben todo lo que hay que conocer acerca de las condiciones del producto que quiere vender y si pertenece a una especie micológica adecuada y comestible.
En este punto, los agentes se aseguran de su correcta trazabilidad y que las cantidades recogidas son las autorizadas para cada tipo de permiso. Si bien, en algunas ocasiones, es el propio operador ilegal el que dirige a la Guardia Civil a otro mercado que puede incluso comprar mayores cantidades, como ocurrió el año pasado que se encontró en Aranda de Duero un pequeño mercado ilegal en un aparcamiento donde iban los recolectores con ciudadanos extranjeros, vendían su producto en Aranda de Duero y desde allí iba a los grandes mayoristas de Madrid y Barcelona o Bilbao, que es donde están los grandes mercados.
Seguridad alimentaria
Hace alrededor de quince años el mercado de las setas era libre y cualquier persona del pueblo recogía las que había cerca de su casa o que había en el pinar del pueblo, que luego vendía de la mejor manera que podía y llegaban finalmente al consumidor, lo que provocaba en muchas ocasiones problemas sanitarios.
Pero ahora, según cuenta Escuredo, cuando los agentes encuentran alguna partida de productos micológicos, y no a nivel de recolección sino más bien de transporte o mayorista, se empiezan a usar los reglamentos sanitarios también, para verificar las condiciones de las setas y evitar que se vendan a una calidad que no corresponde al mercado o que llegue el producto deteriorado al consumidor.
La Guardia Civil colabora asimismo con los agentes medioambientales de la Junta de Castilla y León en este trabajo de control y verificación, ya sea en el propio monte o en los controles de carretera, así como juntos o de forma separada.
Lo que se encuentran de forma más habitual en los montes son personas con una barquilla de madera recogiendo setas con tres o cuatro kilos en ellas o con tres o cuatro cestas que han apilado cerca del coche, mientras que en los controles viarios, aparte del Seprona, se suma en estas tareas personal de la Comandancia de Soria y de las propias compañías territoriales que prestan sus medios y recursos para hacer controles masivos. La mayoría de los recolectores son rumanos y proceden de Zaragoza o de Burgos, aunque en los últimos tiempos han detectado personas que provienen de Cataluña y que, además, suele ser gente experta y conocedora de los productos micológicos, porque no solo vienen a por los níscalos o boletus edulis que son los más conocidos, sino que buscan otros tipos. En estos casos, se trata de personas que piden el permiso para recoger y superan las cantidades que pueden recoger.
Otro perfil, es de un grupo de recolectores extranjeros, formado por cuatro o cinco individuos, que se acerca hasta tierras sorianas con su vehículo desde Calatayud o de Aranda de Duero. A veces hablan castellano y entran en contacto con los operadores para que sean ellos quienes soliciten los permisos que necesitan para recoger setas, casi siempre del tipo recreativo. Además, es habitual que superen los kilos permitidos y suelen alegar que no conocen el reglamento. “En estas actuaciones hemos detectado también que el operador les suele poner como condición a la hora de pedirles las autorizaciones por internet que luego sea él quien tenga prioridad para comprarles el producto”, apunta el teniente de Seprona.
La Guardia Civil suele reforzar sus medidas de seguridad con más presencia de agentes en los lugares donde hay mucha gente recogiendo productos micológicos sin licencia o cuando detectan que las personas a las que han parado no hablan bien el castellano o no se quieren expresar en nuestro idioma.
“En estos momentos solicitamos un apoyo suplementario de personal para interceptar e incautar el material si llega el caso, además de que de esta forma conseguimos tener también una mayor presencia física para evitar que esta gente pueda escaparse”, apunta Escuredo.
De hecho, asegura que se trata de personas que no son conflictivas ni violentas y que no han tenido nunca enfrentamientos de tipo personal durante las incautaciones. Aunque sí que reconoce que en alguna ocasión, en el revuelo de las identificaciones, ha habido alguno que ha conseguido huir subiéndose al coche.
Finalmente, también es habitual un a mayor presencia de agentes de la Guardia Civil en las carreteras más transitadas con circulación fluida hacia las zonas donde están los mercado mayoristas para poder llevar a cabo con más eficacia los controles.
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