Sociedad
Así celebró Ávila hace 100 años la canonización de Santa Teresa
La capital abulense se apresta a iniciar unas celebraciones que arrancarán de manera oficial con la apertura de la Puerta Santa este domingo 13 de marzo
Ávila está a punto de comenzar las celebraciones del IV Centenario de la canonización de Santa Teresa, que tuvo lugar el 12 de marzo de 1622 por parte del papa Gregorio XV, quien también reconoció con la misma consideración a San Ignacio de Loyola, San Isidro Labrador, San Francisco Javier y San Felipe Neri.
Al igual que hace ahora cien años, la ciudad se apresta a iniciar unas celebraciones que arrancarán de manera oficial con la apertura de la Puerta Santa este domingo 13 de marzo por parte del obispo de la Diócesis, José María Gil Tamayo.
No obstante, el programa de actos de aquel momento, pese a tener algunas coincidencias con el actual, poco tiene que ver con el de aquel momento, según recogió “El Diario de Ávila”, que realizó un seguimiento exhaustivo de “Las fiestas del centenario”, que llegaron a contar con un miembro de la Familia Real de entonces.
También participaron arzobispos y obispos de aquella época y el nuncio del Papa en España, Federico Tedeschini, que participó en el día central de aquellos grandes fastos para los que se preparó una ciudad volcada con aquel acontecimiento.
La retórica de aquel momento, no dejaba lugar a dudas de la importancia que se quiso dar una efeméride que se llegó a “festejar en todas las capitales de provincia” de España el mismo 12 de marzo de 1922.Incluso, desde las propias páginas del rotativo local se llamó a la participación el día anterior: “¡Abulenses, paisanos queridísimos! no olvidemos que tenemos pendiente un deber de cariño filial con La Santa de nuestra tierra y cuyo cumplimiento tenemos que realizar mañana!”.
”Dentro de unas horas amanecerá el gran día de Teresa de Jesús, el gran día del pueblo abulense”, señalaba un periódico local que relataba con detalle cada uno de los actos contemplados por el programa, desde el “Triduo a Santa Teresa”, hasta los preparativos de los actos centrales del 12 de marzo.
Una jornada que se vio marcada, como puede suceder este año, con “un inoportuno temporal de agua y nieve, contrario por completo a la realización de los actos”, entre ellos la procesión que tuvo que ser aplazada algunas horas, hasta que la meteorología mejoró y permitió que la imagen de La Santa, obra de Gregorio Fernández, saliera en procesión por unas abarrotadas calles de Ávila.
En la extensa comitiva destacaba la figura de “Su Alteza Real el serenísimo infante de España, Fernando de Baviera, acompañado por dos ayudantes suyos y dos de Su Majestad el Rey”. El infante Fernando figuraba en el puesto 14 de un largo cortejo procesional cuyo orden figuró en el periódico de la época comenzando por los gigantes y cabezudos, como sucede en la actualidad, dando paso a los niños y niñas -separados antes de acudir en dos templos distintos-, así como a las asociaciones, cofradías y patronatos.
En el puesto once de la comitiva figuraba la imagen de Santa Teresa, precedida por el cabildo parroquial y el catedralicio y custodiado después por el obispo de la Diócesis, el Nuncio del Papa y el infante Fernando.
Asociaciones obreras, sindicatos católicos, representantes de los centros oficiales y de la prensa, comisiones militares, los representantes de la Diputación provincial y del Ayuntamiento de la capital... para terminar con la Banda de Música y los miembros de la Academia de Intendencia, de cuyo cuerpo es patrona La Santa. La procesión, cuyo desarrollo se retrasó por la meteorología, fue el punto culminante de una jornada que arrancó a las 7.00 de la mañana con el “repique general de campanas y el disparo de cohetes y bombas reales”, antes de que los fieles que lo desearan, para conseguir la indulgencia plenaria, pudieran recibir la “santa comunión” a las 8.00 de la mañana en La Santa, San José o La Encarnación.
Para la “Misa Pontificial” a las 10.30 horas, en la Catedral se dispusieron un total de 3.800 asientos, que fueron completados por los asistentes, entre los que figuraba Luis Cordero, alcalde de Alba de Tormes, la localidad salmantina en la que murió Santa Teresa. Para la ceremonia religiosa se contó con un coro de “260 voces, 80 profesores de orquesta y un gran órgano”, según la descripción recogida por “El Diario de Ávila”, que también describió el resto de un programa en el que figuraba desde la recepción municipal al infante, hasta el menú del banquete “servido exquisitamente por el dueño del Café de La Amistad, José Antonio Álvarez Ruiz”. ”Fue un día excepcional en los anales de la historia y jamás se borrará de la memoria de ningún hijo de esta tierra el homenaje grandioso rendido a su gloria inmarcesible”, señaló el rotativo local en una de las muchas páginas dedicadas a este evento.
✕
Accede a tu cuenta para comentar