Tradiciones
Fervor en Ávila por la Virgen de las Vacas
Miles de personas disfrutan de su pasodoble con los “vaqueros” a su paso por el lienzo norte de la muralla, en una tradición muy venerada
Fiesta grande en Ávila, que ha vuelto a disfrutar de su venerada imagen de Nuestra Señora de las Vacas, emblema del populoso barrio del mismo nombre en la capital abulense, que este segundo domingo de mayo, fiel a su costumbre tras dos años sin hacerlo por la pandemia, ha vuelto a ‘bailar’ al ritmo del conocido pasodoble “El gato montés” a su paso por el lienzo norte de la muralla de Ávila.
Y lo ha hecho acompañada por miles de personas que no se lo han querido perder, y entre el fervor y la devoción de los denominados “vaqueros” que durante el recorrido fueron reponiendo fuerzas en cada una de las paradas, antes de llegar al momento culminante.
Una romería en la que la Virgen es paseada por una veintena de iglesias, ermitas y monasterios de la ciudad que han repicado las campanas a su paso. En cada uno de ellos se ha detenido una ruidosa comitiva que, junto a los cohetes, se ha hecho sentir con la música que ha acompañado a Nuestra Señora de las Vaca.
La procesión de este año ha ido más lenta debido a las ganas tras los dos años de parón, el día estupendo primaveral que hacía en la capital amurallada pero también como consecuencia del numeroso público presente en esta parte del recorrido de apenas 300 metros, durante el cual se ha desatado el bullicio en una tierra poco dada a estas imágenes alegadas de su tradicional austeridad y silencio.
Pocos metros después de Santa María de la Cabeza, ante la atenta mirada de abulenses y visitantes que se han congregado en la ladera del lienzo norte en un día radiante, se ha producido el relevo de los anderos que portaban la imagen, para traspasarla a los miembros de la Peña de las Vacas, que previamente se han abrazado antes de vivir un momento inolvidable para ellos y sus familias y amigos.
Tras la parada para ceder la imagen a los anderos, se ha desatado el fervor y la locura popular cuando las primeras notas del pasodoble “El gato montés” han comenzado a sonar y los mozos han comenzado a ‘bailar’ a su virgen, mientras otros miembros de la peña han realizado un cerco de seguridad para que la multitud no dificultara su camino.
Mientras los mozos de Las Vacas portaban la imagen ‘bailándola’, los acompañantes no han parado de vitorearla y de tararear la música, culminando el estribillo con un sonoro “¡olé!” al final de cada estrofa, mientras muchos de los asistentes han asistido a este ‘espectáculo’ sorprendidos por una instantánea inusual en tierras abulenses.
Esta singular costumbre de ‘bailar’ la imagen durante este trozo del recorrido de la procesión parece estar vinculada a la falta de público que hace años se producía en ese punto del recorrido por toda la ciudad, ya que se trata de una zona sin apenas vecinos, por la que discurre una amplia avenida.
Sin embargo, otros apuntan a que los cofrades tenían que acelerar en ese punto el ritmo de la procesión para llegar a tiempo a la misa que se celebraba en la cercana iglesia de San Juan. Uno de esos años se produjo la casualidad de que la banda de música que acompañaba la imagen de Nuestra Señora de las Vacas interpretó “El gato montés” y desde entonces no ha dejado de sonar ese pasodoble en el día grande del barrio. Una vez finalizado esa parte del singular trayecto, la procesión ha continuado su recorrido hacia el sur de la ciudad, visitando los templos que a su paso han hecho repicar sus campanas
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