Emprendedores
Un puñado de lombrices y la idea en mente de reciclar lo que se generaba en la cocina, fue el inicio de Vermiduero, una empresa asentada en Roa de Duero (Burgos) que hoy dispone de finca propia y se dedica a la cría de lombriz roja californiana, para producir su propio humus de lombriz, un abono orgánico capaz de cuidar y regenerar el terreno. Nazaret Aparicio y Samuel Sanz son los promotores de este proyecto, que dio sus primeros pasos en 2016 y hoy dispone de 800 lechos de lombrices y venden sus productos a nivel nacional, con alguna exportación fuera de España.
“Tenemos millones de lombrices que comen materia orgánica, en nuestro caso les damos estiércol de animal y restos vegetales. Las lombrices se lo comen, lo procesan y lo expulsan, y con ese material, tras varios meses de dejarlo madurar y secar, obtenemos el humus de lombriz”, explica Nazaret. Se trata de un abono orgánico “de mucha calidad” y cien por cien natural y ecológico que sirve para regenerar los campos, fertilizar el terreno o cuidar el cultivo.
Ambos cuentan con formación específica en el sector, para poder llevar a cabo este trabajo. Aparicio estudió biología y tiene un máster en ciencias agroambientales y agroalimentarias, mientras que su compañero es geógrafo y educador ambiental. “Es importante tener un poco de formación, no solo para hacer el humus con unos criterios de calidad y poder controlar el proceso, sino también para poder dar el asesoramiento y servicio técnico que te requiere el cliente”, apunta la creadora de Vermiduero.
“Empezó todo de forma muy casual, con unas cajas de fruta y un puñado de lombrices. De ahí la idea fue creciendo, fuimos investigando y aprendiendo”, recuerda Nazaret acerca de sus inicios. Un año después adquirieron el primer lecho de lombrices, y con los años han ido incrementando su negocio. Ambos son naturales de la comarca de la Ribera del Duero, y nunca se plantearon establecer su negocio fuera de ella. “Nos parecía una buena zona, es vinícola y con mucha agricultura”, afirma.
Pese a ser una zona donde los terrenos están muy cotizados, finalmente encontraron una finca en Roa, que es donde sitúan ahora mismo su negocio, aunque reconoce que estos años no han sido fáciles, porque se enfrentaron a varios problemas. “Lo nuestro ha sido una carrera de obstáculos”, reconoce. Uno de ellos fue la llegada del COVID-19, que ralentizó mucho su producción, aunque también les ayudó a desarrollar la tienda online, que hoy es uno de sus “puntos fuertes”.
El pasado mes de abril, Vermiduero recibió el premio a mejor proyecto empresarial dentro del Día del Joven Empresario 2022, un reconocimiento otorgado por la Asociación de Jóvenes Empresarios de Burgos (AJE) y Cajaviva Caja Rural. Desde el jurado valoraron el trabajo llevado a cabo por Vermiduero estos años, así como su iniciativa emprendedora en el medio rural. Aparicio reconoce que este tipo de reconocimientos “vienen muy bien”, no solo por la ayuda económica que suponen, sino también por la “difusión” que otorgan al proyecto. “Te ayuda a dar consistencia a la empresa”, indica.
Aparicio explica que cuando pusieron en marcha Vermiduero, solo había tres empresas en Castilla y León dedicadas al vermicompostaje, y la suya fue la primera en Burgos. En esta línea, señala que no es un tipo de empresa “fácil de montar”, dado que requiere de una importante inversión inicial, disponer de terreno, maquinaria...
Pese a ello, se alegra de que cada vez hay más proyectos de este tipo y de que el humus se utilice más en el campo. Explica así, que su clientela se compone de particulares, gente que compra el abono para sus propios jardines, huertos o pequeños viveros, así como profesionales dedicados a la agricultura, o incluso a bodegas. “Nuestros clientes van desde una persona que tenga un rosal en casa hasta gente con hectáreas de cultivo”, resume.
En relación a su asentamiento en el medio rural, Nazaret Aparicio considera que “prácticamente cualquier tipo de proyecto se puede desarrollar desde el ámbito rural”, y aunque reconoce que puede tener sus complicaciones, especialmente el acceso a la vivienda, los servicios públicos o las comunicaciones, también “ofrece otra posibilidad de vivir y muchas oportunidades”. “Hay que atreverse un poco a lanzarse con cualquier emprendimiento, pero sí que veo positivo intentar asentarse en el medio rural y sacar algo adelante”, añade.