Medio ambiente
Así planta cara la Guardia Civil a la recolección y venta ilegal de setas
Primeras incautaciones en Soria a pesar de que la campaña micológica está más parada que otros años
Tras un inicio de campaña micológica algo parado para lo que es habitual en estas fechas por tierras sorianas, debido al tiempo seco y la escasez de setas, lo cierto es que la Guardia Civil de Soria, que lleva tiempo vigilando los montes y las carreteras para combatir a los recolectores furtivos, ya empieza a tener movimiento.
Este viernes se ha llevado a cabo la primera gran operación del otoño contra la recogida y venta ilegal de setas en la provincia de Soria, en la que agentes del Instituto Armado en la provincia soriana han decomisado un total de 67 kilogramos de níscalos y 26 kilógramos de boletus.
En total, 93 kilogramos detectados entre las localidades de Langa de Duero, Fuentearmegil y Fuencaliente del Burgo, que han sido recuperados para la propiedad o titularidad del acotado de donde procedían, en el marco del control y la comercialización ilegal del recurso micológico realizado por los agentes, según informan desde la Subdelegación del Gobierno en la provincia.
En el Seprona de la Guardia Civil soriana ya están ojo avizor para controlar y vigilar las principales zonas de recogida. Los recolectores tienen horarios muy extensos porque cuando llueve salen setas y el que sabe más ya está a las ocho de la mañana recorriendo los lugares donde se encuentran para evitar que otro se le adelante y aprovechar el día entero.
Ante esta situación, los agentes peinan los montes ya sea con los vehículos todoterreno de que disponen o andando. Y a las personas que se encuentran les piden la documentación, en este caso las autorizaciones, que se pueden solicitar por internet, son de tres tipos: Recreativa, que permite recolectar hasta cinco kilos al día; Comercial, que posibilita recoger hasta 50 kilos cada día y es más cara; Operador, que es la persona que compra esas setas y está obligada a asegurar una trazabilidad del producto escribiendo facturas y apuntando números en un libro registro todas las personas que van a venderle las setas. Así, y ante la petición de cualquier guardiacivil las personas deben presentar la autorización que tienen para vender setas y conforme a esa autorización podrá vender más o menos productos micológicos.
Además, según el coto micológico al que se vaya el recolector debe contar con una autorización u otra, dependiendo también de los convenios entre ayuntamientos. Y todo ello a cambio de una módica cantidad, que suele ser de diez euros para el caso de personal que no es residente en el ayuntamiento de referencia, y de unos tres euros para los vecinos de ese municipio, que tienen otro precio más barato, aunque también dependiendo del coto.
Además, la propia Junta elabora un plano topográfico en el que cualquiera se puede orientar y ver las zonas de los cotos pinchando sobre él sabes que se trata de un acotado con un código o número y que tanto la Guardia Civil como los agentes medioambientales del Gobierno autonómico pueden controlar, salvo que sean cotos privados o de ayuntamientos.
Los agentes acuden muchas veces a requerimientos de los vecinos o de los propietarios de los cotos que son quienes les dicen que han visto a personas que no son del pueblo merodeando por el monte y que convendría comprobarlo, ya que incluso algunos, gran parte de ellos de origen rumano-, duermen en el monte ya que se dedican de forma profesional a la recolección de setas o otras recolecciones en el campo, como la vendimia.
Por norma general, se suelen juntar por grupos familiares, lugar de residencia y afinidades y vienen en grupos de entre diez y 20 en varias furgonetas y peinan el monte. Y es normal, además que no lleven autorización de ningún tipo
Los controles en las carreteras es otra de las formas que tiene la Guardia Civil para hacer frente a la recogida y venta ilegal de setas. En los últimos años, la Junta de Castilla y León ha elaborado una legislación propia, que lo que permite es incautar, a partir de ciertas cantidades que excedan los permisos micológicos, el transporte de vehículos. Así, una persona, aunque no se sepa de que coto viene exactamente, solo por el simple hecho de transportar más de diez kilos de productos micológicos, hace suponer que esa persona los ha cogido de forma irregular si no presenta ningún tipo de documentación aunque además debe respetar los márgenes de su licencia. Y es que, por ejemplo, si esa persona a la que se ha parado e identificado tiene una licencia, aunque sea comercial, no puede superar los 50 kilos al día.
Además, en los propios pueblos, a los pies de los montes, suele haber operadores que registran, toman nota y pagan, aunque el precio varía poco de unos operadores a otros a la hora de comprar las setas a los recolectores, además de que tienen la obligación de comprobar esa documentación.
Muchos de estos operadores usan furgonetas para trasladar los productos, aunque no siempre son operadores como tal con su licencia, sino que se trata simplemente de transportistas. En este caso, tienen la obligación de llevar la documentación que acredita la trazabilidad, es decir los partes de albaranes de las personas que le han facilitado las setas. De esta forma, los agentes pueden llegar a operador mediante la documentación del transportista y al recolector inicial o al comercial a través del operador. Así, al comprobar estos documentos la Benemérita sabe si ese producto transportado tiene una trazabilidad.
Es decir, que en el caso de que sea el propio recolector el que lleva el producto, los agentes comprueban la autorización pero si es un “mero transportista”, confirman que tiene los albaranes que demuestran la trazabilidad de las setas hasta su origen. Y si no es así, se incauta el producto.
Pago de la multa
La Guardia Civil, además, ya sea por la propia necesidad del transporte del producto, por evitar que el delito se siga cometiendo y asegurar las responsabilidades pecuniarias que puedan derivarse por parte de la Junta, pero también para que se garantice el pago de la multa, ya que muchos vehículos son extranjeros y sus propietarios no pueden acreditar solvencia en España, lo que hace en estos casos es incautar directamente el vehículo y llevarlo a un depósito que el Gobierno autonómico tiene en Soria capital.
Y en el tiempo que se sustancia el expediente sancionador, el producto queda retenido de tal manera que si se reconoce su procedencia y está clara la trazabilidad, la Junta, en un momento dado, puede reintegrar las setas y los hongos retenidos al mercado legal y usar los fondos para esos fines.
Los que se dedican a este venta ilegal de setas suelen usar habitualmente a los transportistas ya que entre el bulto y la gran masa de compra que llevan es más fácil camuflar estos productos micológico sin trazabilidad que han sido recogidos de forma fraudulenta, así como introducirlos en el mercado para que los compre cualquier operador o profesional sin escrúpulos sin hacer las comprobaciones a los que está obligado.
Trazabilidad
Ya en el punto de compra, los agentes de la Guardia Civil realizan inspecciones a los operadores para verificar que tienen en regla la documentación que les acredita como tal, pero, además, comprueban que tienen conocimientos sobre micología, que es otro de los objetivos, y saben todo lo que hay que conocer acerca de las condiciones del producto que quiere vender y si pertenece a una especie micológica adecuada y comestible.
En este punto, los agentes se aseguran de su correcta trazabilidad y que las cantidades recogidas son las autorizadas para cada tipo de permiso. Si bien, en algunas ocasiones, es el propio operador ilegal el que dirige a la Guardia Civil a otro mercado que puede incluso comprar mayores cantidades.
Hace alrededor de quince años el mercado de las setas era libre y cualquier persona del pueblo recogía las que había cerca de su casa o que había en el pinar del pueblo, que luego vendía de la mejor manera que podía y llegaban finalmente al consumidor, lo que provocaba en muchas ocasiones problemas sanitarios.
Pero ahora, cuando los agentes encuentran alguna partida de productos micológicos también se los reglamentos sanitarios para verificar las condiciones de las setas y evitar que se vendan a una calidad que no corresponde al mercado o que llegue el producto deteriorado al consumidor.
La Guardia Civil colabora asimismo con los agentes medioambientales de la Junta de Castilla y León en este trabajo de control y verificación, ya sea en el propio monte o en los controles de carretera, así como juntos o de forma separada.
Y suele reforzar sus medidas de seguridad con más presencia de agentes en los lugares donde hay mucha gente recogiendo productos micológicos sin licencia o cuando detectan que las personas a las que han parado no hablan bien el castellano o no se quieren expresar en nuestro idioma.
También es habitual un a mayor presencia de agentes de la Guardia Civil en las carreteras más transitadas con circulación fluida hacia las zonas donde están los mercado mayoristas para poder llevar a cabo con más eficacia los controles.
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