Patrimonio

Castilla y León inventaria su patrimonio monástico para darlo utilidad y fijar población

Cultura y Turismo apuesta por un nuevo modelo de gestión de estos bienes enfocado recuperar los más degradados para darles una nueva vida y generar riqueza

El vicepresidente de la Junta, Juan García-Gallardo, y el consejero de Cultura, Turismo y Deporte, Gonzalo Santonja, antes de presentar el inventario de monasterios y conventos
El vicepresidente de la Junta, Juan García-Gallardo, y el consejero de Cultura, Turismo y Deporte, Gonzalo Santonja, antes de presentar el inventario de monasterios y conventosMiriam ChacónAgencia ICAL

Castilla y León es una comunidad que puede presumir de contar con un extenso y rico patrimonio artístico y cultural, gran parte de él religioso, fruto de una historia milenaria de la que se mantienen cientos de edificios en pie, muchos de ellos protegidos y declarados como bien de interés cultural y que se mantienen en buen estado de conservación, aunque también hay algunos que necesitan ayuda para evitar su ruina e incluso otros, los menos, que ya lo están y solo queda mantener lo poco que queda y darlo una nueva vida.

Pues con este objetivo la Consejería de Cultura y Turismo, que dirige Gonzalo Santonja, encargaba un estudio al arquitecto Isaac Mendoza para inventariar los conventos y monasterios existentes en Castilla y León, y ver qué posibilidades tienen todos ellos en el nuevo modelo de gestión en el que trabaja este departamento, encaminado a dar una utilidad y rentabilidad social a estos bienes, la mayoría en el medio rural, con el reto también de ayudar a fijar población.

Un inventario que permite a la Junta conocer el número de inmuebles en esta categoría, su geolocalización, el régimen de propiedad, la descripción histórica y artística, la protección cultural, la descripción de superficie y planimetría, ocupación y usos actuales y futuribles.

“La riqueza histórica y patrimonial de los conventos y monasterios de las nueve provincias es fundamental para toda la región, no solo desde el punto de vista artístico, cultural y patrimonial, sino también como generador de riqueza y posibilidades, para luchar contra la despoblación, fijar población en el medio rural y crear nuevos puestos de trabajo”, decía el vicepresidente de la Junta, Juan García-Gallardo, al presentar este estudio que, en su opinión, debería haberse hecho antes.

El crecimiento económico, la generación de empleo y la sujeción demográfica en el medio rural inspiran este rumbo que tendrá su primer acomodo en la elaboración del nuevo Plan de Conservación del Patrimonio (2023-2026) y en la futura ley de Patrimonio Cultural, según añadía después Santonja, mientras avanzaba que esa estrategia girará en torno al patrimonio, el paisaje y las personas con la concertación público-privada necesaria para afrontar el elevado coste de la conservación y garantizar así su pervivencia.

“Tenemos la convicción de que la conservación del patrimonio será útil en el corto, medio y largo plazo para afianzar el crecimiento económico de Castilla y León, y su impulso económico y social”, apuntaba García-Gallardo también, para quien los equipamientos culturales y la hostelería, como ya ocurre en algunas iglesias desacralizadas y monasterios sin vida contemplativa, son algunos de los usos que mejor encajan en estos conventos y monasterios para generar riqueza y luchar contra la despoblación.

El consejero de Cultura avanzaba también que habrá distintas líneas de subvenciones para facilitar la conservación de todos estos elementos.

Estudio pormenorizado

Entre los datos que revela el estudio sobre los 405 cenobios censados, cabe señalar que tres de cada cuatro monasterios y conventos de Castilla y León se encuentran bien o muy bien conservados, mientras que el 25,4 por ciento restante tiene problemas de conservación, y dentro de este porcentaje el 7,9 por ciento presenta deficiencias y, el 17,5 por ciento, está en ruinas o desaparecido.

Fruto principalmente de las desamortizaciones de los gobiernos liberales del siglo XIX (exclaustración forzosa, expropiación de bienes y pública subasta en lotes), el 53 por ciento de los monasterios (iglesia, residencia y dependencias anejas) es de titularidad privada, el 25 por ciento de propiedad eclesiástica y el 22 en manos públicas.

Algo menos de la mitad, el 43 por ciento, conserva actividad religiosa, el 28 permanece desocupado y el 29 por ciento del total ha cambiado de uso (equipamientos culturales y hostelería). Además, el informe revela que no llegan a doscientos (175) los monasterios ocupados por 1.144 residentes, a una media de trece por unidad, donde Burgos es la provincia que aglutina una mayor proporción (22), mientras que Segovia suma la media más baja de inquilinos (7).

“Desde el punto de vista material parece evidente que el mayor esfuerzo puede concentrarse en la recuperación de aquellos edificios mal o muy mal conservados ya que su porcentaje es escaso, un 8 por ciento para el ámbito de los edificios principales, hasta un total de 27 edificios afectados”, apuntaba el arquitecto encargado del estudio, Isaac Mendoza, quien también apuntaba a la posibilidad de encaminar los trabajos hacia la consolidación de las 41 ruinas, que suponen un 12 por ciento de los 326 procesados dentro de los que cuentan con algún tipo de protección cultural.

En cuanto a los usos, Mendoza asegura que no hay mejor medio de conservación de un edificio que el hecho de que se encuentre ocupado. Por lo que el principal esfuerzo debería dirigirse en la línea de mantener los usos actuales siempre que estos fueran viables y buscar otros usos alternativos para aquellos que no lo fueran.

La disminución de las vocaciones religiosas, la avanzada edad de los frailes y monjas, así como la “compleja propiedad” de los conventos han sido las causas principales de un “deterioro progresivo” y dificultan cualquier intento de conservación de los mismos, finalizaba el coordinador.