Rutas otoñales

El Valle del Esgueva burgalés: un viaje entre frondosos bosques, iglesias románicas y calzadas romanas

Esta zona ribereña de la provincia de Burgos cuenta con algunos de los monumentos del Románico más interesantes de ver

Iglesia de San Martín de Tours
Iglesia de San Martín de Toursterranostrum.esLa Razón

El río Esgueva no tiene buena fama, más bien lo contrario. De hecho, dicen de él que es un río escuálido y desgarbado, y que en Valladolid fue incluso desviado de su cauce. Pero a lo largo de los 125 kilómetros desde su nacimiento a los pies de Peña Cervera, en las estribaciones de la burgalesa sierra de la Demanda,muy cerca del Monasterio de Santo Domingo de Silos, hasta su desembocadura en el río Pisuerga, en Valladolid, de forma escalonada a través de un paraje conocido desde antiguo como Linares, se abren ante los ojos del que quiera ver una naturaleza en su plena expresión y un patrimonio monumental que el visitante no debe perderse.

Iglesias, ermitas, viejas fortalezas, rollos, además de edificaciones ligadas a las tareas que desarrollaban sus habitantes, con la agricultura y ganadería como protagonistas, como son los molinos, las bodegas, los corrales o tenadas, además de las dehesas de robledales, emergen en torno a este pequeño gran río junto al que se erigen también algunos de los monumentos más interesantes del Románico en la Ribera del Duero burgalesa.

Tras la muerte del canciller del Califato de Córdoba Abu Amir Muhammad ben Abi Amir al-Maafirí, llamado al-Manūr, «el Victorioso», más conocido como Almanzor, en el año 1002, poco a poco surgen en torno al río Esgueva numerosos municipios que pasarán después a formar parte del alfoz de Clunia, como Bahabón de Esgueva, Pinillos de Esgueva, Terradillos de Esgueva o Santa María del Mercadillo, unidos todos ellos por un nexo en común: los templos románicos que atesoran todos ellos, con una gran personalidad e influenciados por la cercanía de Silos.

Son en su mayoría edificaciones modestas, que se levantaron para dar respuesta a las necesidades espirituales de la población en la época medieval, con una decoración escultórica tardía, reducida la mayor parte a arquivoltas sobre temas de geometría y capitales historiados.

La iglesia de San Martín de Tours, en Cabañes de Esgueva, del siglo XII, es quizás la “joya de la corona” por así decirlo de la Ruta del valle del esgueva burgalés Templo románico por excelencia que, sin embargo, tampoco se libró se posteriores actuaciones en el ábside y cubiertas de estilo gótico.

También destaca el templo de Pinillos de Esgueva, también románico, que se utilizó también en su momento como fortaleza de vigilancia, en concreto la torre del campanario, donde a día de hoy aún perviven las almenas y avisperas, que es así como se llaman las ventanas estrechas para disparar flechas.

La Iglesia de la Asunción, una de las joyas del valle del Esgueva, fue aquí edificada en la segunda mitad del siglo XII y constituye una gran muestra del románico rural.

Conocido con el nombre de Penniellos en documentos del siglo XI, en los que se constata su pertenencia a la jurisdicción de Clunia, pasa a depender del obispado de Osma a partir de 1136, pasando luego a ser propiedad de la infanta doña Blanca.

Junto con esta joya, se puede encontrar la ermita de Nuestra Señora de la Blanca (del siglo XII con añadidos góticos) y el Valle del Henar o Puente de San Pedro, donde se encuentran las Cuevas del Cura, desde las cuales el indómito guerrillero burgalés conocido con el nombre de Cura Merino preparaba emboscadas contra los ejércitos franceses.

También en Pinillos se han encontrado vestigios de la cultura celta y romana como sarcófagos, restos humanos y estelas funerarias., y en la misma vega es posible localizar una calzada romana y un puente de la misma época.

En cuanto a la iglesia de Bahabón de Esgueva, cabe señalar que aunque también tiene partes que se han modificado, todavía se conservan varias zonas que son románicas.

Pero antes de llegar a última población, se encuentra el municipio de Oquillas, que cuenta con otro templo románico muy sobrio en el que es digno de ver la colección de anecillos que se encuentra en el ábside de la iglesia de San Cipriano, del siglo XII, con un buen ejemplo de iconografía románica en ella.

Tras Oquillas y Bahabón, el ciclista o caminante puede dirigirse sin prisa pero sin pausa, siguiendo el cauce del río Esgueva, hasta Santibáñez de Esgueva, donde puede sentarse un rato a descansar mientras contempla con admiración el ábside de la Ermita de San Salvador, donde e asientan una serie de arquillos lombardos que se apoyan sobre columnas adosadas. Un lugar donde hacer parada y fonda para disfrutar de las maravillosas vistas del Valle del Esgueva que desde allí pueden verse también.

Iglesia de Pinillos de Esgueva
Iglesia de Pinillos de EsguevaSotillo de la RiberaLa Razón

Junto a Pinillos de Esgueva se encuentra Terradillos de Esgueva, en la que se levanta una iglesia en la que destacan sus elementos escultóricos que decoran la estancia como canecillos, capitales o metopas con temas alusivos al bestiario, una recopilación o compendio de animales fabulosos, la mayoría de ellos lascivos u obscenos, con los que se pretendía en la época condenar los vicios de la lujuria o la avaricia.

Un Románico que deriva de la que han llamado como la Escuela del Esgueva, muy singular y de reconocido prestigio, y que se diferenciaba de otras corrientes por los materiales de construcción así como por la decoración.

Iglesia de San Mamés, en Villatuelda
Iglesia de San Mamés, en VillatueldaLa RazónLa Razón

La Iglesia de San Mamés, en Villatuelda, es de estilo tardorrománico de transición al gótico; la Iglesia de San Martín, en Torresandino, municipio del Esgueva burgalés donde también descansan las ruinas del Convento de Santa María de los Valles, que perteneció en su momento a la Orden de los Carmelitas Descalzos, fundado en el siglo XIII en torno a unas cuevas, pero actualmente abandonado; y el Monasterio de Santa María la Real, en Tórtoles de Esgueva, donde actualmente se ubica una Posada Real, son otros de los lugares de este Valle del Esgueva, que el turista o cicloturista no puede dejar de ver.