Cultura

Óscar Esquivias y Asís G. Ayerbe conjugan fotografía y literatura en ‘Mirlo’, “la revista más bonita del mundo”

La publicación tiene periodicidad mensual y se lanza en formato digital y en papel con el afán de “hacer algo hermoso” y atraer a “lectores juguetones”

Óscar Esquivias y Asís G. Ayerbe con sendos ejemplares de su nueva revista, 'Mirlo'
Óscar Esquivias y Asís G. Ayerbe con sendos ejemplares de su nueva revista, 'Mirlo'Asís G. AyerbeAgencia ICAL

El escritor Óscar Esquivias y el fotógrafo Asís G. Ayerbe han tenido “vidas paralelas”. Los dos crecieron en la misma zona del barrio burgalés de Gamonal, pero los seis años de diferencia entre ambos hicieron que sus microcosmos no coincidieran hasta ser ya adultos. En el tránsito al nuevo milenio ambos lanzaron, cada uno por su cuenta, sus propias revistas, ‘Calamar’ el primero y ‘Entelequia’ el segundo’, y desde que sus caminos se cruzaron por obra y gracia del destino (hace ya dos décadas) siempre habían lamentado no haber lanzado una revista conjunta que aunara sus dos pasiones: la literatura y la fotografía. Hasta ahora.

Estos días acaba de emprender el vuelo ‘Mirlo’, que con el lema ‘La revista que trina’ y periodicidad mensual, nace con el afán de “hacer algo bonito, algo hermoso”. “Es la revista más bonita del mundo”, resume Esquivias, que reconoce que tanto él como Ayerbe siempre han sido “muy revisteros”. “Es un mundo que siempre nos ha gustado porque nos parece muy creativo, y es también una forma de romper el aislamiento de los artistas, porque aunque la dirija una persona, una revista siempre es un proyecto colaborativo, en el que cuentas con gente afín, se crean muchas relaciones y muchos estímulos”, explica a Ical.

Los dos autores llevan dos décadas colaborando en proyectos tan sui géneris como el libro-acordeón ‘Calle Vitoria’ o el diminuto ‘Secretos xxs’, que fue finalista en los premios Anuaria. “Siempre tenemos muchas ideas para hacer juntos y al final hemos decidido fundar esa revista de la que siempre hablábamos y canalizar a través de ella esas ideas de proyectos que nacen de un impulso común. No se trata de textos que alguien tenga que ilustrar o de una ilustración a la que alguien ponga texto, sino de ideas que surgen fusionando imagen y literatura. Además apostamos por una periodicidad mensual, algo que da cierto vértigo, y aunque también tiene su versión digital, teníamos clarísimo que a nosotros lo que nos gusta son las revistas en papel”, explica.

Para conseguir la revista, es preciso suscribirse a través de la plataforma Qultu, a través del enlace https://qultu.org/revistamirlo Son tres las opciones que se brindan, para recibir la revista en formato digital por 2 euros al mes más el IVA, para conseguir en versión digital y en papel por 4 euros más impuestos, o convertirse en un ‘Mirlo benefactor’ y recibir 10 ejemplares en papel, además de figurar entre los agradecimientos de la publicación.

Inquirido sobre posibles modelos que hayan querido seguir en la estructura, el tono o la forma, Esquivas señala que, conscientemente, no han querido adherirse a ninguna estela concreta, si bien al estar tan “empapados” de otras revistas que siempre les han gustado, enseguida le vienen a la mente referencias como las revistas de la Generación del 27 o la reciente ‘Litoral’, que también publicaba números monográficos muy ilustrados. “La nuestra creo que es más juguetona y en ella la relación entre texto e imagen viene desde la semilla, desde el nacimiento, queremos que nazca a la vez”, condensa.

Una aventura inesperada

Respecto al título elegido, queda explicado en el número 0 de la publicación, ya disponible: “Entre las aves, el mirlo es famoso por su canto. Juan Ramón Jiménez decía que era el pájaro que ‘enloquece de amor’. Nosotros queremos que esta revista, con su ramillete de fotos y letras, anide en tu buzón. Cada mes recibirás en el piquito del mirlo un regalo, una aventura creativa inesperada, tan sorprendente y feliz que tú también enloquecerás de amor”.

Sobre lo que el lector-espectador podrá encontrar entre sus 32 páginas mensuales, Esquivias señala que ‘Mirlo’ es una revista que “va a tener siempre números monográficos en los que, de alguna manera, haya una fusión de un contenido plástico, fotográfico y literario”. “Nuestra idea es que todos los números traten sobre un asunto único, monográfico, y que sean lo más divertidos y lo más creativos posible. Queremos que sea una revista juguetona, no solemne, y buscamos un lector al que le guste jugar también, porque la revista va a plantear en cada número unas reglas diferentes como si fuera un juego distinto y queremos que el lector participe de él”, avanza.

Para su primera entrega, han pedido a 24 autores de España (12 escritores y 12 escritoras) que se fotografíen su propio ombligo. El resultado de esa mirada sobre el propio cuerpo, sin intermediarios, es una fascinante galería de autorretratos o poemas visuales donde se presenta el ombligo como “una cicatriz íntima que a todos nos iguala, que nos define tanto como el rostro y nos recuerda el primer día que nos asomamos al mundo, el vínculo roto con una madre, la primera cicatriz que nos dio la vida y el origen de todo lo que hemos llegado a ser”.

Así, a página completa, sin ningún comentario añadido y al modo de poemas visuales o autorretratos, se suceden los ombligos de escritores como Care Santos, Vicente Molina Foix, Marta Sanz, Luisgé Martín, Elvira Navarro, Pilar Adón o el propio Esquivias, que están precedidos por un texto del burgalés alusivo a los ombligos, al modo de una sucesión de greguerías o de aforismos, con un aire a lo Ramón Gómez de la Serna o Rafael Pérez Estrada, informa Ical.

Esquivias reconoce sumirse en este proyecto con curiosidad. “Todo ha cambiado mucho desde que creamos nuestras primeras revistas. Ahora la promoción se hace sobre todo en las redes sociales, la suscripción es por internet… No tenemos capacidad para distribuirla en librerías, así que estamos confiando en que la gente se suscriba. Para nosotros es todo un misterio saber cómo va a discurrir esta aventura, pero vamos hacia él con mucha confianza y conscientes de que las revistas literarias nacen, duran el tiempo que duran y luego mueren. Y está bien que que así sea”, concluye.