Patrimonio industrial
Los puentes ferroviarios son auténticas joyas del patrimonio industrial, de la vanguardia de la ingeniería y de la arquitectura del hierro de finales del siglo XIX y principios del XX, una época gloriosa de revolución industrial en la que se empezaron a diseñar las ciudades que conocemos hoy.
Y Castilla y León, como no puede ser menos, es una Comunidad que atesora muchos de estos puentes que se construyeron para que los ferrocarriles pudieran salvar los ríos en sus trayectos por la geografía española. Muchos de ellos para sortear al Duero, el gran río que nos une con Portugal, y que hoy por desgracia están en desuso y abandonados tras el cierre de numerosas líneas ferroviarias. Si bien, hay otros que se han recuperado para el turismo, que forman parte de rutas de senderismo verde e incluso otros en los que se está estudiando aprovecharles como paso de peatones para darles un nuevo uso civil.
Estos son algunos de estos puentes ferroviarios sobre el Duero:
Puente Ferrocarril “El Carrascal” (Peñafiel-Bocos de Duero)
Este puente, conocido como “El Carrascal”, se encuentra en el kilómetro 62,981 de la línea de ferrocarril Valladolid-Ariza actualmente en desuso, en el límite entre los términos municipales de Peñafiel y Bocos de Duero, en la provincia vallisoletana. Y se ve estupendamente desde la N-122. Además, se puede acceder a él de forma sencilla a pie y ofrece unas vistas muy bonitas a pesar de su deterioro.
Se trata de una infraestructura metálica de vigas roblonadas tipo Pratt -que se caracteriza porque las dos vigas que sostienen el puente se unen por la parte superior formando una especie de galería-, y que, como singularidad, es el único de los puentes metálicos de esta línea que está esviado, dada la escasez de espacio para adaptar la plataforma de la vía a las curvas del río Duero en este paraje.
Puente Ferrocarril “El Empecinado” (Bocos de Duero)
También en la línea de ferrocarril Valladolid-Ariza, concretamente en el kilómetro 65,594 y en el término municipal vallisoletano de Bocos de Duero se encuentra este otro puente ferroviario conocido como el de “El Empecinado”, militar español y héroe de la Guerra de la Independencia Española, en la que participó como jefe de una de las guerrillas legendarias que derrotaron repetidas veces al ejército napoleónico.
Un puente cuya estación-apartadero fue la única que quedaba a la orilla derecha del río, de forma que la circunstancia orográfica del trazado obligó a construir dos puentes, pero tuvo la ventaja de recoger los flujos de transporte de toda la zona norte de esta parte de la provincia de Valladolid.
Se trata de una infraestructura que evita cruces de carretera y transcurre muy seguido al puente de El Carrascal, lo que supone que uno se pueda haber hecho ortogonal (El Empecinado) a costa de que el otro (El Carrascal) sea esviado. Se trata de una obra de ingeniería que merece ser destacada para sacarla del olvido y la indiferencia.
Puente “Los Desesesperados” (Aranda de Duero, Burgos)
Este puente ferroviario, actualmente está en desuso, se construyó a mediados del siglo XX para salvar el río Duero a su paso por la localidad burgalesa de Aranda, por él pasaba la vía del ferrocarril Madrid-Burgos.
Se le llama el Puente de “Los Desesperados” porque en el se han registrado numerosos casos de suicidios, ya que salva una importante altura. Actualmente se pueden ver numerosos transeúntes recorriendo sus inutilizadas vías, pero no es recomendable.
La obra civil es bella, sencilla y práctica, aunque su estado no es el mejor y más bien es penoso debido a las humedades, los grafitis y la mugre que le rodea mugre. Es un puente muy bonito que permite paseos y circulación bajo sus arcadas está constreñida por el arbolado de ribera que prácticamente tapa la estructura y su admirable geometría.
Puente de La Cistérniga, en Valladolid
En la localidad vallisoletana de La Cistérniga, del alfoz de Valladolid, se erige otro magnífico puente ferroviario sobre el río Duero por el pasaba la antigua línea ferroviaria de Valladolid-Ariza. Una infraestructura ferroviaria que también está en lamentable estado y muy deteriorada aunque se puede visitar y contemplar su con nostalgia su belleza, mientras se disfruta también de unas vistas estupendas sobre el Duero y los paisajes de alrededor. Se puede acceder por el Camino Pesquera hasta el Canal, que se cruza y se prosigue por el largo de la vía. También se puede llegar a este puente desde el denominado como Camino de Herrera o por el Camino de la Senda de los Melonares Altos.
Puente ferroviario de Berlanga de Duero, Soria
En la localidad soriana de Berlanga de Duero hay un puente ferroviario, también de la línea Valladolid-Ariza, que se pone como ejemplo de lo que es un puente de celosía típico de la construcción ferroviaria en España de finales del siglo XIX y del primer tercio de siglo XX. Este puente se encuentra a 400 metros de la que fue estación ferroviaria de Berlanga de Duero.
La línea ferroviaria se inauguró en el año 1895 y atravesaba de este a oeste gran parte del sur de la provincia de Soria, pero se cerró en el año 1985 y desde entonces el puente carece de servicio alguno, ni siquiera como paso peatonal.
Ya en capitales de provincia en estas líneas qurems destacar otros dos puentes ferroviarios sobre el Duero. Uno en Zamora y otro en Soria.
Puente del Ferrocarril de Zamora
Esta infraestructura ferroviaria es una de los cinco puentes que atraviesan el río Duero a su paso por la capital zamorana. Construido en 1933 por la naviera vizcaína Astilleros de Sestao, durante años dio servicio a la línea ferroviaria Plasencia-Astorga, actualmente sin servicio.
Este puente comunica el centro de la ciudad con el barrio de Pinilla ubicado en la orilla izquierda del río, y se cerró definitivamente al ferrocarril en 1986, aunque su estructura permanece orgullosa sobre río. El actual Ayuntamiento municipal, que preside Francisco Guarido, lleva tiempo valorando la posibilidad de adaptar este puente al paso de peatones y bicicletas como una pasarela.
Puente de Hierro de Soria
En 1892, con la apertura de la línea Soria – Torralba, el ferrocarril llegó por vez primera a Soria. La expansión de la línea hizo necesaria la construcción de diversos puentes en torno a la ciudad y uno de ellos fue el Puente de Hierro sobre el Duero. Edificado en el año 1929 tiene estructura metálica, tablero de vigas trianguladas para disminuir el problema de transporte del mismo hasta la obra y estribos de hormigón.
En 1996 se cerró la línea ferroviaria de Soria-Castejón y el puente quedó en desuso, aunque posteriormente el Ayuntamiento de la ciudad le ha recuperado para el turismo arropándole con iluminación ornamental para destacar su figura metálica con diferentes tonalidades de luz, azul para los módulos que iluminan los perfiles verticales y blanco frío para el resto, dando al entorno un halo de romanticismo.