Religión
El arzobispo de Valladolid llama a "converger en grandes acuerdos de Estado" tras el 23J
Aunque advierte a los votantes que no "pueden esperarlo todo de la política"
El arzobispo de Valladolid y exportavoz de la Conferencia Episcopal Española, Luis Argüello, ha demandado este viernes, con las elecciones generales del 23 de julio como referencia, "converger en grandes acuerdos de Estado", aunque ha alertado a los votantes de que no pueden "esperarlo todo de la política".
A través de una carta pastoral distribuida a menos de un mes para el 23J y titulada "Una nueva llamada a las urnas", Argüello defiende la necesidad de participar en las elecciones porque "no es legítimo mirar hacia otro lado", aunque añade que ese ejercicio debe ser un "compromiso mantenido en nuestra vida ordinaria".
Se ha dirigido a los políticos para pedirles que traten a los electores "como personas adultas", que no persigan "comprar" los votos "con promesas cada vez más altas" y que no oculten los problemas de la vida social, económica y política.
Entre esos problemas, Argüello se ha referido en primer lugar a la "situación demográfica", que ve como un "drama" y que le lleva a preguntarse "cuáles son las propuestas para favorecer la vida; qué comprensión de la persona, de la diferencia sexual, se tiene; qué valor se da a la paternidad y la maternidad; cuáles son las circunstancias de vivienda o las condiciones laborales que pueden favorecer o dificultar la natalidad".
En segundo lugar, el arzobispo alude a la situación del denominado Estado del bienestar a través de los servicios principales de sanidad, educación y servicios sociales, convencido de que para construir una "verdadera sociedad de los cuidados" es "imprescindible que las propuestas de las administraciones públicas y las de la iniciativa social converjan".
Seguidamente, Argüello habla de la "salud democrática" y alerta de la necesidad de garantizar la "independencia de los jueces" y también de la organización territorial de España. Sobre este último asunto indica que el "bien común" debe articular el funcionamiento de un Estado que "reconoce en su seno nacionalidades y regiones; administraciones cercanas, locales y autonómicas, y administración estatal".
Como "puntos de alarma" en la vida social, el arzobispo indica que debe atenderse "la realidad de la acogida a los inmigrantes en un mundo globalizado" y abordar "desde su derecho a no salir de sus países de origen, para lo cual hace falta abordar la situación económica y política de esas naciones, hasta su acogida en nuestro entorno".
Otra de las "realidades alarmantes" que observa Argüello es el tratamiento de las "diversas violencias", entre las que incluye los suicidios, las muertes por accidentes laborales, o las que ve "singularmente dramáticas" cuando "acontecen entre personas que han mantenido vínculos afectivos".
La salud mental y la soledad son otros de los puntos señalados por el arzobispo como problemas que requieren una "respuesta a la altura del desafío", tanto en el presente como en el futuro.
Ante este panorama, Argüello ha asumido que los electores no pueden "esperarlo todo de la política", porque "hay vida, vida social, vida cultural, vida relacional más allá de la dimensión política que tienen muchas de nuestras acciones y actividades".
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