Curiosidades
La "Capilla Sixtina del Renacimiento" que fascina al mundo desde un pequeño pueblo de León
Barro, ladrillo cocido y pinturas componen un cóctel espectacular y único en su especie para esta iglesia de la que también se sabe que tenía más obras de arte que desaparecieron
En el Palacio de la Ciudad del Vaticano, donde reside oficialmente el Papa, se encuentra la Capilla Sixtina, la estancia más conocida del conjunto palaciego por cuanto en ella, actualmente se lleva a cabo el cónclave, la reunión en la que los cardenales electores del Colegio Cardenalicio en la que se elige al nuevo portador del anillo del Pescador o pastor de Cristo ante el fallecimiento o renuncia del anterior, como ocurrió en la última elección de Francisco con Joseph Ratinger o Benedicto XVI.
Una capilla que, además, es conocida mundialmente por sus frescos en la bóveda y el testero, con El Juicio Final como protagonista, pintados y decorados por el gran Miguel Ángel Buonarotti o Michelangelo, el genial artista del Renacimiento italiano que tardó cuatro años en terminar el trabajo, desde 1508 hasta 1512, creando una obra de arte para la eternidad que cambiaría el curso del arte occidental.Desde entonces, son muchas las pinturas que decoran iglesias, ermitas y templos urbanos o rurales que intentan asemejarse a los frescos vaticanos del también escultor italiano, autor del David -que puede disfrutarse en la Galería de la Academia de Florencia-, pero quedan lejos de su grandeza, aunque tienen una gran calidad y por ello y para destacarlas se las compara con las de las Capilla Sixtina pero entre comillas.
Como por ejemplo, las que se encuentran en una iglesia barroca fundada por Felipe III a principios del siglo XVII en una zona del Madrid más castizo. Se trata de la iglesia conocida como la de San Antonio de los Alemanes, el único templo en Madrid con una planta elipsoidal como por estar completamente pintada al fresco con unas pinturas que son dignas de ver y disfrutar, y que, entre otras curiosidades, alberga las tumbas de varias infantas de Castilla, entre ellas Berenguela de Castilla y Aragón, hija de Alfonso X el Sabio y Violante de Aragón y Hungría.
La decoración interior de esta iglesia se completó en varias etapas y en ella participaron desde Francisco Ricci, encargado de la composición arquitectónica que decora la cúpula, hasta Francisco Carreño de Miranda, que pintó a San Antonio ascendiendo hacia la Virgen, o Lucas Jordán, encargado de repintar las columnas de los frescos. Los altares son de Eugenio Cajés.
En Valencia se encuentra la iglesia de San Nicolás, uno de los edificios religiosos más visitados de la capital levantina junto con la catedral, en cuyo interior se conserva un auténtico tesoro barroco de casi 2.000 metros cuadros creado por los pinceles del valenciano Dionís Vidal. Razón por la cual se le ha otorgado el sobrenombre de Capilla Sixtina valenciana.
Y en la provincia de Soria, ubicada en un paraje aislado, cercana a la localidad soriana de Casillas de Berlanga, se ubica la ermita de San Baudelio. Un pequeño templo que llegó a formar parte de un monasterio, pero que con el tiempo pasó a ser propiedad privada de varios vecinos, y que está considerado como la joya más original de la arquitectura prerrománica soriana e hispana. Tal es así que han bautizado a esta ermita como la "Capilla Sixtina del arte mozárabe", por sus frescos y pinturas al temple que cuentan escenas, con representaciones de la vida cotidiana, de la fauna real, con cacerías, halconeros y guerreros. Incluso se vislumbran un elefante, un oso y un dromedario se complementan con escenas bíblicas como la adoración de los Reyes, la última Cena o la Pasión de Cristo.
Declarada Bien de Interés Cultural desde 1917 en la categoría de monumento, este templo conforma junto con la ermita de San Miguel de San Esteban de Gormaz y la Vera Cruz de Maderuelo, la denominada trilogía pictórica románica por excelencia de la Castilla medieval.
En tierras leonesas hay un pequeño municipio del sur de esta provincia que se llama Villacintor -un pueblo de barro antiguo y ladrillo moderno del que dicen que tiene el mejor campo de secano del país-, perteneciente a otra localidad de nombre Santa María del Monte de Cea, en el que el amante del arte pictórico se encuentra ante otra joya: la iglesia de Santa Eulalia y sus pinturas. Una pequeña Capilla Sixtina de pinturas murales renacentistas. O lo que es lo mismo, casi 150 metros de arte a lo largo y ancho de los diez arcos que conforman la nave central del templo.
Esta iglesia, construida originalmente en el siglo VIII, se eleva imponente sobre los tejados de las casas de este pueblo con su torre de 30 metros sobresaliendo y desde la cual se divisa todo el contorno.
Un templo que sufrió unos trabajos de restauración en el siglo XVI, concretamente entre los años 1556 y 1558, en los que se pintaron una serie de murales que, con el tiempo, se fueron cubriendo de pintura y olvidados y dejados de la mano de Dios, hasta que un año del pasado siglo, en 1995, se descubrieron en otros trabajos de reforma y, para sorpresa y alegría de los autóctonos, se comprobó y demostró que tenían un enorme valor y, sobre todo, antigüedad, convirtiéndose desde entonces en el gran reclamo turístico de la zona, al que llegan numerosos turistas y peregrinos del Camino de Santiago.
Se trata de unas pinturas murales renacentistas (S.XVI) que decoran el interior de la iglesia parroquial y que son consideradas por muchos como la “Capilla Sixtina Rural del Renacimiento"
Las pinturas fueron restauradas por técnicos especialistas. También se restauró el altar mayor y otros elementos con la inestimable intervención del experto restaurador José Ajenjo, hijo del pueblo.
¿Y qué se cuenta en estas pinturas?
Pues en ellas aparecen los profetas Miqueas, Daniel, Isaías o Habacuc en medallones con sus nombres claramente escritos, aunque también hay ángeles, e incluso la muerte escenificada con su mal y su guadaña; escudos con el león rampante en el primer cuartel y el castillo de segundón, y pasajes varios de la Biblia. T
Asimismo, unos ladrillos que simulan pilares están pintados sobre las columnas, algo que no es habitual. Y también hay retratos enmarcados en medallones de Carlos I de España y V de Alemania -hijo de Juana I de Castilla y Felipe I de Castilla, conocido como "El Hermoso"- que aparece representado con y sin corona en alusión a su abdicación. Felipe II ‘el Prudente’ y Juan de Arfe, también son protagonistas de estas pinturas al igual que un caballero y una dama, misteriosos ambos, que según los expertos pueden ser quienes financiaron la obra.
Unas obras, las de esta Capilla Sixtina, que se sabe con certeza cuando se inauguraron al público: el 16 de mayo de 1558, con Diego García Bayón como rector de la Iglesia. Y las firma Francisco Hernández, como así consta en uno de los murales del templo.
Barro, ladrillo cocido y pinturas componen un cóctel espectacular y único en su especie para esta iglesia de la que también se sabe que tenía más obras de arte que desaparecieron quizás para siempre, o no, y que de estar en su sitio podríamos estar hablando de un templo del arte mundial.
El pasado año, y con el objetivo de «difundir y proteger» la iglesia y sus pinturas ante la pérdida de vecinos y la alta edad media de los que quedan -en 2017 había 54 censados- se puso en marcha una iniciativa vecinal con el nombre de Asociación Amigos de Villacintor, que desde entonces trabaja para conservar esta iglesia y su interior, pero también y sobre todo para promover la calidad de vida en el entorno rural e impulsar actividades encaminadas a conseguir un espacio rural sostenible y abierto a las nuevas tecnologías.
De hecho este pasado verano celebraron la primera Semana Cultural con numerosas actividades que sirvieron para poner en valor las citadas pinturas y que los visitantes descubran esta muestra excepcional del patrimonio artístico, únicas en la provincia leonesa.
Además, desde la Diócesis de León, la Diputación Provincial y la Junta de Castilla y León promueven un proyecto de musealización para que esta joya pictórica no vuelva a quedar en el olvido.
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