Sociedad

Cáritas teje vínculos desde la esperanza para transfomar la realidad

La oenegé católica asiste y acompaña a más de 62.000 personas en Castilla y León

El arzobispo de Valladolid, Luis Argüello, junto a uenther E. Boelhoff e Ignacio Ruiz, presidente y secretario de Cáritas Autonómica de Castilla y León, respectivamente
El arzobispo de Valladolid, Luis Argüello, junto a uenther E. Boelhoff e Ignacio Ruiz, presidente y secretario de Cáritas Autonómica de Castilla y León, respectivamenteIglesia en ValladolidLa Razón

Cáritas Diocesana, la oenegé católica que ayuda a quienes menos tienen y más necesitan, atendió y acompañó el pasado año en las once Cáritas existentes en Castilla y León a un total de 62.832 personas en situación de vulnerabilidad.

Además, más de 102.000 personas se beneficiaron del trabajo cotidiano que se lleva a cabo en una red que, con presencia en todo el territorio, que a pesar de las dificultades sigue apelando a la esperanza mientras haya personas.

Una esperanza que se hace posible y visible a través de los 494 lugares de acción repartidos por pueblos, barrios y ciudades

de la comunidad castellano y leonesa, donde los profesionales y coluntarios de la oenegé "tejen vínculos, acompañan procesos de vida y sostienen espacios que promueven una sociedad más justa, acogedora y solidaria", en palabras del arzobispo de Valladolid, Luis Argüello, tras presentar este viernes la Memoria de Cáritas Castilla y León, donde se revela una inversión de más de 47 millones de euros durante 2024 "dedicados a sostener proyectos que acompañan, alivian y transforman vidas".

Argüello agradecía el compromiso y l aimplicación de 3.630 personas voluntarias que han sembrado esperanza en la región de manera desinteresada, así como el trabajo profesional y cercano de 1.127 técnicos que, con dedicación y humanidad, hacen posible que ninguna realidad de dolor nos resulte ajena.

A ellos se suma el apoyo "imprescindible" de socios, donantes y entidades colaboradoras, cuya generosidad constante sostiene el día a día de esta red fraterna. "Juntos, hacen realidad una Cáritas que no solo asiste, sino que acompaña", insistía el portavoz de los obispos españoles, quien hacía hincapié en el programa de empleo, "un pilar para Cáritas, decía.

"Tener un empleo no es solo una fuente de ingresos, sino la puerta de entrada a una vida más autónoma, a una nueva oportunidad, a la recuperación de la dignidad", afirmaba el prelado de Meneses de Campos.

En 2024, las Cáritas Diocesanas de Castilla y León atendieron a 11.317 personas a través de sus programas de empleo, con una inversión global superior a los 8 millones de euros. A través de la orientación laboral, la formación adaptada y la mediación con empresas, personas que llegan con historias de precariedad, exclusión o desánimo, encuentran en este proceso una oportunidad real de reconstruir su proyecto vital.

Una pieza clave en este camino son las siete empresas de inserción social promovidas por las Cáritas de la región. Desde la hostelería hasta la jardinería, pasando por el sector textil o la reutilización, estos proyectos empresariales "no solo generan empleo digno, sino que se convierten en auténticos espacios de oportunidad para muchas personas en Castilla y León", apuntaba Argüello.

Combatiendo la exclusión

Asimismo, el pasado año más de 9.000 personas acudieron a las

Cáritas de Castilla y León en situaciones de exclusión. Uno de los programas más relevantes en este ámbito es el de personas sin hogar, que atendió a 5.107 personas, el más numeroso de los tres programas de exclusión.

Frente a esta realidad, la respuesta de Cáritas ha ido más allá de la cobertura de necesidades básicas. "El foco ha estado en acompañar desde las potencialidades de cada persona, promoviendo su participación activa, la toma de decisiones y la reconstrucción de su sentido vital", explicaba el arzobispo de Valladolid, que atendía a la prensa junto a Guenther E. Boelhoff e Ignacio Ruiz, presidente y secretario de Cáritas Autonómica de Castilla y León, respectivamente.

Otro de los ejes fundamentales ha sido el programa de atención a personas reclusas y exreclusas, que acompaña todas las etapas del proceso penal: desde el ingreso en prisión hasta la vuelta a la vida en libertad.

En 2024, este trabajo vivió uno de sus momentos más significativos con la salida programada de un grupo de internos para colaborar en la reconstrucción del Monasterio de Santa María de Rioseco (Burgos), en una experiencia de reparación, comunidad y dignidad.

También el programa de salud ha sido una respuesta concreta frente a situaciones de sufrimiento asociadas a la salud mental, las adicciones o el VIH/Sida.

Más de 4.000 personas fueron acompañadas en este ámbito, en procesos que requieren escucha, tiempo, estabilidad y una mirada profundamente humana.

En 2024, Cáritas ha seguido estando al lado de quienes se enfrentan a las fronteras más duras de la exclusión: la migración, la emergencia y la falta de vivienda. Para muchas personas migrantes en situación administrativa irregular, sin red ni derechos garantizados, esta red ha sido un espacio de acogida, orientación y acompañamiento, como se visibilizó en las XXII Jornadas Regionales celebradas en El Burgo de Osma.

También la emergencia provocada por la DANA activó una respuesta rápida y comprometida en toda Castilla y León, canalizando la solidaridad de miles de personas y atendiendo necesidades urgentes como realojamientos, apoyo emocional o ayuda jurídica. Junto a ello, la vivienda se ha consolidado como una de las principales preocupaciones: pagar un alquiler desorbitado o vivir con el miedo constante a perder el hogar afecta ya a miles de familias en la Comunidad.

Desde Cáritas se han reforzado las ayudas económicas para sostener esta necesidad básica, insistiendo en que sin un techo seguro no hay posibilidad real de reconstruir la vida.

Asimismo, llaman a la fraternidad universal, que debe hacerse presente de forma especial en el ámbito político; a la búsqueda del bien común, que exige reducir la crispación, mantener un diálogo constructivo; y a afrontar las diferencias de un modo más humano.

"Los primeros heridos por la agresividad, la intolerancia y la negación del contrario son siempre los más desfavorecidos", finalizaba Argüello.