Sociedad
El Día Internacional de las Mujeres Rurales pone en valor su papel clave en el futuro del campo
El 20% de las mujeres que vive en el medio rural está emprendiendo y señala la burocracia y la falta de capital inicial como sus principales obstáculos
Más de la mitad de los alimentos que consumimos en el mundo tienen el sello invisible de las mujeres rurales. Según ONU Mujeres, ellas representan más de un tercio de la población mundial y el 43 por ciento de la mano de obra agrícola. A pesar de ser esenciales para la economía global, a menudo enfrentan desigualdades en el acceso a tierras, a financiación y en la toma de decisiones.
Cada 15 de octubre, el Día Internacional de las Mujeres Rurales recuerda su papel clave en el futuro del campo. En España y en América Latina, emprender sigue siendo una vía para que las mujeres se empoderen en el medio rural. El 20 por ciento de las mujeres rurales en España está emprendiendo y señalan la burocracia y la falta de capital inicial como sus principales obstáculos, según el Observatorio del Emprendimiento de España.
Inés, la última cabrera en Arribes del Duero Inés Luengo es una de esas mujeres rurales emprendedora y empoderada. Vive en Fariza de Sayago (Zamora) y es la única cabrera que queda en Arribes del Duero, una región muy extensa que abarca las provincias de Zamora y Salamanca situada junto a la frontera portuguesa.
Cada mañana ordeña a sus más de 200 cabras, lleva a su hija al autobús escolar y sube al monte con su rebaño. Sus animales son el sustento familiar y también, hacen una labor crucial de limpieza y prevención de incendios en una zona considerada Reserva de la Biosfera. Muchos la llaman “la última cabrera”; ella reconoce que tiene dudas sobre el futuro de su profesión en España: “No te dan facilidades, la burocracia hace que cada vez sea más difícil dedicarse a esto y si quieres empezar de cero, te tiene que gustar mucho porque es complicado”, lamenta.
Donde sí crece la participación de las mujeres en el sector primario es en América Latina; la única región del mundo donde ha aumentado en los últimos veinte años pese a que sólo reciben el 10 por ciento de los créditos, según la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, (FAO).
Vive en lo alto de la cordillera de Talahuén, en el norte de Chile, Miriam Pizarro, y conoce bien una las dificultades que afrontan las mujeres rurales. Allí, donde el clima y el aislamiento hacen que emprender sea un auténtico desafío, consiguió poner en marcha su negocio de producción de quesos orgánicos con el apoyo de Fondo Esperanza, entidad chilena de la Fundación Microfinanzas BBVA (FMBBVA): “Gracias al apoyo financiero que he recibido, he comprado materiales de construcción para arreglar las instalaciones. Nosotras como mujeres guerreras, luchadoras, podemos hacer este trabajo o cualquier otro”, dice con orgullo.
En este sentido, Laura Fernández Lord, responsable de Sostenibilidad, Igualdad e Inclusión de la FMBBVA, ha recordado que las emprendedoras a las que atiende la Fundación en América Latina reinvierten el 90 por ciento de sus ingresos en educación y bienestar familiar: “Apostar por ellas es invertir en progreso económico y social.
La FMBBVA apoya a más de 1,7 millones de mujeres en cinco países de Latinoamérica con créditos que no exigen tener la propiedad de las tierras, con seguros de maternidad y formación gratuita en marketing, liderazgo y habilidades digitales”, señala. Solo este año, 360.000 personas participaron en cursos de formación impartidos por las entidades de la Fundación, el 68 por ciento mujeres. Historias como las de Inés y Miriam demuestran que, con las herramientas adecuadas, las mujeres rurales son un motor clave en el desarrollo económico y social de los países. Apoyarlas es necesario para construir un futuro más próspero e inclusivo.