
Naturaleza
Escapada de fin de semana por los senderos y bosques donde se esconden las mejores setas
Con el inicio del otoño los amantes de la micología ya se frotan las manos, navaja y cesta en mano, para recolectar de la tierra este fruto cada vez más preciado

Castilla y León es tierra micológica, donde coexisten abundantes variedades y muy buenas, como la zona de Puebla de Sanabria, en Zamora; El Bierzo, en León; en la sierra abulense de Gredos; en los montes segovianos de Valsaín; en las zonas de pinares de Burgos y Valladolid o Palencia y, sobre todo, en la provincia de Soria.
Con el otoño recién comenzado, este fin de semana es un buen momento para hacer una escapada a los montes y bosques de la comunidad para, en primer lugar, disfrutar de la naturaleza en su esplendor, pero también para recolectar algunas setas y hongos típicos de esta época del año que ya empiezan a asomar para deleite de quienes gustan de esta actividad, cada vez más demandada y apreciada a nivel turístico, que combina ocio y turismo, con economía, fijación de población en el medio rural y protección de la naturaleza si se hace como Dios manda.
Los aficionados a esta práctica ya campean por los numerosos parajes naturales para localizar los primeros ejemplares para disfrutarlos en la mesa. Y es que se trata de una actividad familiar y accesible, para la que tan solo hace falta llevar calzado y ropa cómoda, una navajita y una cesta de mimbre, pero hay que hacerla bien para que no resulte dañina e invasiva para el entorno natural.

Y e estas líneas de hoy de LA RAZÓN queremos acercar a los lectores algunas de las zonas, rutas o senderos entre valles y bosques donde se encuentran las mejores setas en Castilla y León.
Por ejemplo, en el sur de la provincia de Salamanca hay varias rutas donde nacen y crecen abundantes setas y hongos a lo largo y ancho del Parque Micológico de la Sierra de Francia, que discurren por los alrededores de La Alberca, Miranda del Castañar, Mogarraz, Villanueva del Conde, Candelario, Béjar y Montemayor del Río.
Una acotado micológico con amplia diversidad de paisajes, donde abundan los alcornoques, los castaños, los robles o los madroños, además de bosques repletos de hongos y setas esperando ser cortados con mimo con una navaja y a entrar en una cesta además, pero también un espacio de gran riqueza patrimonial, que hay que visitar alguna vez en la vida porque ofrece una experiencia sin igual para los sentidos y muy enriquecedora.
Se trata de una zona de más de 57.000 hectáreas repartidas en 99 montes de utilidad pública y 44 términos municipales repleta de valles y frondosos bosques y atravesada por ríos y valles húmedos, y que cuenta con algún tramo que discurre de lleno por el Parque Natural de Las Batuecas-Sierra de Francia.

En esta zona el amante de las setas encuentra su paraíso ya que puede recolectar especies tan variadas como la amanita cesarea, el boletus edulis o el boletus pinicola, así como la seta de chopo, que suele aparecer en sotos fluviales, o la trompeta de los muertos caracterizada por su sabor ahumado.
También se puede encontrar el pie azul, de carne blanca y pie violeta: la elegante seta molinera en zonas más oscuras, o los níscalos que adornan los pinares con su color naranja. También es típica de esta zona la capuchina, que sobresale por su espectacular sombrero de color marrón acompañado de varios detalles de color blanco así como las russulas, como la dorada y la verde, o los parasoles.
En la provincia de Ávila se encuentra una reserva micol´gica de gran interés compo es el Valle del Alberche y Tierra de Pinares, ya que cuenta con varias rutas y zonas de recogida, como la de la Chorrera en San Juan de la Nava, donde abunda en el pinar el boletal Suillus luteus, o en la zona de El Barraco, en la que se puede encontrar fácilmente el faisán o el Boletus impolitus, de tonos mostaza. Y en la ruta de la Lobera de Navaluenga, plagada de robledales, el protagonista es la bella Megacollybia platyphylla, o Collibia de sombrero estriado.
En tierras segovianas, y muy cerca de Madrid, hay otra zona que es un paraíso para los recolectores de setas y hongos: los Montes de Valsaín, donde el Boletus edulis, la seta de cardo y las amanitas cesarías han hecho de esa zona su lugar de residencia para gozo y bienestar de los vecinos de esta bella zona del Real Sitio de San Ildefonso, conocido por rico y variado patrimonio monumental.

Y en Zamora, destaca la comarca de Sanabria es otro lugar micológico de relevancia, pero también la zona de Aliste, donde abundan los "zamoranitos", el boletus jara típico de la zona, y la comarca de La Carballeda. La manita caesarea, el rebozuelo, la trompeta de los muertos, el marzuelo o el parasol son setas que abundan también por estas tierras zamoranas.
La palentina Tierra de Campos es un lugar que bien merece la pena visitar en otoño. En Ampudia, junto a los márgenes del Arroyo El Salón y del Arroyo del Valle, el recolector se encuentra en su camino setas de cardo y níscalos principalmente. Y en la Comarca del Cerrato, en municipios como Cevico Navero, es el lugar ideal donde encontrar multitud de setas de temporada, como la ya mencionada seta de cardo o el champiñón.
En la provincia más llana de Castilla y León, las setas y los hongos abundan en sus extensas zonas de Pinares y en los numerosos pueblos con montes. Desde Aldeamayor, Alcazarén, Aldea de San Miguel o Boecillo, pasando por Bocigas, Camporredondo, Castromonte, Cogeces de Íscar, Íscar, La Santa Espina, La Parrilla, La Pedraja de Portillo, La Zarza, Llano de Olmedo, Matapozuelos, Mayorga, Megeces, Mojados, Olmedo o Quintanilla de Arriba, son buenos lugares para recoger níscalos y setas de cardo también.
Y en Soria, son incontables los lugares en los que el amante de la micología puede expandirse y entretenerse. Desde Covaleda, asentada al pie del Urbión, que ofrece enormes posibilidades de especies de setas y hongos, hasta las espectaculares sierras de Urbión y Cebollera y la ilustre Laguna Negra, donde se encuentra en Vinuesa, un precioso pueblo medieval, en cuyos montes se hallan hasta 20 especies de hongos de gran valor gastronómico, entre ellos las codiciadas colmenillas. Pinares de Urbión, recientemente constituido como coto micológico, se ha convertido en un lugar de referencia para miles de seteros. Y en Abéjar, la “Puerta de Pinares”, se encuentra la preciada trufa negra. Las setas senderuelas, el hongo negro, la amanita cesárea, las setas de cardo y muchas otras especies pueden encontrarse en Molinos de Duero, casi en las orillas del Embalse de la Cuerda del Pozo.
En el nordeste de la provincia leonesa, en la denominada Montaña Oriental y en torno al río Cea tenemos un área de gran importancia micológica. El área abarca municipios como Almanza, Boca de Huérgano, Cebanico, Prioro, Valderrueda o Villazanzo de Valderaduey. También en los montes de León se encuentra el municipio de Santa Coloma de Somoza, con amplia variedad y ya en Astorga, en La Maragatería, en pleno Camino de Santiago, es habitual ver a recolectores buscando el hongo blanco, el rojo, el níscal o la capuchina.
Y en la comarca de El Bierzo, está el pinar de Tabuyo, el de Camposagrado o la zona de Sancedo, el amante de las setas y los hongos puede sentirse como en casa también.
Finalmente, en las tierras burgalesas del Cid, Las Merindades o la Sierra de la Demanda son lugares que los amantes de las setas tienen apuntado en rojo por la enorme variedad de especies micológicas que hay en ellos.
La recogida de setas es una actividad accesible, para la que tan solo hace falta llevar calzado y ropa cómoda, una navajita y una cesta de mimbre, pero hay que hacerlo bien para que no resulte dañina e invasiva para el entorno natural.
Por ello se debe obtener un permiso para ello a través de la web de micocyl.es, dependiente de la Junta de Castilla y León. Y no olvidar que hay que conocer bien las setas para evitar recolectar y consumir por error variedades tóxicas.
Otras zonas de España
En Asturias, por ejemplo, uno de los lugares marcados en rojo por los recolectores de setas y hongos es el Bosque de Muniellos, entre tres concejos de Cangas de Narcea, Degaña e Ibias, está declarado Reserva de la Biosfera por la Unesco desde hace 22 años, y allí se encuentran numerosas especies micológicas además de una variedad de senderos para caminar y disfrutar de la naturaleza sin igual. Boletos, catharellus, russulas y níscalos son las más comunes aunque también abundan los rebozuelos o las trompetas de los muertos.
Y en el madrileño Valle de Lozoya, un lugar idílico para desconectar del mundanal ruido de la capital sobre todo ahora en otoño, por cuanto, además, tiene una gran oferta para disfrutar del deporte, como esquí de pista, esquí de travesía, pesca, caza, ciclismo de montaña, piragüismo o senderismo por el Camino Natural que transcurre a lo largo del valle desde el Monasterio de El Paular hasta el municipio de El Cuadrón. Boletus, níscalos y champiñones son algunas de las variedades que el rcolector puede encontrar allí.

En Cataluña abundan las setas en el Parque Natural del Montseny, un paraíso de la naturaleza dentro del cual se encuentra Gualba, un municipio con bastantes lugares de interés naturales, como el Turó de l’Home, un pico con unas vistas espectaculares. En los alrededores de este pequeño pueblo podemos encontrar mucha vegetación que en la época del otoño queda humedecida por las lluvias, solamente hace falta mirar a la raíz de los árboles para encontrar una gran cantidad de setas. Encontrarás varias especies en la zona y podrás hacer largas excursiones por el bosque, además, su Oficina de Turismo también ofrece visitas guiadas y rutas por el parque, entre ellas, algunas dedicadas al mundo de las setas.
Una parada obligada para los amantes de esta actividad está en Cáceres, y más en concreto en el Valle del Ambroz extremeño. Su bosques y pueblos te enamorarán desde el primer minuto y encontrarás varias especies como boletus o níscalos, así como las deliciosas castañas que abundan en la zona. Es común que los apartamentos y casas rurales de la zona ofrezcan visitas guiadas para ir a buscar setas.
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