Turismo
Este es el pueblo más bonito de España para visitar en otoño, según Civitatis, ¡Te sorprenderá!
Destaca sus calles empinadas y empedradas, plazas, soportales, casas blasonadas, el castillo y la muralla
El sonido y el olor a tierra mojada, pasear bajo la lluvia con el paraguas, salpicar entre los charcos, las hojas quebrándose con el andar de los caminantes, bosques que se tiñen de colores ocres y rojizos… Definitivamente, el otoño es una época del año que es especial y adictiva para muchos.
Por eso, Civitatis, la plataforma líder de distribución online de visitas guiadas, excursiones y actividades en español, ha preparado un listado que explica cuáles son los pueblos más bonitos para visitar en España en esta estación única. Y es que, cada uno de estos destinos ofrecen un encanto especial, perfecto para una escapada inolvidable.
Los pueblos que componen este ranking sorprenden a propios y extraños, porque a lo mejor no son los más conocidos de nuestro país, pero todos tienen características comunes, su espectacularidad, su numeroso patrimonio monumental y su riqueza medio ambiental.
Pues la villa que lidera la lista de Civitatis te sorprenderá, ya que no es ni la segoviana Pedraza, ni la manchega Sigüenza, ni la madrileña Buitrago de Lozoya, es el pequeño pueblo soriano de Yanguas. Este municipio, rodeado de montañas y bosques de tonos ocres y dorados, invita a desconectar y sumergirse en la naturaleza más pura. Su arquitectura medieval se conserva impecable, con calles empedradas y casas de piedra que parecen haber frenado el desgaste, a pesar del paso del tiempo.
Desde la Sierra del Alba, el río Cidacos desciende vertiginosamente encajándose en un valle que desde las altas cotas del puerto de Oncala, transita por las Tierras Altas de Soria, donde los dinosaurios dejaron impresas sus huellas, para comparecer ante la villa de Yanguas y llevar las aguas sorianas al Ebro en tierras de La Rioja.
Los valores ambientales de este río y sus afluentes integrados en la Red Natura, incluyen un espectacular paisaje de montaña y valles encajados; de bancales cerealistas y huertas de ribera entre sauces, fresnos, alamedas, hayedos y acebedas; de aldeas asidas a las laderas y ermitas en lo más alto custodiando el horizonte.
Y en Yanguas el río palpa por el este el caserío de uno de los pueblos más bonitos de España formando un espectacular desfiladero vadeado por un puente medieval de tres vanos de medio punto.
La villa que fue cabeza de su tierra es por la incuestionable contundencia de su Patrimonio, Conjunto Histórico declarado.La Historia de su poblamiento remite a culturas prehistóricas y a enclaves de Celtíberos Pelendones ocupados en el pastoreo. Territorio en dominio alternativo entre el Califato y los señores de los Cameros, asentó desde el siglo XI la jurisdicción señorial de los navarros hasta que en 1134 paso definitivamente a formar parte del Reino de Castilla. Una década después le fue otorgado un Fuero que, entre otras cuestiones administrativas, jurídicas y económicas, eximió unos años después a los yangüeses del pago de portazgos. Así surgió en Yanguas uno de los gremios más importantes de arriería medieval.
Calles empinadas y empedradas, plazas, soportales, casas blasonadas, viviendas tradicionales, el castillo y la muralla, los miradores al valle y un interesante catálogo de bienes culturales, hacen de Yanguas un lugar de especial interés turístico-cultural. Destacan la iglesia parroquial de San Lorenzo en el casco urbano y en extramuros la de Santa María y la que fue iglesia y legó como único testigo la torre de San Miguel.
Además de los templos religiosos, entre sus monumentos sobresale el Castillo, que se sitúa en un espolón estratégico de buena defensa natural, en el extremo más oriental del altozano que bordean dos cursos de agua; al sur un arroyo estacional y al norte el río Masas. Ambos vierten sus aguas al río Cidacos en su camino hacia La Rioja. Refuerza la defensa una muralla que fortifica la Villa. Desde su ubicación controlaba el paso natural hacia la cuenca del Ebro y el reino de Navarra.
El enclave jugó un importante papel durante la Edad Media y como otras fortificaciones, fue incendiado durante la Guerra de la Independencia. Probablemente construido a finales del siglo XIV y primeras décadas del XV, se levantó en fábrica de tapial de tierra. Fue residencia de los señores de Yanguas y de los de los Cameros Viejos, al menos hasta el año 1600. Es una construcción típica de castillo-palacio.
Conserva el recinto interior de planta cuadrangular flanqueada por cuatro torreones cuadrados en los esquinales; uno de ellos de base más ancha funciona como Torre del Homenaje.En el espacio central un patio empedrado y columnado. Se conservan tres lienzos de su recinto exterior levantados con la técnica del encofrado y rematados con almenas. Las tongadas y oquedades de las agujas que sostenían el encofrado de la fábrica son fácilmente identificables en los muros de la fortaleza. El castillo de Yanguas fue declarado BIC en el año 1949, y la Villa Conjunto Histórico en 1993, así lo asegura la web turística de la Diputación de Soria.
Ruta de las Icnitas
Además, Yanguas cuenta con una ruta turística sorprendente, la de las Icnitas. La icnita es la huella fosilizada de un animal; y en la ruta las Icnitas pertenecen a esos grandes dinosaurios que vivieron por las Tierras Altas de Soria hace unos 140 millones de años.
Los yacimientos incluidos en la ruta se encuentran señalizados en diferentes puntos de la comarca de Tierras Altas; 15 espacios al aire libre protegidos y preparados para la visita. Un centro de recepción en el Aula paleontológica en Villar del Río introduce el itinerario a través de medios audiovisuales, panelería y el guiaje del personal encargado del centro.
Varias réplicas de dinosaurio a escala real ilustran el recorrido y hacen las delicias de los más pequeños, aquí y en Parque de aventuras del Cretácico en San Pedro Manrique.
Los yacimientos de la Ruta de las icnitas cuentan con paneles, mesas de interpretación, señales y mapas que hacen más fácil su localización. Todos yacimientos están al aire libre y no es necesario reservar la visita.
Reproducciones de dinosaurios a tamaño natural se encuentran en las localidades de Bretún, Villar del Río, Ventosa de San Pedro, Santa Cruz de Yanguas y Fuentes de Magaña. Es esta última localidad la que presume de tener la reproducción de dinosaurio a tamaño natural más grande de España.
Cuatro itinerarios recorren estos yacimientos en los que se muestran en cada uno de ellos aspectos diferentes y siempre los más interesantes y curiosos de la existencia de los dinosaurios y sus huellas.
El Parque de aventuras del cretácico, en San Pedro Manrique, ofrece un espacio exterior con actividades temáticas en torno a las huellas de dinosaurio y otros reptiles. El parque conjuga elementos de diversión y ocio para el disfrute de toda la familia: paneles didácticos, réplicas de dinosaurios, actividades de juegos y un circuito de aventuras…
Otros pueblos ideales
En el segundo lugar del ranking se sitúa la localidad segoviana de Sepúlveda, que enamora en cualquier época del año, hay que imaginarse el encanto que rezuma en los meses de otoño. Esta coqueta villa medieval que conquista por sus callejuelas de piedra e iglesias románicas, se encuentra muy cerca de un parque natural donde las aguas del río dibujan un paisaje único en Castilla y León: el Parque Natural Hoces del Río Duratón, un paraje natural donde pueden hacerse desde rutas de senderismo, hasta descensos en kayak, o disfrutar de sus miradores, y contemplar aves como águilas reales y halcones peregrinos.
También forma parte de esta lista, en décimo lugar, la localidad abulense de El Tiemblo. A tan solo 90 kilómetros de Madrid, El Tiemblo, en la provincia de Ávila, se encuentra en esta lista de los pueblos más bonitos para visitar en esta época del año. Tomando esta localidad como punto de partida, una de las mejores actividades que se pueden hacer es una ruta de senderismo por su magnífico castañar.
Su bosque de castaños alberga un ejemplar centenario que se ha convertido en un popular reclamo de la Reserva Natural del Valle de Iruelas. El camino hasta ese punto es sinónimo de deleitarse con el impresionante contraste entre los diferentes matices de color de los castaños, robles, acebos y pinos.
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