Política

El líder de Vox en Castilla y León, Juan García-Gallardo, dimite por discrepancias con Abascal y deja la política

El que fuera exvicepresidente de la Junta asegura que se marcha sus diferencias con la dirección nacional

El líder de Vox en Castilla y León, Juan García-Gallardo, dimite de todos sus cargos al frente de la formación "por discrepancias con la dirección nacional". En una carta publicada en su perfil de la red social "X", confirma su "renuncia al cargo de portavoz de Vox en las Cortes de Castilla y León, al acta de procurador y mi pertenencia al Comité Ejecutivo Nacional, volviendo a mi condición de afiliado raso y retomando mi actividad profesional privada como abogado".

En la misiva, García-Gallardo deja claro que su decisión de dejar la política en activo "es personal" e "independiente de la adoptada por quienes han desafiado públicamente a la dirección del partido con exhibiciones de rebelión en Salamanca o constituyendo plataformas de afiliados para cuestionar decisiones relevantes de la dirección en política internacional".

"Siempre he entendido la actividad política como una renuncia, si se aspira a ejercerla de manera virtuosa, como yo he aprendido y espero haber conseguido. Sin sacrificio es difícil ejercerla con la exigencia debida. Asumí un sacrificio personal al entrar y, ahora, renuncio voluntariamente a salir", añade.

Asimismo, recuerda que entró en política activa "con grandes dosis de ilusión y entusiasmo. Entré en un proyecto unido, pero ancho, en el que existían y cabían pluralidad de liderazgos y carismas". "Una situación", que reconoce el ya exportavoz de Vox en el Parlamento autonómico, "ha cambiado", ya que "la dirección del partido ha ido ocupando cada vez más espacios en detrimento de los demás".

Algo que García-Gallardo no considera "necesariamente malo por sí mismo, a pesar de lo que dicen los entusiastas de la democracia interna absoluta y las primarias para la selección de los candidatos a cargos electos. La ley de hierro de la oligarquía, definida por Dalmacio Negro, es inevitable en cualquier organización, incluidos, por supuesto, los partidos políticos.

El exvicepresidente de la Junta afirma que “el intento por acabar con las oligarquías dentro de los partidos es una quimera; una acción estéril que sólo conduce a la melancolía. En lo que no cabe el conformismo es en la exigencia de una conducta ética a quienes integran las oligarquías que gobiernan los partidos políticos, en nuestro caso, Vox”.

Asimismo, indica que “fui educado para no caer en fanatismos ni idolatrías. También aprendí en mi casa que los conflictos era preferible resolverlos de manera pacífica y discreta, siempre que fuera posible”.

Por este motivo asegura que “he canalizado todas mis discrepancias con las decisiones de la dirección del partido, cuando han aflorado, con el mayor nivel de reserva posible”.

García-Gallardo señala que “durante los últimos tres años he sido leal al presidente y a su equipo más próximo. Lealtad toda, mientras exista reciprocidad. Y lealtad y apoyo siempre y ante todo al programa político de Vox, sin matices, que espero poder seguir contribuyendo a que triunfe, con mi humilde aportación, por el bien de España”.

Como ninguno somos imprescindibles, espero que el éxito electoral de Vox suceda pronto con la ayuda del resto de compañeros del partido y por el bien del conjunto de la sociedad española. Sin embargo, la necesidad urgente de un cambio en la política española no nos debe llevar a buscar atajos, ni a aceptar conductas que no compartimos”, subraya.

Además, el ya solo militante de Vox recuerda que “tuvo mucho recorrido aquella frase que pronuncié antes de dimitir como vicepresidente de la Junta de Castilla y León sobre los barcos y el honor. Por desgracia y por iniciativa de otros, me vuelvo a enfrentar al mismo dilema, optando por la misma solución, por respeto a mis principios”.

“Fue Tomás Moro quien dijo que si el honor trajese cuenta, todo el mundo sería honorable. Pero, en cuestiones de conciencia no cabe el cálculo, solo la acción firme y desinteresada, con respeto a las normas, especialmente para quienes pudiera parecer que no merecen ese amparo. Por este motivo renuncio a todos mis cargos”, reitera.

Por último, García-Gallardo declara que “en el día de San Blas, cierro esta carta recordando que, para algunos, el éxito no se mide por el poder o el dinero, sino por ser digno de ser imitado por nuestros hijos y compatriotas”.

Con inmensa gratitud a nuestros afiliados, simpatizantes y votantes, así como la inmensa mayoría de valientes cargos públicos de Vox a lo largo y ancho de España, ¡hasta pronto!», concluye.