Campo

El lobo sigue expandiéndose y amenaza la vida en los pueblos

Preocupación entre los ganaderos de Castilla y León, sobre todo en Burgos, por el aumento de ataques al ganado y por su proliferación en zonas donde nunca antes se había visto a este animal

El lbo ha perdido el miedo el hombre y cada vez se acerca más a los núcleos urbanos en busca de alimento
El lbo ha perdido el miedo el hombre y cada vez se acerca más a los núcleos urbanos en busca de alimentolarazonLa Razón

Los ataques del lobo a las explotaciones ganaderas de la Comunidad se están convirtiendo en algo normal, para desgracia de los ganaderos, que ven impotentes como no pueden hacer nada para revertir esta situación, sobre todo al norte del río Duero, mientras no se saque a este animal de la lista de especies protegidas en la Península Ibérica. Un hecho, impulsado por la ministra Teresa Ribera, que ha sido lo que ha provocado la ruptura de la convivencia entre el lobo y el ganado, ya que al prohibir su caza se ha puesto fin a los controles naturales y se ha producido una proliferación desproporcionada de lobos que tienen que buscar el alimento donde pueden.

De hecho, tal es la situación, que el lobo empieza a campar a sus anchas cerca de los núcleos de población e incluso está empezando a atacar al ganado caballar. Es lo que está ocurriendo, por ejemplo, en la provincia de Burgos, y así lo están denunciando las organizaciones profesionales agrarias, desde donde recuerdan que si en 2019 el lobo acabó con 97 cabezas de ovino y vacuno en Burgos, el pasado año fueron 232, y además se registraron otros 40 ataques a ganado caballar.

Unos ataques que suponen un goteo constante de pérdidas, sobre todo de la ganadería extensiva. "Se están matando ovejas casi a diario”, advierte el presidente de UPA Burgos, Gabriel Delgado, en declaraciones recogidas por Efe, quien apunta que un ganadero con 1.400 animales puede llegar a perder 200 al año en sucesivos ataques semanales de lobos para alimentarse, "lo que obliga al ganadero a vivir con incertidumbre y en tensión”, afirma.

Pero lo más preocupante es que el lobo ha perdido el miedo al humano, y además de acercarse a los municipios cada vez más, se está extendiendo por la provincia y los ganaderos han detectando su presencia en comarcas en las que nunca había habido; además, “se están cebando” con Las Merindades, al norte de Burgos, donde incluso se han producido ataques en explotaciones más pequeñas y muy próximas a los núcleos urbanos, como uno reciente en Villarcayo.

“El lobo tiene que estar en el monte, que baje al casco urbano nos preocupa como ganaderos y como ciudadanos”, denuncia Delgado, al tiempo que advierte de de que ala normativa actual no es coherente y que la administración tiene que “tomarse en serio” el problema del lobo y regular su población, porque como apunta Susana Pardo, de la UCCL, "ahora mismo el ganadero se siente desprotegido".

Los profesionales del campo aseguran que las indemnizaciones de la Junta no son suficientes para paliar los daños que estos ataques hacen a la explotación, y por eso tienen claro que hay que hacer un control de la población, pero también limpiar los montes para que el lobo no encuentre fácilmente lugares de escondite, y vigilar más a los híbridos, esa mezcla entre perros salvajes y lobos, que según muchos ganaderos son mucho más dañinos que los lobos.

Y, finalmente, los ganaderos ven con inquietud "la doble vara de medir" de la sociedad actual, "sensible" para con el lobo y desprecio a cada oveja muerta o herida. Por ello, piden a la sociedad que reflexione porque la situación es delicada, y advierten de que si no se pone remedio está en juego el futuro del campo en Castilla y León