Cultura

La "maldición" del Castillo en el que disfrutaron los Reyes Católicos su luna de miel

En la actualidad la fortaleza es el mejor centro de interpretación de estos inmuebles de España

Torre del homenaje del castillo de Fuensaldaña
Torre del homenaje del Castillo de FuensaldañaDip. ValladolidLa Razón

España es un país repleto de leyendas y mitos. La tradición popular hizo que esas historias pasaran de padres a hijos. La mayoría de ellas se concentraban en los castillos, que erán donde los nobles residían. Las leyendas no siempre eran positivas e hizo que estas fortalezas fueran en algún momento de su historia malditas. Según la Real Academia de la Lengua Española (RAE) la maldición es una imprecación que se dirige contra alguien o contra algo, manifestando enojo y aversión hacia él o hacia ello, y muy particularmente deseo de que le venga algún daño.

Pues una de las maldiciones más famosas se produjo en un bello castillo, de la provincia de Valladolid, que antes sirvió como sitio para que los Reyes Católicas disfrutaran de su luna de miel. Dos jóvenes, de 18 años ella y de 17 él, acaban de verse por primera vez en su vida, en Fuensaldaña, una localidad muy cercana a Valladolid. Tras una pequeña conversación intercambian regalos y, al acabar, firman una promesa formal de matrimonio. Son Isabel y Fernando, y están llamados a cambiar la historia del mundo. El matrimonio se formaliza, clandestinamente, un 19 de octubre en el palacio que la familia Vivero tiene en Valladolid, y unos testigos que han entrado en la alcoba nupcial al son de trompetas y timbales muestran a una multitud expectante la prueba de la consumación del matrimonio. Es el 20 de octubre de 1469. La pareja va a pasar su luna de miel en el mismo Castillo de Fuensaldaña.

 

Por suerte la maldición no fue sobre los Reyes Católicos, sino más bien para los propietarios de la fortaleza la Familia de los Vivero, de manos de otro noble castellano, don Álvaro de Luna. Los Vivero fueron una influyente familia de raíces gallegas, que en la Castilla del siglo XV trataba de ampliar su poder, como muchas otras. Tenían ya el palacio mencionado en Valladolid, pero les faltaba un castillo. Para tenerlo, compraron tierras en Fuensaldaña, y reunieron a una cuadrilla de prisioneros musulmanes para levantarlo, bajo las instrucciones de un cantero llamado Mohamed.

Corría el año 1452, y el impulsor de la obra es Don Alonso Pérez de Vivero, secretario y contador mayor del rey Juan II. Es concebido como residencia y no como fortaleza militar, nunca contó con una gran guarnición. Su fisonomía es la típica de un castillo señorial, con torre del homenaje, de 34 metros de altura y de sección rectangular, y un sencillo recinto cuadrado con cubos en las esquinas,​ en cuyo patio de armas se ha construido el hemiciclo de las Cortes de Castilla y León. A la torre se accedía por un puente levadizo.

Tiene tres pisos interiores y un sótano comunicados por una escalera de caracol5 de planta cuadrada que llega hasta una terraza almenada y con cuatro garitas en sus esquinas que se prolongan hasta el suelo en cuatro finas torretas. Cada piso consta de una amplia estancia abovedada, provista de ventanas con rejas.

Un vez concluido la fortaleza, Vivero, guiado por sus cálculos políticos, decide traicionar a don Álvaro, pero este se entera de la conspiración y ordena que Vivero sea eliminado. Así, el viernes santo de 1453, Vivero muere en Burgos durante lo que parece una reyerta callejera. No corrió mucha mejor suerte el condestable, puesto que su crimen fue conocido y se ordenó que fuera degollado. Antes de morir, según se cuenta, maldijo tanto a Alfonso Pérez de Vivero como a todos sus descendientes.

Fuera o no por la maldición del condestable, lo cierto es que los hechos violentos se sucedieron en el seno de la familia, y hasta dos de sus miembros varones cometieron crímenes contra sus propias esposas, además de sufrir destierros e incluso la confiscación del castillo. Ya en el siglo XVI, la familia llegará a obtener el título de condes de Fuensaldaña de manos de Felipe II e incluso a entroncar con los Borja, pero el linaje se extingue poco después.

La inestabilidad, la violencia y las intrigas de palacio del siglo XV habrían de durar bastante tiempo, y el Castillo de Fuensaldaña siguió teniendo un papel destacado como testigo de los acontecimientos. Con la desaparición de los Vivero, la fortaleza vallisoletana entra en un periodo de decadencia.

 

En 1983 el castillo fue restaurado por la Diputación Provincial de Valladolid para convertirlo en parador turístico, uso que no llegó a tener, al ser cedido para la sede de las Cortes de Castilla y León, previa transformación y adaptación de su interior a las necesidades de sus nuevos ocupantes.

Es propiedad de la Diputación Provincial de Valladolid, pero fue cedido a la Junta de Castilla y León​, siendo utilizado como sede de las Cortes regionales desde mayo de 19838 hasta traslado a la nueva sede de Valladolid que tuvo lugar en junio de 2007 a comienzos de la VII legislatura autonómica.

El castillo, durante casi un cuarto de siglo, ha contenido por tanto las dependencias del Parlamento de Castilla y León, tanto el hemiciclo como las oficinas de los grupos parlamentarios, así como la biblioteca, las salas de comisiones y los distintos servicios administrativos. La última Sesión Plenaria que se celebró en el Castillo de Fuensaldaña tuvo lugar los días 13 y 14 de marzo de 2007, cerrando la VI Legislatura.

Actualmente es el centro de interpretación de castillos más importante de España y se programan diferentes actividades como las visitas teatralizadas “El Trono Poderoso” y la nocturna “La Maldición Medieval”, además del ciclo de conciertos “Un Abanico de Músicas”, entre otras.

 

Horarios

Del 1 de octubre al 31 de marzo:

Jueves a domingos y festivos

de 10:30h a 14:00h y de 16:00h a 18:00h.

Del 1 de abril al 30 de septiembre:

Martes a domingos y festivos

de 10:30h a 14:00h y de 16:30h a 20:00h.