Patrimonio
El maravilloso retablo que perdió una iglesia rural zamorana pero luce en su esplendor en la Catedral de León
De estilo hispano-flamenco, esta joya llegó a la Seo leonesa a principios del siglo XX procedente de este pequeño templo de la Tierra de Campos
La provincia de Zamora es una de las cunas del románico en España. Un territorio con un patrimonio religioso y de arte sacro muy valioso, además de que cuenta con algunas de las manifestaciones de la Semana Santa más importantes del mundo. Desde la propia capital zamorana, hasta las capas pardas de Aliste, todo un símbolo de la provincia.
Pero en estas líneas de LA RAZÓN de hoy referentes a nuestro patrimonio, queremos traer una peculiar iglesia y lugar de culto que se ubica en un pequeño municipio también singular y muy especial, pero poco conocido para el gran público, como es Quintanilla del Olmo.
Un pueblo que presume, y hace bien de su templo dedicado a San Babilés, de gran significado para los vecinos de la zona y testigo mudo de numerosos eventos y celebraciones religiosas.
Una iglesia que se construyó en el siglo XVI y que se caracteriza por la influencia que ha recibido de distintos estilos artísticos y arquitectónicos
En ella sobresale su fachada principal y su imponente puerta de entrada además de su espectacular torre campanario en lo alto desde donde se divisa toda la comarca y desde la que se avisa a los vecinos de cuanto acontece en la localidad además de marcar las horas.
El interior de la iglesia destaca por la gran cantidad de obras religiosas que contiene, entre retablos y esculturas de una gran antigüedad. Destaca la pila bautismal, decorada con gallones oblicuos, cuenta en su frente con un blasón que ostenta la cruz de Santiago y cuatro veneras.
Pero Quintanilla del Olmo tiene una historia importante detrás. Algo que tuvo en su día pero ya no, y que se encuentra en la catedral de León, en concreto en el brazo septentrional del crucero: un gran retablo gótico de gran colorido compuesto por 18 tablas realizadas con suntuosos doseletes en las que se muestran distintas secuencias de la vida de San Babilés, la Pasión de Cristo, San Roque y Santiago, además de los retratos de medio cuerpo de ocho apóstoles, colocados en la predela. Un retablo presidido por una bellísima talla gótica de la Virgen con el Niño. Y todo ello de estilo hispano-flamenco que se creó a finales del siglo XV.
Una serie de joyas que no han estado siempre en la Seo leonesa, ya que llegaron a principios del siglo XX procedentes del pueblo y la iglesia protagonistas de esta información: el recio y adusto templo de San Babilés de Quintanilla del Olmo, construido en tapial y ladrillo, pero que escondía estas maravillas hace más de 120 años.
Un traslado que, según cuentan los libros, se produjo por orden del obispo titular de aquel tiempo, don Francisco Gómez, en un momento en el que este municipio de la Tierra de Campos zamorana formaba parte de la Diócesis de León.
En el interior de la iglesia de San Babilés, concretamente en el presbiterio, que era el lugar donde estaba ubicado ese magnífico retablo, ahora hay otro retablo mayor que se trajo de la desaparecida iglesia de San Lorenzo del municipio de Villalpando, y en cuya hornacina del medio sobresale la imagen de San Babilés, patrono de la parroquia.
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