En la mayoría de colegios públicos, concertados y privados de Castilla y León se cursa religión

La asignatura de Religión sigue muy presente en las aulas de Castilla y León. Y es que dos de cada tres alumnos de Educación Infantil, Primaria y Secundaria de Castilla y León la estudian. O lo que es lo mismo, el 68,47 por ciento o 162.568 escolares, once puntos más que la media nacional.

De ellos, un total de 29.626 alumnos estudian en la etapa de Educación Infantil, donde se cursa la asignatura de religión y moral católica, mientras que 78.498 son de Primaria y 54.534 de Secundaria.

En Bachillerato, por su parte, esta asignatura se ofrece solo en el primer curso junto a otras optativas y ha sido elegida por 6.505 estudiantes de un total de 15.660, situación que, aunque arroja un porcentaje inferior al de los niveles obligatorios, un 41,5 por ciento.

Estos datos revelan que en la práctica totalidad de los colegios públicos, concertados y privados de Castilla y León se cursa religión, y eso a pesar de que la LOMLOE se ha incorporado a los centros educativos “con más dudas que certezas” en torno a esta materia.

“La respuesta de las familias a la oferta del área de religión sigue siendo buena en el conjunto del territorio regional”, destacan los delegados diocesanos de enseñanza de Castilla y León que se han reunido en Tordesillas, quienes advierten de que la Ley Celaá ha producido en algunas comunidades autónomas un "evidente deterioro” en la enseñanza de religión, si bien esto hecho no ha sucedido en Castilla y León.

Entre las causas, apuntan al “diálogo permanente” con la Consejería de Educación “que ha permitido mantener prácticamente la misma carga lectiva de la asignatura en todos los niveles y avanzar en la búsqueda de un modelo de respeto hacia la efectiva libertad de elección de las familias y de la normalización progresiva del estatus del profesorado de religión”.

Igualmente, destacan el “enorme esfuerzo” realizado en este curso por los profesores, que han participado en un “exigente proceso” de inmersión en la pedagogía de la LOMLOE para contribuir desde el área de religión a la construcción del perfil de salida de los alumnos, tal y como plantea la nueva ley.

Politización

Pese a ello, los delegados diocesanos admiten una disminución porcentual de matriculación, algo que achacaron a razones sociológicas pero también a una "mala solución legislativa" por la "excesiva politización" de la enseñanza de la religión, que en poco ayuda a su definitiva normalización”. En este sentido, invitan a los diferentes actores de las administraciones educativas a “buscar soluciones en los modelos escolares europeos que, en la gran mayoría de los casos, integran perfectamente la asignatura en el sistema escolar”.

De cara al próximo curso, los delegados diocesanos insistirán en que la clase de religión “no se debe reducir" a un anuncio confesional del Evangelio, sino que ha de asumir que se integra la experiencia religiosa cristiana en la cultura y ofrece una formación decisiva en la construcción de la identidad personal y social del alumno.

“Solo desde ese diálogo con la cultura se evitará la fragmentación, dándole al ser humano la posibilidad de alcanzar su desarrollo pleno”, afirman en un comunicado al que ha tenido acceso LA RAZÓN.

Por ello, plantean que la asignatura de Religión provoque un diálogo entre la fe, la razón y las ciencias para seguir creando espacios donde quepan todos, fomentando la cultura del encuentro, de la creación de redes y de la acogida.

En este nuevo escenario curricular, los delegados diocesanos preparan ya un encuentro regional de profesores que será previo a un congreso de carácter nacional, en el que se compartirán buenas prácticas docentes que “ayuden a mejorar la calidad de la formación del profesorado para que esta redunde en el mejor servicio a la educación de sus alumnos”.