Sociedad

Miles de palentinos son "apedreados" con pan y queso a los pies del Otero

"Lo que no se conoce no se quiere, y esta fiesta se conoce y se quiere cada año con más intensidad", asegura la alcaldesa de Palencia, Miriam Andrés

Pedrea del pan y queso a los pies del Cristo del Otero
Pedrea del pan y queso a los pies del Cristo del OteroBrágimoIcal

Miles de palentinos han sido “apedreados” este domingo 21 de abril a los pies del Cristo del Otero con 4.000 bolsas de pan y quesillo, renovando una tradición que se remonta al siglo VI y que tiene la declaración de Fiesta de Interés Turístico Regional.

En un primaveral día de Santo Toribio, miles de personas se han congregado en el cerro del Otero dispuestos a ser "apedreados" en una de las tradiciones con más arraigo de Palencia, acto central de las fiestas del Barrio del Cristo.

A la una de la tarde, desde sus más de 21 metros de altura, el Cristo más alto de España, obra del escultor Victorio Macho, ha contemplado un año más, inalterable e impasible, cómo la multitud renovaba una tradición que ha ido pasando de generación en generación y que viaja en el tiempo hasta el año 447, cuando Santo Toribio de Astorga visitó Palencia para predicar contra las doctrinas priscilianistas y fue apedreado por los vecinos.

Una fiesta "multitudinaria" que tiene muchísimo arraigo en la ciudad y que cada año es más grande como ha manifestado la alcaldesa de Palencia, Miriam Andrés, que ha señalado, en declaraciones a los periodistas antes de salir al balcón de la ermita a lanzar las bolsas de pan y quesillo, el esfuerzo del Ayuntamiento de Palencia para hacer cada año más grande esta fiesta de Santo Toribio y lograr que sea declarada de Interés Turístico Nacional.

"Lo que no se conoce no se quiere, y esta fiesta se conoce y se quiere cada año con más intensidad", ha manifestado Miriam Andrés, que ha confesado "la emoción y el orgullo" añadidos por poder disfrutar este año de esta tradición como alcaldesa de Palencia y hacerlo además en "un día esplendido".

Junto a ella la alcaldesa infantil, una niña de once años, Miriam, que en representación de todos los niños de Palencia también ha lanzado bolsas de pan y queso desde el balcón de la ermita y ha confesado “la ilusión” que le hacía poder participar por primera vez de esta tradición.

El presidente de la Asociación de Vecinos del Barrio del Cristo, Pedro Arenillas, también ha señalado la satisfacción por la respuesta de los vecinos y de todos los palentinos que se implican y disfrutan de las fiestas de Santo Toribio y sobre todo de la pedrea, una de las tradiciones más emblemática para Palencia y una de las más queridas de los palentinos y de muchos visitantes que cada año se acercan a descubrirla.

Después de ellos han salido al balcón de la ermita el de la corporación municipal y otras autoridades como el subdelegado del Gobierno Ángel Miguel, el delegado de la Junta, José Antonio Rubio o la diputada Maria Luz Martínez Seijo, además del presidente de la Asociación de Vecinos y algunos vecinos del barrio.

El gentío, apiñado en el cerro, con los brazos en alto no ha dejado de gritar "aquí, aquí, tira aquí" y "viva Santo Toribio" mientras los mejor situados han ido llenando sus bolsillos con bolsas de pan y queso.

Además de las 4.000 bolsas con pan y queso lanzadas desde el balcón de la ermita, se han repartido otras mil entre los colegios de la ciudad y vendido al precio de 1,5 euros otras 3.500 bolsas en la caseta situada en el barrio del Cristo, todas preparadas por la Fundación Personas Aspanis.

Este año se han preparado 8.500 bolsas, mil bolsas más que el año pasado debido al incremento del número de colegios que hacen que ese sentimiento de identidad no se pierda.

Cada bolsa, con la leyenda de Santo Toribio impresa, recoge la historia que da origen a esta fiesta y que recuerda cada año a los palentinos cómo santo Toribio, obispo de Astorga, llegó a la Pallantia del siglo VI para combatir la herejía y fue apedreado por los lugareños.

Los palentinos respondieron apedrearon al santo, que tuvo que refugiarse en la cueva que hoy es la ermita, porque no querían renunciar a las doctrinas de Prisciliano, lo que ocasionó unas lluvias torrenciales que inundaron la ciudad.

Estas lluvias fueron interpretadas por los habitantes de la ciudad como un castigo divino, por lo que los palentinos subieron al Cerro del Otero para pedir perdón a Santo Toribio.

Miles de palentinos han recordado hoy estos hechos, en tono popular y festivo, con el lanzamiento de bolsas de pan y queso en el acto central de las fiestas del Barrio del Cristo, uno de los más emblemáticos de la ciudad.