Turismo
Las minas romanas más desconocidas y a la vez impresionantes que existen al norte de España
Hay varias rutas de senderismo para disfrutar de un paisaje único
Cuando hablamos de minas romanas en España enseguida pensamos en Las Médulas, un paisaje embriagador y marciano, que se ha convertido en una atracción turística exitosa en el Corazón del Bierzo leónes. Pero los romanos no solo extrajeron oro de este lugar, sino que hubo labores mineras a largo y ancho del curso del río Sil y sus afluentes.
Los romanos abarcaron todos aquellos territorios y terrenos que les resultaban económicamente rentables. Y en este lugar, muy desconocido para el gran público, donde llegaron a excavarse hasta más de 40 millones de metros cúbicos de tierra nos encontramos con dos de las minas más extensa en superficie en época romana como son La Leitosa y Los Cáscaros.
La Leitosa en una gigantesca explotación a cielo abierto que se encuentra sitiada en Paradaseca, junto a Villafranca del Bierzo y donde se estima que el terreno removido supera los 150 millones de metros cuadrados obteniéndose el oro por el procedimiento de la ruina montium. A lo largo de galerías hechas a lo largo de grandes espacios, se excavaban los montes a la luz de las lámparas día y noche. De esta manera se derrumbaba el monte llevándose por delante la vida de aquellos que estaban trabajando allí.
Pero para desmontar las capas de tierra y también de piedras se hacía necesaria mucha agua y por eso los romanos construyeron aquí kilómetros y kilómetros de canales por donde discurría el agua. Cerca del lugar uno se puede acercar hasta la Herrería de Godoy del siglo XIX, una antigua instalación industrial que han sido recuperados.
El otro yacimiento es el de Los Cáscaros. Una explotación minera situada en las inmediaciones de Pradela junto a la carretera que lleva a Sotelo. La diferencia fundamental con Las Medulas y La Leitosa es que en esta zona se utilizó el sistema de extracción de "surcos convergentes", que suponía arrojar agua desde los canales y depósitos que discurrían por la cabecera de la explotación a granes surcos trazados con anterioridad sobre el terreno. La fuerza del agua y la pendiente de la ladera hacían que se erosionase el conglomerado de tierra y piedras y que se concentrara en un punto y se separaban la piedra y el lodo y al fondo se pegaban las partículas de oro.
Y ¿cómo se accede a estos dos curiosos lugares?
A La Leitosa se llega desde Villafranca del Bierzo en dirección a Paradaseca. Llegando a a la localidad existe un desvío en dirección a Paradiña y Prado de Paradiña. Hay que ascender otra carreteras otros cuatro kilómetros y nos encontraremos con una pista que nos lleva a los dos miradores habilitados para ver la zona.
Y si queremos ir hasta los Cáscaros, se be alcanzar Trabadelo tomando la carretera a Pradela para después llegar a Sotelo. A 1,3 kilómetros se toma un desvío a la derecha, se atraviesa Cela y Sotelo y después de unos 6,5 kilómetros uno se adentra en esta zona minera. En ambos casos, la visita es libre y gratuita.
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