
Cultura
El pequeño pueblo que custodia el castillo medieval más grande de Europa
El Cid Campeador fue su dueño y señor y está considerado como uno de los monumentos militares más importantes de España

La historia de España es infinita. Hasta el lugar más recóndicto de nuestro país alberga una "joya arquitectónica". Es el caso de un pequeño pueblo de poco más de 30 habitantes que cuenta con uno de los monumentos militares más emblemáticos de España, y que es fortaleza califal más grande de Europa. Este castillo medieval sigue reinando en los Campos de Castilla hasta el punto de que los conductores que pasan por la zona se paran para contemplarlo.
Arte califal
Se trata de uno de los monumentos de arquitectura militar más emblemáticos de la cultura árabe, que comprende las manifestaciones artísticas desde la conquista musulmana de la península ibérica hasta el surgimiento de los primeros reinos de taifas, es decir, los siglos VIII al X.
Este tipo de arte va a darse lugar especialmente en Córdoba, capital del califato creado por Abderramán III en 929, donde se construyen los edificios más representativos del poder andalusí. En el resto del territorio peninsular sobreviven algunos ejemplos, sobre todo en la ciudad de Toledo, donde todavía queda una puerta islámica del recinto urbano fortificado, la Puerta Antigua de Bisagra o Puerta de Alfonso VI, así como la mezquita de barrio Bab al-Mardum, más conocida tras su conversión en iglesia como ermita del Cristo de la Luz. En estado de restos arqueológicos quedó la rábida de Guardamar del Segura en Alicante o la Ciudad de Vascos de la provincia de Toledo.
La refinada corte de los califas multiplicó las artes decorativas, como los objetos de marfil, cerámica, vidrio, o metal y los tejidos. En el Museo Arqueológico Nacional se conserva el Bote de Zamora, destinado a la mujer de al-Hakam II, o la arqueta de Leyre. En el Palacio Episcopal de Córdoba se conserva una interesante fuente zoomorfa realizada en caliza, la conocida como Fuente del Elefante.
Castillo de Gormaz
Pues no fue en Córdoba, sino en plena meseta castellana, en la provincia de Soria, donde se encuentra la fortaleza más grande de Europa, el castillo de Gormaz, que se convirtió en pieza clave de la defensa musulmana contra los reinos cristianos del norte y contribuyó a mantenerlos alejados de Medinaceli. Su situación y sus excelentes condiciones de visibilidad permitían controlar una de las rutas de acceso hacia el norte y el río Duero y fue una de las posiciones estratégicas más codiciadas por musulmanes y cristianos durante los siglos IX y X.
El castillo tiene forma irregular muy alargada, adaptada a la plataforma del cerro en que se asienta. Se desarrolla en dirección este-oeste con más de 380 metros de frente, mientras su dimensión máxima norte-sur no sobrepasa los 63 metros en el punto de mayor anchura llegando a tan sólo 17 en el lugar más estrecho.
Sus murallas están reforzadas con 27 torres, casi la totalidad macizas, que presentan muy poco saliente respecto de los lienzos, como suele ser habitual en las fortificaciones primitivas islámicas de la Península. En gran parte del castillo existen evidencias de una fortaleza anterior, de iguales dimensiones y trazado. De la primera construcción apenas quedan restos.
En el recinto amurallado, de unos 1200 metros de perímetro, 446 de largo y 60 de ancho, con lienzos de 10 metros de altura, se asentaba la tropa, las caballerizas, almacenes y una alberca o depósito abierto de planta cuadrada de grandes dimensiones excavada en la roca. El acceso principal al castillo siempre se hizo por el frente sur, pues aparte de que la ladera es más suave por ese lado y el soleamiento mayor, evitando hielos en el camino de subida, el puente que con él comunica se encuentra en ese lado.
También se dice que al menos existen dos puertas en el castillo califal, aunque incluso se ha apuntado la existencia de una tercera en donde en época posterior se abrió la que hoy se usa como acceso habitual. Existen además dos poternas abiertas hacia el norte, una prácticamente enfrente de este último acceso y otra dentro del alcázar. La puerta principal del castillo se abre en el lado sur, en un frente de muralla de 16 metros. Construcción realizada en piedra labrada sin refinamiento, dejando gruesas juntas que se rellenan con mortero de cal.
Las dimensiones de la fortaleza hacen que su estado de conservación sea desigual. El resultado de las distintas intervenciones de restauración realizadas a lo largo de los años es también desigual y muestra la evolución de los criterios y sistemas empleados en la restauración del patrimonio.
Se trata de uno de los más espectaculares paisajes históricos y culturales de la provincia soriana. Además, también destaca porque por aquí anduvo el Cid en sus cabalgadas legendarias y guerreras. Fue alcaide de la fortaleza.
Otras riquezas de Gormaz
Además del Castillo, la zona Gormaz cuenta con otros tesoros como la ermita de San Miguel de Gormaz, que cuenta en su interior con valiosísimas pinturas mozárabes que se cree fueron elaborados por la misma escuela que en el siglo XII. Mantiene una gran sencillez y austeridad exterior en los muros, donde se han mantenido algunas inscripciones y relieves, probablemente procedentes de antiguas construcciones romanas y visigodas.
Ruta Turística
Muy cerca se encuentra una ruta turística magnífica, que bien merece una visita y cuyo recorrido comprende los espectaculares municipios de El Burgo de Osma, San Esteban de Gormaz, Berlanga de Duero y el pueblo medieval de Calatañazor, además de la propia San Baudelio.
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