
Patrimonio
El pequeño pueblo soriano que encandiló a Orson Welles por su peculiar arquitectura popular
Con apenas medio centenar de habitantes, esta villa medieval y cinematográfica tiene una gran historia detrás y fue bautizada por los árabes como "Nido de águilas"

En la provincia de Soria hay muchas cosas que ver alguna vez en la vida. Un territorio lleno de lugares mágicos que no dejan indiferente a nadie e invitan a regresar.
En estas líneas de LA RAZÓN queremos dar a conocer más si cabe a un pueblo ubicado en plena zona de Pinares y con mucha historia a sus espaldas, desde visigoda a islámica, donde el tiempo se ha detenido en la época medieval.
Una villa que los árabes bautizaron hace más de mil años como Qalat an-Nusur (Nido de águilas) por ubicarse a más de mil metros por encima del nivel del mar y erguirse sobre una roca desde la que domina las Tierras del Burgo.

Un municipio cinematográfico también que encandiló al mismísimo director y locutor de radio Orson Welles, que eligió este lugar como escenario de varias secuencias de «Campanadas a medianoche», una película que se ubica en Inglaterra y en la Guerra de los Cien Años.
Un filme rodado en la década de los años sesenta del pasado siglo en el que el pueblo se implicó y colaboró a pesar del choque de culturas que había, de una parte la Soria agraria y, de la otra, el mundo especializado del séptimo arte. También ayudó el propio Welles, muy cercano y empático con los habitantes del municipio, ya que incluso cenaba con ellos durante las más de tres semanas que duró el rodaje.
Nos estamos refiriendo a Calatañazor, conjunto histórico artístico desde hace sesenta años, que deslumbra por la belleza de sus calles empedradas y su arquitectura popular con canto rodado, pero también por la delicadeza de sus casas blasonadas y la fortaleza y peculiaridad de las viviendas tradicionales con entramado de madera de sabina y cubiertas de teja árabe, que bien merece una visita.
Sobresalen de ellas las casas pinariegas, una construcción rústica y sencilla, generalmente de planta baja y bajocubierta en la que se utilizaba la piedra, la mampostería o el sillarejo, o con dos plantas.
Un segundo piso que los vecinos utilizaban para proteger el edificio de la humedad del terreno.
Las viviendas, además, culminan con aleros pronunciados, para proteger los muros del agua de la lluvia, mientras que los vanos de las ventanas son pequeños para abrigarse del frío soriano.
Pero lo que caracteriza a Calatañazor es su curioso "Skyline" gracias a sus singulares a chimeneas cónicas, también llamadas cocinas pinariegas.

Espacios humildes en el que las familias se sentaban alrededor del fuego, al calor de la lumbre, siempre encendida, y sobre la que colgaba un caldero con agua caliente, por lo que servía de calefacción.
También servía de alacena, un armario para dejar menaje, especies o el horno de pan, mientras que en la paredes se colgaban utensilios mediante barras.
Construidas con madera, el armazón se hacía con postes o colondas de roble, formando una estructura cónica cuya envolvente se cuajaba con tejido de cestería a base de bardas de enebro recubiertas de barro y cal por el interior, que se ennegrecía con el humo dándole un aspecto muy característico.
El exterior se recubre con tejas fragmentadas para proporcionar su impermeabilización. Además, disponen de aberturas en la parte superior para permitir que entre la luz ya que por norma no tienen ventanas.
La chimenea solía atravesar la planta superior para asomarse al exterior y se remata con la “contera” acabando en una punta metálica llamada chipitel a modo de terminación.
Actualmente, estas chimeneas permiten su prefabricación en otro lugar así como su montaje y terminación posterior en el edificio.
✕
Accede a tu cuenta para comentar