Las pinturas medievales con una iconografía única que deslumbran al mundo desde un pequeño pueblo segoviano

El medio rural de Castilla y León es una mina de joyas y tesoros arquitectónicos pero también pictóricos. Numerosos castillos, palacios, monasterios, conventos, catedrales, pero también ermitas y pequeñas iglesias y templos, se concentran a lo largo y ancho de esta Comunidad histórica poniendo de manifiesto la trascendencia de esta tierra en la construcción de lo que hoy es España.

Este lunes LA RAZÓN trae a estas líneas uno de sus ejemplos artísticos que abundan en el interior de España, y que se encuentra ubicado en un pequeño pueblo de la provincia de Segovia, limítrofe con Burgos y Valladolid, donde se come un estupendo lechazo, regados con buenos vinos de calidad de la DO. Ribera de Duero.

Se trata de Sacramenia, un pueblo milenario con raíces en la Alta Edad Media, cuyo poblado primigenio estaba situado en lo alto del cerro de San Miguel, un lugar fácilmente defendible y con muy buena visibilidad..

De hecho, la etimología del nombre de Sacramenia proviene de "Sacra moenia", muros sagrados, seguramente haciendo referencia a ese muro protector.

Un pueblo que vivió su momento de auge y crecimiento tras la fundación del monasterio de Santa María la Real en 1141 como acreditan los documentos de donaciones del monasterio y los libros de cuentas de sus cinco ermitas y sus dos iglesias.

Actualmente, el municipio evoca ese aire medieval con un encanto muy personal. En sus calles se aúnan el pasado medieval, la arquitectura tradicional de sus bodegas subterráneas, la fama de su gastronomía y ese aire de guardar un tesoro.

Pero lo que destaca sobremanera en esta localidad segoviana es su Iglesia románica de Santa Marina, que consta de una nave principal y otra lateral, con una cabecera que presenta un ábside semicircular con una ventana abocinada.

Y especialmente su interior, donde se encuentra escondido su gran tesoro, descubierto tras una intervención de rehabilitación emprendida en la década de los años 80 y 90 del pasado siglo: unas pinturas medievales de los siglos XV-XVI del retablo, que quedaron sujetas a un detallado proceso de limpieza y de consolidación.

Son de estilo gótico, muy orientalizado, aunque claramente influidas por la tradición románica precedente.

Las pinturas tienen una disposición única debido al espacio pictórico del que disponía y la iconografía que se quería representar. En las paredes del ábside encontramos, a la izquierda, un famoso pasaje de la vida de San Nicolás de Bari; y a la derecha, la escena de la anunciación con el arcángel San Gabriel y la Virgen María.

Mientras que en la parte baja de la cúpula absidal, entre dos cordones con inscripciones en letra gótica, se halla la hagiografía de Santa Margarita de Antioquia, destacando la escena del dragón.

Finalmente, coronado el ábside, están los restos de lo que fue un Pantocrátor con el Tetramorfos del que apenas quedan el nimbo, las decoraciones del manto de Jesucristo, el Águila de

San Juan y el Toro de San Lucas.

La iglesia presenta varios altares donde se exponen varias imágenes, como la de la santa que da nombre al templo. Destaca la imagen de Jesús Nazareno, que descansa en una vitrina de la nave lateral. La pila bautismal es del s. XIII. Alberga una cruz procesional de plata, que data del s. XVIII.

Otras cosas que ver en Sacramenia:

-La ermita románica de San Miguel, declarada Bien de Interés Cultural, se encuentra en lo alto de un promontorio coronando el pueblo. En la cabecera se han encontrado restos arqueológicos y una necrópolis. Dispone de diversos capiteles de iconografía variada, que van desde motivos vegetales hasta figuras de animales.

- Monasterio de Santa María la Real. Se levantó en el s. XII, y perteneció a la orden Cisterciense. Lo que queda de la monumental y legendaria edificación, se sitúa a dos kilómetros de Sacramenia, en el Coto de San Bernardo, en una propiedad privada.

- Iglesia de San Martín de Tours, de estilo románico, reducida a una nave principal en el s. XVIII. En su interior destaca una pila bautismal del s. XIII, el púlpito barroco, y el retablo del mismo estilo, donde se observa en la parte central la imagen del santo que da nombre al templo. Otras imágenes de interés son Santa Ana, San Isidro, San Antonio, La Inmaculada.