
Curiosidades
El pueblo más vikingo de España en la cuna de Castilla
Pasear por sus calles empedradas que hacen viajar a la Edad Media gracias a sus plazas porticadas es una auténtica delicia

Castilla y León es la región más extensa de España y una de las más grandes de Europa. Formada por los antiguos reinos de Castilla y de León, esta comunidad, que hoy en día tiene nueve provincias, es también el territorio con más municipios del país (2.248),entre ellos el más antiguo y cuna del municipalismo: Brañosera, que acaba de cumplir 1.200 años de historia.
Cada uno de estos 2.248 municipios tiene sus singularidades y curiosidades también forjadas a lo largo de la historia, pero en estas líneas de LA RAZÓN de hoy nos vamos a centrar en uno de los pueblos más bonitos de España y con más historia, por cuanto se encuentra en la mismísima cuna del Reino de Castilla, aunque tiene también una relación estrecha con los "vikingos" y más en concreto con Noruega.
Se trata de Covarrubias, en la provincia de Burgos, y la protagonista de la historia es Kristina Håkonsdatter, la princesa Kristina de Noruega, de cabello platino y ojos claros. Su destino fue viajar en el año 1257 desde este país escandinavo a orillas del río Arlanza, en el corazón de Castilla, a causa de la política de alianzas de Alfonso X el Sabio.
Objetivo: casarse con su hermano Felipe, algo que se llevó a cabo en la Colegiata de Santa María de Valladolid el 31 de marzo de 1258, ya que tanto Alfonso como Hákon de Noruega consideraban muy conveniente esta alianza en el marco de sus pretensiones políticas dentro del Sacro Imperio Romano Germánico.
De hecho, en esta época la política de lazos matrimoniales era una de las maneras más efectivas de establecer el apoyo que Alfonso necesitaba en su aspiración de llegar a ser nombrado emperador germánico al ser nieto de Federico II, obteniendo el apoyo de los monarcas más influyentes de Europa, como en ese momento el nórdico Hákon.

Si bien, la pobre princesa noruega acabó sus días lejos de Castilla, pues fue a establecerse en Sevilla y morir de melancolía, según dicen, pocos años después, en el año 1262, con apenas 28 primaveras.
A instancias de su marido, su cuerpo sería trasladado al hermoso sepulcro del claustro de la Colegiata de Covarrubias. Según cuentan las crónicas de la época, Felipe le había prometido edificar una iglesia allí en honor de San Olaf, rey y santo patrono de Noruega, del que Cristina era muy devota.
Una promesa que se cumplió hasta casi mil años después de San Olaf, gracias a una meritoria iniciativa noruego-castellana de este siglo, que pudo cumplir esta promesa de Felipe de Castilla a la princesa al inaugurarse en su honor la capilla de San Olaf, situada a 3 kilómetros del casco histórico de Covarrubias, en el Valle de los Lobos.
Además, en el interior de la Colegiata de Covarrubias se puede ver el sarcofago donde descansan los restos de Cristina de Noruega.
Qué ver en Covarrubias
Pero dicho todo esto, esta historia puede ser un gancho perfecto para conocer Covarrubias y su entorno.
Quien se acerque a Covarrubias tiene que pasear por sus calles empedradas que hacen viajar en el tiempo, gracias a sus plazas porticadas y una arquitectura medieval, y en las que puede verse la bandera de Noruega.

Cuenta con hitos monumentales como el Torreón de Fernán González, erigido en el siglo X y hoy símbolo de Covarrubias, en el que la leyenda dice que estuvo encerrada Doña Urraca, hija del fundador de Castilla. El monumento alberga entre sus curiosidades una de las mayores colecciones de armas de asedio de Europa.
El otro hito monumental del pueblo es el Monasterio de San Cosme y San Damián, un cenobio benedictino del siglo XVI que mantiene su iglesia gótica y un bello claustro renacentista. Su museo alberga retablos de Berruguete y Van Eyck o un Tríptico de la Adoración de los Reyes Magos atribuido a un discípulo de Gil de Siloé.
También hay que hacer parada y fonda en alguno de sus restaurantes y degustar uno de sus platos típicos: la olla podrida. Un plato encuadrado en la familia de los cocido, que toma su nombre del recipiente en el que tradicionalmente se cocina. Es un plato fuerte, adecuado por tanto para el invierno.
Un plato contundente elaborado con alubias, carnes de ternera, cordero, cerdo o pollo, además de jamón, salchichas, tocino, garbanzos y verduras.
¿Por qué se llama Olla Podrida? Pues parece que, según Sebastián de Covarrubias, el nombre procedería de “olla poderida” y que “poderida” en castellano antiguo significaría “poderosa”, en el sentido de olla de los poderosos, ya que solamente los más pudientes podían degustar este plato.
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