Cultura

¿Qué pintan tres Goyas en Valladolid?

Las obras se realizaron en 1787

VALLADOLID, 03/02/2024.- La celebración en Valladolid de la gala de los 38º Premios Goya de cinematografía, el 10 de febrero, ha desempolvado la existencia en esta capital, no tan conocida, de tres grandes lienzos del genial pintor aragonés por encargo de Carlos III para una iglesia conventual, la de San Joaquín y Santa Ana. EFE/Nacho Gallego
Cuadros de Goya en el Monasterio de San Joaquín y Santa Ana en ValladolidNACHO GALLEGOAgencia EFE

La celebración en Valladolid de la gala de los 38º Premios Goya de cinematografía, el 10 de febrero, ha desempolvado la existencia en esta capital, no tan conocida, de tres grandes lienzos del genial pintor aragonés por encargo de Carlos III para una iglesia conventual, la de San Joaquín y Santa Ana.

Pero, ¿qué pintan estos tres lienzos en una de tantas iglesias como había en la ciudad? ¿De dónde la mediación real y la implicación de una de los grandes pintores de la historia en su etapa de plena madurez? ¿Por qué el gran Francisco Sabatini diseñó este templo, su mejor obra, lejos de la Corte?

Hija de reyes

Cualquier respuesta se remonta al siglo XII y a un pequeño pueblo de la Tierra de Campos palentina, Perales, donde un grupo de monjas cistercienses abrió un cenobio (Santa María de la Consolación) del que fue abadesa una nieta de Sancha de Castilla y Alfonso II de Aragón, de ahí la protección real que nunca perdió la fundación, incluso cuando las religiosas se trasladaron a Valladolid en 1596.

La traza del nuevo convento en Valladolid, encomendada a Diego de Praves, resultó fallida pero la estructura resistió hasta que en 1777 su estado de ruina obligó a una reforma de la que ya se encargó, por mediación de Carlos III, otro arquitecto real, Francisco Sabatini, ha explicado a EFE el historiador Jesús Antonio del Río.

"Fue su mejor obra, lo dijo él mismo, muy vanguardista para la época por su luminosidad, efecto óptico, el diseño de la cúpula y una estructura circular pensada para facilitar por todas partes el acercamiento de la divinidad al elemento humano", ha añadido Del Río, también director del museo del monasterio de San Joaquín y Santa Ana.

El dinero necesario para esta reforma, emprendida entre 1777 y 1778, llegó del patrimonio y la dote que María Teresa Coloma (1690-1755), tercera marquesa de Canales, entregó al profesar como monja en el monasterio que, desde su renovación luce en el frontón de su fachada principal el escudo real, una amparo que impidió la desafección de sus bienes durante las desamortizaciones del XIX.

Goya se disfraza de Jesús

Seis retablos neoclásicos dispuestos en semicírculo, tres a cada uno de los lados del templo, esperaban una decoración que Sabatini sugirió a las monjas que fueran rellenados con pinturas como así fue: tres encargadas a Ramón Bayeu y otras tantas a su cuñado, Francisco de Goya.

Don Francisco 'el de los toros', como también se le conocía, eligió tres pasajes espirituales, uno de ellos el que evoca la muerte de San José, inspirado en el padre del pintor, agonizante en el lecho junto a la Virgen -de la que fue modelo doña Engracia, la madre de Goya- y Jesús, cuya figura es el propio artista: bajito, rechoncho y casi lampiño, ha señalado el historiador.

"Aquí intenta Goya expresar un acontecimiento tan personal, íntimo y entrañable como es el tránsito de José, inspirado en la muerte de su propio padre", ha agregado.

En todas ellas, realizadas en 1787, a los 41 años y en plena madurez creativa, el pintor acusa "un dominio extraordinario del espacio neoclásico donde iban sus lienzos, con un cromatismo específico y un sentido geométrico en la disposición de las figuras iconográficas", ha agregado.

Obra poco estudiada

Los otros dos lienzos responden a la religiosa cisterciense Santa Lutgarda y a San Bernardo, reformador del císter, en el momento de sanara un tullido con agua.

"Es una pena que no se hayan estudiado, que no se conozcan lo suficiente ni se hayan estudiado en profundidad las pinturas y el diseño de Sabatini. Es de las pocas ocasiones en que se pueden contemplar tres cuadros de un gran Goya expresamente elaborados para un lugar determinado", como ocurre en Zaragoza (El Pilar y la Seo), ha apuntado.