Educación

Las universidades públicas de Castilla y León pierden un 44% de estudiantes mientras los alumnos de las privadas se triplican

Los matriculados de grado y de primer y segundo ciclo pasan de 98.000 a 54.000 en la Comunidad, lo que supone la cuarta mayor bajada porcentual de España, solo por detrás de Asturias, La Rioja y Galicia

Alumnos de la UCAV
Alumnos de la UCAVUCAVUCAV

Las universidades públicas de Castilla y León han perdido el 44,5 por ciento de los estudiantes matriculados en ciclos y grados entre los años 1998 y 2020, al pasar de los 98.653 a los 54.712 alumnos de grado y de primer y segundo ciclo. El porcentaje de caída es el cuarto más alto del conjunto de España, solo por detrás de Asturias (-61 por ciento), La Rioja (-49 por ciento) y Galicia (-47 por ciento). Unos datos que vienen marcados por la evolución demográfica de la población joven ya que la cohorte en edad de cursar estudios universitarios (entre los 18 y los 23 años, que incluyen cuatro años de grado y dos de máster) se ha reducido un 43,4 por ciento en ese periodo.

Solo ha habido ligeros incrementos en las comunidades con una dinámica poblacional menos regresiva y que constituyen potentes polos de atracción para cursar estudios universitarios como Madrid (+2 por ciento) y Cataluña (+3 por ciento), o pequeños sistemas universitarios que han retenido mejor a sus potenciales estudiantes, ampliando la oferta de estudios, como Baleares (+5 por ciento) y Murcia (+1 por ciento). Mientras las cohortes de edad típicamente universitarias bajaron un 43 por ciento en Castilla y León entre los años 1998 (220.894 jóvenes entre 18 y 23 años) y 2020 (124.973) se quedó en un 29,7 por ciento a nivel nacional.

La caída del alumnado universitario en la Comunidad se rebaja diez puntos entre los cursos 1998-1999 y 2020-2021, en concreto hasta el 34,2 por ciento, al incluir a la totalidad de los estudiantes y sumar los matriculados en máster y doctorado. En concreto, pasaría de los 98.653 a los 64.894 alumnos. A nivel nacional, la reducción es del 10,7 por ciento, hasta los 1,32 millones.

El informe ‘La universidad española en cifras’ de la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE) recoge, según la información de la Agencia Ical, que la evolución demográfica de la población joven ha planteado a los responsables universitarios la necesidad de incrementar su atractivo, proponiendo a los estudiantes una variedad de titulaciones de grado y, sobre todo, de máster, que “les permitiera pensar que cursar tales estudios les podría ayudar a lograr una mayor empleabilidad”. Y es que el estudio de la CRUE destaca que la población de estudiantes universitarios, lejos de reducirse como la población joven, ha crecido un seis por ciento en el país. Y la preferencia por cursar estudios universitarios se ha incrementado diez puntos porcentuales entre la población joven, pasando del 24 por ciento en 1998 al 34 por ciento en 2020.

Ramas de enseñanza

Eso sí, precisa que este crecimiento ha sido de diferente intensidad según las ramas de enseñanza. Mientras que se observa un fuerte incremento del alumnado de Ciencias de la Salud (172,3 por ciento), hay un desplome de las enseñanzas tecnológicas (-20,7 por ciento) y de ciencias experimentales o Stem (-19 por ciento), pese a sus elevadas tasas de empleabilidad y mejor calidad del empleo. “Es ya un problema que va más allá del estricto ámbito académico de oferta-demanda”, consideró el documento de la Conferencia de Rectores.

Los autores del estudio evidencian que, a nivel institucional, la respuesta para el periodo 1998-2020 ha sido también diferente según evidencian los registros agregados de matrícula correspondientes a las universidades públicas en carácter presencial, que bajan un diez por ciento, y a las privadas, que se disparan un 263 por ciento. Por lo tanto, las instituciones privadas que representaban solo el seis por ciento del sector al inicio de la etapa alcanzaron el 20 por ciento en el año 2020 para el conjunto de la matrícula de grado y máster. No es de extrañar que los expertos del informe precisen que ha sido un cambio “sustancial” en las modalidades de provisión de los servicios universitarios en el país.

En el caso de Castilla y León, mientras los matriculados en las universidades públicas caían un 44 por ciento los alumnos de las privadas han aumentado un 179 por ciento, después de que los 8.561 estudiantes contabilizados en 1998 se hayan en 23.891. Es decir, casi se han triplicado. En el conjunto de España, el incremento es aún mayor, al multiplicarse por 3,6, ya que los 95.263 matriculados en el curso 1988-1999 se ha pasado a los más de 350.000.

En este sentido, el estudio destaca que la “práctica totalidad” de las universidades privadas presentan “intensos” crecimientos que superan, en muchos casos, ampliamente el cien por cien. “Solo en el caso de las instituciones privadas de larga tradición, como las ubicadas en Navarra y País Vasco, el comportamiento es de estabilidad en el transcurso de los 23 cursos académicos considerados”, precisa.