
Cultura
Si usas estas palabras eres más de Zamora que Ana Pastor
En Castilla y León se presume de hablar un español único, con expresiones singulares que han pasado de generación en generación a lo largo de los siglos y que reflejan la personalidad de sus gentes

El español lo hablan en el mundo más de 600 millones de personas, que pueden presumir de utilizar más de cien mil palabras, según el Diccionario de la Lengua, entre las que se encuentran cerca de veinte mil americanismos o quince mil verbos.
Un idioma que, además, se puede leer y escribir tal cual se pronuncia, que también es el más rápido de hablar y que cuenta con una gran variedad de conceptos.
No en vano, se pueden decir más sílabas en español por segundo que en cualquier otra lengua.
De la misma forma, el castellano, que según el Nobel Camilo José Cela, es el español más bello que se habla en Castilla, cuenta con frases que pueden leerse de igual forma a derecha o a izquierda, que son los denominados palíndromos, como por ejemplo la palabra reconocer.
Otra de las peculiaridades de el idioma de Cervantes es que tiene una palabra que se puede escribir pero no pronunciar: el singular del imperativo salirse, que escrito se leería salle en lugar de sal-le, por el dígrafo ll.
Y, para más inri, existe otra palabra única: pedigüeñería, que cuenta con los cuatro signos ortográficos de nuestro idioma: la virgulilla de la ñ, la diéresis sobre la ü, la tilde del acento y el punto sobre la i.
Pero dicho todo esto, los españoles e hispanohablantes pueden presumir de hablar y decir palabras graciosas y raras admitidas por la RAE, que no se suelen escuchar habitualmente pero que llaman la atención, desde el "sarantontón" canario para referirse a una mariquita; la "guagua" en países de la América Hispana y también en las islas Canarias; o el "potajero" extremeño para llamar a alguien curioso.
En Castilla y León se usan muchas palabras y frases peculiares que han sido transmitidas a lo largo de generaciones, y que vinculan el presente con un pasado cargado de experiencias sobre todo en el mundo rural, donde se ha forjado un estilo de hablar a lo largo de los siglos marcado por la cercanía, la sabiduría popular y el respeto por sus raíces.
En estas líneas, queremos acercar algunas de ellas, denominadas localismos, y que se usan habitualmente en tierras zamoranas.
Si usas estas palabras eres más de Zamora que Ana Pastor
"Palabrejas" o expresiones que han pasado de generación en generación la mayoría de ellas construyendo un vocabulario aún más amplio del que ya dispone el español, aunque en este caso para uso y disfrute de un buen zamorano.
Es el caso decaneco, que significa taza; de andar agudo, que es lo mismo que andar rápido; moñaca, para referirse a una persona que es tonta; o tolón, que es lo mismo que fiestero.
Cuando llueve, un zamorano dice que pintea, y si se testa, es que se ha chocado; al tobogán se le dice resbalina y tumbarse en la cama se dice tenderse.
Asimismo, cuando alguien fastidia a otro, en zamorano se dice que te ha amolado, mientras que cuando algo se rompe, es que se ha esguarniado.
También hay una palabra muy zamorana para describir a alguien que se ha atragantado con algo. En este caso se dice que esa persona se ha añusgado. Y cuando un zamorano se mete un lío, se suele decir por estos lares que se ha metido en un atropo.
También hay insultos, como fato, para llamar a una persona tonto, lelo, atontado, necio o con pocas luces, pero si uno acude al diccionario de la RAE, lo que se encuentra es que esta palabra se refiere más bien al olor y especialmente al más desagradable.
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