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Palabra de Vázquez Montalbán

“La mirada inconformista” recoge algunos de los mejores artículos del creador de Pepe Carvalho

El escritor Manuel Vázquez Montalbán en Roma durante la presentación de "Erec y Enide" en octubre de 2002.
El escritor Manuel Vázquez Montalbán en Roma durante la presentación de "Erec y Enide" en octubre de 2002.Alessia ParadisiEFE/EPA

La mirada de Manuel Vázquez Montalbán sigue siendo útil para todos aquellos que aman (amamos) el periodismo. Por eso, pese a que el escritor barcelonés nos dejó en 2003, vale la pena regresar a su prosa, aquella con la que llenó páginas de revistas y periódicos de nuestro país durante cuatro décadas de prolífica actividad. De todo ello, de esa mirada inteligente y penetrante en la que no faltaba el humor, hay no pocas muestras en un libro que acaba de publicar con acierto Literatura Random House. Se trata de «La mirada inconformista», una selección de textos bajo el cuidado de Francesc Salgado, que también firma el prólogo de este imprescindible volumen.

En esta propuesta editorial se nos invita a pasear por aquellos temas que interesaron a Vázquez Montalbán a lo largo de su carrera. De esta manera tenemos desde sus opiniones sobre la política nacional e internacional pasando por su visión sobre Cataluña pasando por su aproximación a su propia ciudad, Barcelona, además de su pasión por el Barça. Una mención aparte la merecen una serie de retratos lúcidos y brillantes de nombres a los que admiraba, como Montserrat Roig, Terenci Moix o Carmen Balcells, pasando por aquellos que estaban en sus antípodas políticas, como Richard Nixon.

Hay en el escritor una evidente intención de mostrar su mirada política, la de un hombre de izquierdas que aplaudía la igualdad social. Como apunta Salgado en su prólogo, en el momento de su muerte, Vázquez Montalbán «libraba una lucha enconada desde la caída del muro de Berlín, en 1989, contra la progresiva instauración globalizada del pensamiento económico y social basado en el enaltecimiento de los principios del capitalismo, el neoliberalismo».

Pero los 122 textos que forman este libro no se limitan exclusivamente a la etapa final del padre de Pepe Carvalho sino que amplía su objetivo hasta los años setenta cuando firmaba en publicaciones como «Siesta», «Triunfo», «Bocaccio», «La Calle» o «Tele/eXpres», en ocasiones empleando seudónimos como los de Marta Dougham, Manolo V el Empecinado o Sixto Cámara.

Vázquez Montalbán escribió sobre todo y para todos los lectores. Tengan aquí un buen ejemplo, tras conocer la noticia del asesinato de John Lennon a manos de un loco recogió en uno de sus artículos que «matar a Lennon ha sido un anticipo de la bomba de neutrones. La ciudad, las cosas, quedan como estaban y donde estaban. En Europa este crimen hubiera sido humano. En Nueva York, el asesino ha disparado contra alguien que pagaba el precio de ser asesinable a cambio de salir en “Life” jugueteando con las ardillas de Central Park. (...) Qué tiempos estos en que has de elegir entre morir a balazos, en Moscú a carpetazos o en París estrangulado por filósofos llorones que se aguantan los mocos».

Si nos vamos al terreno futbolístico, uno de los que más apasionó, el observador Vázquez Montalbán define a Pep Guardiola , en 1996 uno de los principales jugadores del Barça de Cruyff como alguien que «es tan listo que seguramente a estas alturas Guardiola ya sabe que es algo más que un jugador de fútbol. Si no lo sabe, lo intuye, porque si no, no habría colaborado con su voz en un recital poético de Martí Pol».

La paleta de colores de Vázquez Montalbán hace que sus lienzos, perdón, sus artículos, nos den las claves para entender personajes, tiempos y paisajes. Por eso, resulta emocionante poder leer en «La mirada inconformista» el texto que en 1989 dedicó a Josep Pla. De él decía que «contempla el mundo con la boina puesta, pero bajo la boina están Montaigne, Voltaire, los grandes narradores franceses del XIX, ese “pensar lo cotidiano” que se convertiría casi en un género de la literatura francesa de comienzo de este siglo. Y bajo esa boina hay una concepción muy neoclásica de lo literario».

Todo esto lo firma un escritor al que hay que volver siempre.