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La investidura de Sánchez

Puigdemont boicoteará la reunión clave entre PSOE y ERC

El ex presidente de la Generalitat convoca a los neoconvergentes a una reunión en Bruselas 24 horas antes del encuentro en Barcelona para presionar a Esquerra

PSOE y ERC avanzan en las negociaciones y el acercamiento de posturas se ha hecho evidente tras dos reuniones y multitud de contactos discretos durante las últimas semanas. Mañana se celebrará una reunión «clave», según coinciden desde ambas partes, y puede marcar la suerte de la investidura. La dirección de los republicanos se reúne esta mañana para abordar el encuentro con los socialistas y fijar posición, y pese a la discreción y la contemporización –no tienen tanta prisa como el PSOE–, son conscientes de que es determinante. Todavía planean algunas incógnitas de esa cita: el lugar o los protagonistas –por el momento, se van a mantener los equipos negociadores que han participado en las anteriores reuniones–.

Las negociaciones, por tanto, pueden acelerar el paso esta semana, pero el paso definitivo para sellar un acuerdo va a estar condicionado por la atmósfera política. Tanto el PSOE como, sobre todo, ERC no pueden sustraerse a las presiones y los ataques que genera esta entente en un momento en que todavía resuenan los ecos de la sentencia del «procés»: los socialistas están bajo la amenaza de revivir una sacudida interna y las arremetidas de la derecha española, mientras que los republicanos están bajo la amenaza del fantasma de la remontada de JxCat en unas elecciones autonómicas, situadas en un horizonte cada vez más cercano.

Ante este escenario, JxCat ha convocado hoy una reunión en Bruselas, encabezada por Quim Torra y Carles Puigdemont, para abordar la actualidad política y en la que la investidura tendrá un papel preponderante (más allá de las turbulencias internas). Los neoconvergentes, en fuera de juego porque sus ocho diputados no son determinantes para la reelección de Sánchez, tratan de no quedar en un segundo plano y obtener su cuota de protagonismo torpedeando las negociaciones entre ERC y PSOE. Ya mantuvieron una reunión la semana pasada con el PSOE y han proyectado sus exigencias, de máximos e inasumibles para los socialistas (entre ellas, reconocer a Carles Puigdemont como interlocutor), pero que pueden influir sobre los posicionamientos de Esquerra y, sobre todo, intentan sacar provecho electoralmente.

Por ahora, ERC, lejos de caer en ese juego, ha mantenido sus condiciones, más asequibles, que pasan por una mesa de negociación entre gobiernos (Moncloa y Generalitat), con un calendario y garantías. Aunque oficialmente todavía se mantiene en el «no», en público ha ido atenuando ese rechazo (en el último comunicado no estuvo incluido ese posicionamiento). Los republicanos están aguantando en una posición pragmática y moderada y tienen voluntad de acuerdo, aunque los socialistas todavía tienen las fallidas negociaciones de los presupuestos en la retina (entre otros ejemplos).

Esquerra, que trata también de proyectarse como la vía útil del independentismo y desmarcarse del bloqueo que abanderan JxCat o la CUP, ya reivindica que el PSOE haya reconocido que hay «un conflicto político» en Cataluña, en lugar de circunscribirlo a «un problema de convivencia», como ocurría hasta ahora. Un paso adelante, aunque lejos de ser definitivo. En este sentido, más allá de las influencias que puedan ejercer JxCat o la CUP, también toma relevancia el ámbito judicial durante los próximos días: los republicanos, que no tienen tanta prisa como el PSOE, tratan de esperar a que el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) falle a favor de la inmunidad parlamentaria de Oriol Junqueras (19 de diciembre), una circunstancia que envenenaría las negociaciones.

Por el momento, del contenido de las negociaciones apenas ha trascendido nada, pero el objetivo de ambas partes es reactivar la vía del diálogo. En el centro de las diferencias se sitúa a través de qué cauces: los socialistas recurren a la comisión bilateral entre Generalitat y Estado, mientras que los republicanos se inclinan por una mesa de negociación entre gobiernos. En este punto, Esquerra ya no exige como condición imprescindible que la mesa de negociación sea encabezada por Torra, ante el temor a que pueda torpedear el avance del diálogo, además de tener en cuenta que las relaciones con Sánchez están rotas –el presidente del Gobierno en funciones ha ignorado todas las llamadas de teléfono del presidente de la Generalitat– y de que las elecciones catalanas está cada vez más cerca y, por tanto, se renovaría el Govern actual –sobre todo en el caso de Torra, que ya ha confirmado que no se presentará a la reelección y además está pendiente de la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, que podría inhabilitarle). De hecho, los republicanos ya reivindican como una mesa de negociación las conversaciones que están manteniendo entre PSOE y ERC.

Una vez se resuelva el formato del diálogo, se abordarán las soluciones a la crisis política catalana, aunque parten de puntos de vista totalmente diferentes: los socialistas apuestan por reforzar el autogobierno y la financiación, mientras que los separatistas reclaman un referéndum de autodeterminación y la amnistía –sobre esto, el PSOE siempre se había negado a hablar, aunque ahora ya no se muestra tan firme–. Asimismo, las negociaciones se reproducirán durante toda la legislatura, ya que el Gobierno también requerirá de apoyos para otras votaciones, como los presupuestos.

En paralelo a la tercera reunión que mantendrán mañana, el Rey Felipe VI iniciará la ronda de consultas, que se extenderán hasta el miércoles. Tanto Esquerra como EH Bildu han descartado acudir a la Zarzuela, como es costumbre. El objetivo del PSOE es conseguir la investidura antes de que termine el año, aunque ERC, pese a que sitúa la reunión de mañana como determinante, no tiene tanta prisa y prefiere alargar algo más los plazos. Mientras tanto, las presiones irán creciendo sobre una y otra parte: C’s, por ejemplo, que ya levantó su veto a Sánchez, ahora está haciendo énfasis sobre una vía alternativa que pasaría por un acuerdo para que Sánchez sea investido con los apoyos de PP y C’s. El PP, sin embargo, está por ahora lejos de abrirse a facilitar la reelección del candidato socialista.