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Dieta mediterránea, ejercicio y un compuesto del té verde para frenar el Alzheimer

Un estudio pionero busca 4.000 personas con problemas de memoria para un ensayo clínico con el Hospital del Mar y la Fundación Pasqual Maragall para prevenir la demencia

EE.UU.- Cómo se propaga la enfermedad de Alzheimer a través del cerebro
Un engrama es un grupo de neuronas que se activa ante la percepción de determinada información | Fuente: HALLINAN ET AL., JNEUROSCI 2019larazonHALLINAN ET AL., JNEUROSCI 2019

Cada cuatro segundos se diagnostica un nuevo caso de Alzheimer en el mundo. Se calcula que actualmente, 50 millones de personas sufren demencia, 800.000 en España. Y con la esperanza de vida en aumento, en Barcelona las mujeres viven ya una media de 86,7 años y los hombres, 80,7 años, si no se encuentra un tratamiento para prevenir o parar el curso de la enfermedad, la cifra podría multiplicarse por tres en 2050 y llegar a tener dimensiones de epidemia.

Hoy, el Alzheimer no tiene cura, pero como dijo Pasqual Maragall en 2007, cuando le diagnosticaron esta demencia: “En ningún lugar está escrito que el Alzheimer sea invencible”. Casi trece años después, el equipo del doctor José Luis Molinuevo, que dirige el BarcelonaBeta Brain Research Center (BBRC), y un grupo de investigadores del Instituto Hospital del Mar de Inestigaciones Médicas (IMIM), liderados por el doctor Rafael de la Torre, están convencidos de que cambiar la historia de esta enfermedad es posible. Años de investigación han servido para descubrir que sólo un 1% de los casos de Alzheimer pueden atribuirse a la genética y que el 99% tiene un origen multifactorial. Pese a no haber aún una fórmula magistral que evite su aparición, sí que se ha visto que tener hábitos saludables ayuda a que el cerebro sea más resistente a las demencias. “Estamos cada vez más convencidos de que la salud cardiovascular, el sobrepeso, la hipertensión o la diabetes influye en la salud mental”, dice el doctor De la Torre. Pero para saber a ciencia cierta si es posible frenar el declive cognitivo en estadios previos a la aparición de la demencia, el IMIM y el BBCR, el centro de investigación de la Fundación Pasqual Maragall, pone en marcha el proyecto PENSA. ¿Cómo? Para ello hacen un llamamiento a 4.000 voluntarios. Personas entre 60 y 80 años, que estén en buen estado físico, pero que perciban que tienen problemas de memoria, como repetir preguntas o no recordar conversaciones frecuentes. Los interesados pueden rellenar un formulario a través de la web www.pensaalzheimer.org. El cuestionario hace un primer cribado. El segundo cribado se hace tras una entrevista presencial en la que colaborarán los centros de atención primaria del área de salud Barcelona Litoral Mar y una serie de pruebas para determinar si la persona es portadora del gen APOE4. Se trata de un gen que puede llegar a tener un 25% de la población y quienes son portadores tienen más posibilidades de desarrollar una demencia. “De los 4.000 voluntarios, al final nos quedaremos con 200”, matiza el doctor Molinuevo,

Con estas 200 personas se intentará comprobar si con un cambio de estilos de vida (harán ejercicio y dieta mediterránea), en combinación con un compuesto natural del té verde, la epigalocatequina galato (EGCG), y un protocolo de estimulación cognitiva (sobre todo, juegos mentales on line), es posible frenar el deterioro cognitivo en estadios previos a la aparición de la demencia.

Los participantes se dividirán de forma aleatoria en dos grupos. Uno recibirá recomendaciones de estilo de vida saludable al inicio del ensayo y el otro participará en un programa intensivo de cambios de estilo de vida que incluye dieta mediterránea, actividad física y estimulación cognitiva. Uno tomará el compuesto derivado del té verde y otro placebo. Y en paralelo, cada grupo se dividirá en dos, a uno se le dará el compuesto de té verde y al otro placebo.

¿Por qué té verde?

Porque un estudio de la doctora en neurobiología Mara Dierssen ha demostrado que esta molécula del té verde, la epigalocatequina galato, puede proporcionar una mejoría en la memoria y el aprendizaje de las personas con trisomía 21. Y como cuenta el doctor de La Torre, tanto las personas con síndrome de Down como las personas con demencia comparten un mismo problema: sus redes neuronales fallan. Al envejecer, las redes neuronales, responsables de codificar y almacenar de forma ordenada la información, se hacen más laxas y pueden deteriorarse. Este compuesto del té verde favorece la plasticidad que uno consigue cuando aprende.

Para facilitar el estudio, “hemos diseñado una app para teléfonos móviles que permitirá monitorizar su dieta, el ejercicio que hagan, su interacción social y su estado de ánimo durante toda la intervención, que se alargará 17 meses”, explica el doctor Molinuevo. La intervención incluye “la asistencia una vez por semana al gimnasio, seguimiento nutricional, actividades para potenciar la estimulación cognitiva y apoyo psicoeducativo”, añade De la Torre.

Como tras años de investigación saben que uno de cada tres casos de demencia es atribuible a factores de riego modificable, el doctor De la Torre cree que “si el programa tiene efectos sobre las capacidades cognitivas de los voluntarios y constatamos que los factores de riesgo y los factores protectores son modificables, se abre la puerta a nuevos estudios para tratar de forma precoz los estadios previos a la enfermedad”

Para facilitar a los voluntarios su participación, el proyecto cuenta con el apoyo de Caprabo y la Fundació Esportiva Claror.

El estudio ha recibido una subvención de 1 millón de dólares de la Alzheimer’s Association de Estados Unidos, y se enmarca en el proyecto mundial World Wide Fingers, dedicado a la prevención primaria del deterioro cognitivo y la demencia. Además, cuenta con apoyo del Instituto de Salud Carlos III.