Literatura
«Nos apoyamos en la familia para tener una sensación fuerte de identidad»
El escritor canadiense Christian Guay-Poliquin presenta la novela “El peso de la nieve”, una historia claustrofóbica en un mundo sin electricidad y cubierto de nive
El mundo se ha reducido a una pequeña casa en la montaña, aislada por la nieve. Dentro, un hombre joven, con las piernas rotas, que intenta recobrar el sentido de lo que ocurre a su alrededor. Y un hombre mayor que le salvó de morir congelado y que ahora lo cuida mientras sigue convaleciente. Sin embargo, en un mundo desdibujado por la nieve, la desconfianza es inevitable porque, cuando uno mira un fondo blanco, lo que ve es el monstruo de sí mismo en un espejo devorador. Este es el inicio trepidante de «El peso de la nieve», (Seix Barral/Periscopi en catalán), la nueva novela del escritor canadiense Christian Guay-Poliquin, autor revelación de las letras internacionales y todo un best seller en lengua francesa.
– ¿De dónde surge la necesidad de contar una histórica claustrofóbica como ésta?
– Mi primera intención fue hablar de una amistad intergeneracional, de dos hombres muy diferentes entre sí, con cada uno arrastrando sus propios demonios. La idea de forzarlos a convivir por culpa de la nieve me pareció una idea estupenda. Quería investigar cómo la dinámica entre ellos podría variar poco a poco su relación. Yo, por ejemplo, tengo amigos que pasan de los 80 años, que han vivido una vida completamente diferente a la vida, pero nuestra relación no se basa en una superioridad vital, sino en una curiosidad mutua.
– Rompe pronto la idea de un hombre mayor protector y un joven en busca de su experiencia.
– Sí, porque necesitaba que el ritmo de la relación fuese variando y fuera tanto un misterio para ellos como para el lector. Están encerrados en una cabaña sin luz y esto ya cambia la manera en que se relacionan con su medio y entre ellos. La tensión crece y se inicia un juego de paralelismos entre sus vidas. Es una relación de poder que va girando su polo hasta el final.
– El aislamiento genera fuertes dosis de thriller tipo HItchcock.
– Todos somos amalgamas de contradicciones. Nos apoyamos en la familia, en los relatos que nos contamos a nosotros mismos, para tener una fuerte sensación de identidad. Y entonces nos quedamos encerrado con un desconocido del que no sabemos nada y, claro, todo puede pasar.
– Muchos han comparado la novela con «La carretera», de Cormac McCarthy, pero no estamos hablando de una novela postapocalíptica
– No, no me interesaba entrar en esa iconografía que ya hemos interiorizado y es difícil revitalizar con sentido. Podríamos decir que la novela es pre apocalíptica, no sabemos qué ocurre, pero está claro que puede ser el inicio de un mundo totalmente diferente al que los protagonistas han vivido hasta ese momento.
– El libro tiene más paralelismos con «Misery», de Stephen King.
– Sí me lo han dicho varias personas, pero juro que no la he leído todavía. Me han explicado la historia y sé que hay la coincidencia del protagonista, también con las piernas rotas y salvado por una desconocida, y podríamos decir que el juego de dinámicas entre dos extraños es similar, pero a partir de aquí creo que es totalmente diferente. Esto demuestra que nunca somos originales, las ideas están en el aire según la época y los escritores las recogen.
– El libro se inicia con un poema de J-N. Poliquin. ¿Quién es?
– Es mi padre, que murió hace 20 años. Él era escultor y guardaba todos sus archivos. Cuando quiero seguri con nuestra relación, voy a su archivo y empiezo a regirar sus papeles. Una de esas veces, cuando ya había empezado la novela, me tropecé con este poema y parecía que hablaba directamente de ella. No lo podía creer, parecía algún tipo de magia, así que no tuve más remedio que incluirlo.
– Su primera novela también estaba centrada en un apagón total de luz, ¿seguirá explorando ese universo en el futuro?
– No me interesa hacer series. Todas las novelas son totalmente independientes, pero sí que me interesa explorar desde varios puntos de vista qué ocurriría con la humanidad si de la noche a la mañana se quedaran sin electricidad. Luego existen guiños en todas ellas, pero son anecdóticas. Por ejemplo, en mi nueva novela, que acabo de entregar a mi editor, hay un personaje que camina cojo y se pregunta dónde está su familia.
– Las imágenes de la novela son muy potentes y cinematográficas. ¿Tenemos que esperar una película pronto? – Sí, aunque está en su estado embrionario. De momento ya tiene director y me han enseñado un primer guión que es bastante diferente a la novela, lo que me parece bien. Ahora es su historia. El principal cambio es que el protagonista joven es aquí una mujer, con la que uno no puede evitar pensar en la historia de un viejo seductor, no lo sé, pero lo miraré con intriga.
–¿Cómo es que habla tan bien castellano?
– Mi universidad tenía, no sé por qué relación con la universidad de Logroño y pasí allí un año de mi vida hará quince años. Al principio me sentí un poco extraño, en un sitio tan pequeño en el que tampoco había mucho que hacer, pero pronto me dejé de tonterías, hice buenos amigos con gente creativa y muy divertida, y tengo muy buenos recuerdos, aunque sólo fuera por el vino.
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