Cataluña

2020

Zona del proyecto de la nueva Biblioteca Provincial de Barcelona
Zona del proyecto de la nueva Biblioteca Provincial de Barcelonalarazon

Por estas fechas se suele hacer balance de lo que ha sido el año que concluye y se suele hablar de las aspiraciones para el que nacerá tras las campanadas. Disculpen que no sea muy original, pero déjenme que les exponga lo que espero para 2020 desde el punto de vista de la cultura de estos lares que, al fin y al cabo, es el terreno en el que uno se mueve.

Creo que este año nuevo debería servir de una vez por todas para que las administraciones dejaran de lado las controversias políticas para que plantaran cara al problema de la cultura en este país. Si Ayuntamiento de Barcelona, Departament de Cultura y Ministerio de Cultura siguen pensando en la cultura desde una perspectiva de ayudas mínimas, es decir, trabajar con poco, muy poco es lo que se podrá hacer. Hay instituciones culturales que viven en una situación delicada y que necesitan una ayuda como el aire para respirar. Eso es lo que hace que algunos de sus fondos, por tal de poder sobrevivir, puedan salir de Barcelona en breve. No voy a decir el nombre de la institución, pero sí, es esa en la que ustedes piensan que está en el centro de la ciudad.

En mi carta a los Reyes Magos he pedido una biblioteca provincial, esa de la que con tanto entusiasmo nos ha hablado a veces Jaume Collboni, pero que es como esa frase tan repetida del artículo de Larra: «vuelva usted otro día». A la biblioteca, una de esas generosas aportaciones del Estado a Barcelona, por ahora, ni está ni se le espera. Nos han hablado tantas veces de ella que nos parece una entelequia, la tierra prometida, el Dorado… Pero no hay biblioteca como tampoco libros. En su momento se dijo que se llamaría Carmen Balcells, que estaría junto a la Estación de Francia.

También he pedido a Sus Majestades una mejora de los accesos a la montaña de Montjuïc, la gran asignatura pendiente de las instituciones para y con la cultura. Llegar al Mnac o a la Fundació Miró implica encontrarse de una buena forma física, sobre todo por la habilidad que tienen las escaleras automáticas de estropearse. Y no hablemos de cochecitos o sillas de ruedas. Del Museu del Llibre ya hablaremos otro día.