Cataluña

Recordando a un editor del siglo XXI

El Ayuntamiento de Barcelona entregó a Claudio López de Lamadrid la Medalla de Oro al Mérito Cultural un año después de su fallecimiento

Los hijos del editor con la medalla junto al concejal de Cultura Joan Subirats
Los hijos del editor con la medalla junto al concejal de Cultura Joan SubiratsMiquel Gonzalez

El crítico Ignacio Echevarría especulaba ayer con la posibilidad de que su amigo Claudio López de Lamadrid, desaparecido hace casi un año, tal vez se habría sentido incómodo por tener que asistir a yun acto de homenaje como el que se le tributaba ayer en un rebosante Saló de Cent del Ayuntamiento de Barcelona. Era allí, en el día en el que el editor habría cumplido 60 años, donde familiares y amigos de López de Lamadrid, así como editores, escritores, agentes, en definitiva lectores, donde se le otorgaba a título póstumo una muy merecida Medalla de Oro al Mérito Cultural a título póstumo.

Pese a que Echevarría subrayó la conocida faceta «escapista» del editor –«modelo de lo que es el editor del siglo XXI», según el crítico–, nada amigo de estos actos, finalmente habría dicho que sí, que aceptaba ese reconocimiento. «Estaría de los nervios, elegantemente vestido, mirando con descaro su smarthphone. Pero me permito especular que sí, que se habría sentido muy honrado por el reconocimiento a una labor que desarrolló con verdadera pasión».

Pasión por Claudio es lo que se podía sentir en la bancada que acogía al público presente en el evento. Sus hijos Jimena y Jacobo, su compañera Ángeles González-Sinde, entre otros miembros de la familia de López de Lamadrid, estuvieron arropados por quienes estuvieron junto con el editor en la que fue su casa durante años, es decir, Penguin Random House, encabezados por su consejera delegada Nuria Cabutí, así como los directores editoriales Pilar Reyes y Miguel Aguilar.

Bajo la presidencia de un retrato minimalista y evocador de Claudio López por Paula Bonet, el emocionado y emocionante homenaje se inició con unas palabras del teniente de alcalde Joan Subirats en las que lamentó «el enorme vacío en el mundo de la cultura y editorial» dejado por la inesperada marcha del editor. «Nuestra ciudad no sería la misma sin gente apasionada como Claudio», dijo, para agregar que el homenajeado es uno de los responsables de «alargar el idilio de Barcelona con los libros».

Elvira Navarro, una de las autoras de referencia en el catálogo creado por López de Lamadrid en Literatura Random House, habló de su oficio. «De todos los trabajos prefería el de ediotr con acento en la e, un editor al servicio del autor y del texto». En este sentido recordó que Claudio no vivía encerrado en su despacho sino que apostaba por la interlocución con los lectores, algo que incluso extendió a las redes sociales. «Veló por nuevas voces dándole una opotunidad a quienes no lo tienen», añadió.

Un clip del realizador Poldo Pomés recuperó la voz de Claudio López de Lamadrid hablando del oficio de hacer libros, así como los retos de la palabra impresa. Tras él vino la entrega de la medalla que fue recogida por Jimena y Jacobo quienes recordaron que «su modestia no dejaba ver sus triunfos».

Luego fue el turno de Ángeles González-Sinde quiene primero recitó «Saber esperar», un hermoso poema de Antonio Machado. «Yo quería al Claudio físico y así se lo decía: te quiero por tu cuerpo. Un cuerpo que me resultaba, como él, sólido, y sin embargo encerraba delicadeza, delicadeza que él tapaba escapando por la puerta de atrás», apuntó emocionada y emocionando a los asistentes. El acto concluyó con Agustí Fernández que interpretó al piano parte de las «Variaciones Goldberg» de Bach, recordando que la música fue otra de las pasiones de este editor de libro.