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«Simenon fue excesivo, tanto en dinero como en mujeres»

Entrevista con el escritor y periodista Pierre Assouline, biógrafo del creador del comisario Maigret

«Simenon fue excesivo, tanto en dinero como en mujeres»
«Simenon fue excesivo, tanto en dinero como en mujeres»Miquel Gonzalez

Es uno de los grandes nombres del periodismo cultural. Pierre Assouline estuvo en BCNegre para hablar de Georges Simenon a quien dedicó una completísima y canónica biografía, a la altura de las que ha escrito sobre Hergé, Cartier-Bresson o Gallimard.

–André Gide le preguntaba a Georges Simenon cuál era el secreto de su fábrica creativa. Nunca se lo dijo. ¿Usted lo conoce?

–Es muy interesante porque Gide fue un gran intelectual en su época, pero no sabía cómo hacer una novela aunque publicó algunas. Fue un alumno frente a un maestro como Simenon que nunca le contestó a esa pregunta. Solamente podía hablarle de su personal manera de trabajar. Sin embargo, hay una manera de saberlo y si quiere se la cuento.

–Por favor.

–Fue a un viejo amigo llamado Maurice Piron, el creador del Fonds Simenon de la Universidad de Leija. Un día, estando en un café, le preguntó a Simenon cómo nace una novela, ya sea negra o de otro tipo. «¿Ha visto la mujer que hay en la barra? ¿Quién es?», le pregunta Simenon. «Es la hija del dueño. Se llama Jeanette», responde Piron. «¿Está seguro?» «No estoy seguro, pero creo que es ella». «Pues precisamente es así como empieza una novela», apunta Simenon. Una novela, afirma, empieza con la duda y, en este caso, la duda sobre la hija del dueño ya sirve para una novela.

–¿Qué más le preguntó Piron a Simenon?

–Sobre la trama. Para eso Simenon le contestó con un papel que llevo en la cartera. Mire, es este. Le dibuja un esquema. [Se reproduce en esta página] «Pero, ¡si esto es muy inteligente!», dice Piron. «No es genial, Piron. Es la estructura de todas mis novelas, pero es la que ya usaba Esquilo o Sófocles. empieza con una crisis que puede ser un hombre que ha matado a su mujer, está fuera de su trabajo... Sigue con el pasado, como hablar de su familia. El tercer punto es el drama, el problema que se desarrolla en la novela. Concluye con el desenlace, con el protagonista volviendo a casa, en prisión o suicidado. Todas las novelas de Simenon son así, igual que el teatro griego.

–Como biógrafo, ¿cree que Simenon fue sincero en sus memorias?

–Esa es la cuestión para muchos escritores. A mí me parece que sí porque es un libro que está marcado por la muerte de su hija. No mentiría por eso. Piense que en todas sus entrevistas anteriores a la muerte de su hija no mentía mucho. Mentía menos que otros escritores, aunque no hay que olvidar que los escritores trabajan con la mentira. Siempre fue muy natural con la gente, como cuando dijo que tuvo sexo con miles de mujeres.

–Entonces esa leyenda del hombre de las 10.000 mujeres, ¿es cierta? Usted lo contrapone con el llamado novelista de la jaula de cristal.

–Es falso lo de la jaula de cristal. Es una historia de los años 30. Fue en esa época cuando un amigo de Simenon que tenía un periódico importante le hizo una proposición: escribir una novela en una jaula de vidreo frente al Moulin Rouge, en Pigalle. Simenon era un fenómeno y le gustaba a jugar a serlo, así que dijo que sí a la propuesta. Salieron muchos artículos sobre esto, pero el periódico que hizo el encargo fue a la quiebra. Así que nunca hubo jaula, pero sí un mito sobre esto. Incluso hoy hay intelectuales y artistas franceses viejos que dicen haber visto a Simenon escribiendo en esa jaula, cerca del Moulin Rouge, pero no es así.

–Tras sus memorias no escribe más, pero sí dicta mucho. ¿Esos dictados tienen importancia literaria?

–No, no la tienen, solamente tienen importancia a nivel biográfico. Se ha integrado en su obra completa y me parece bien porque es una parte de su trabajo, pero es menor. Piense que no es escrito sino dictado.

–Se lo preguntaba porque nunca se han traducido al castellano y al catalán.

–Créame que no importa.

–¿Qué tenía Simenon del comisario Maigret?

–La pipa que es muy importante. Pero también está el hecho de compartir la máxima de comprender y no juzgar a alguien. Simenon siempre tuvo empatía hacia los culpables, los criminales, mucho más que hacia las víctimas. Lo mismpo le pasa a Maigret.

–Usted ha escrito biografías de nombres complejos, como Hergé o Gallimard.

–Una biografía nunca puede ser definitiva. Creo que a Simenon lo conozco un poquito. He leído todas sus cartas que son muchas. He escuchado todas sus entrevistas. De todas las biografías que he escrito la suya ha sido la más difícil porque él era un personaje excesivo en todo: con las mujeres, con el dinero... Así que mi investigación fue excesiva.