Lorca

Lorca no tiene quien lo exponga

Retrato de Federico García Lorca dedicado a su amiga Emilia Llanos
Retrato de Federico García Lorca dedicado a su amiga Emilia Llanoslarazon

Esta semana pasada hemos visto en Balclis como se subastó un dibujo de Federico García Lorca, uno de los mejores del poeta en manos privadas en Cataluña. La obra iba mucho más allá de lo puramente artístico porque también era un buen ejemplo del papel que tuvo Lorca como amigo de las vanguardias catalanas: el original se expuso en las Dalmau en 1927 y fue regalado a la esposa de Josep Carbonell, uno de los responsables de la revista «L’Amic de les Arts». Ningún museo pujó.

Pese a que Lorca se declaró «amigo de Cataluña» y que en Barcelona y en Cadaqués se sentía como en casa, los museos catalanes le han dado la espalda. En este tiempo no ha habido, al menos eso es lo que se percibe, ningún interés por incluirlo en museo alguno. Hay alguna excepción, muy leve y casi invisible. Me refiero a un pequeño y maravilloso apunte de corte musical que se conserva en el Museu Abelló de Mollet del Vallès adquirido por el pintor Joan Abelló a Anna Maria Dalí. Ella fue, precisamente, la que donó una estupenda carta que le envió el poeta granadino y que hoy afortunadamente se exhibe en el Museu del Joguet de Figueres.

No deja de ser curioso que dos de los mejores dibujos de Lorca en Cataluña no se puedan ver. Por un lado, en la Fundació Gala-Salvador Dalí se guarda un retrato que Lorca dedicó a su amigo pintor. Cabe decir que se ha expuesto en alguna ocasión, pero siempre en muestras temporales y, por lo que recuerdo, nunca en las paredes o en las vitrinas del museo ampurdanés. El otro caso es más sangrante. Me refiero a una pieza maravillosa que estuvo también en Dalmau y se llama «El viento este», un indudable guiño lorquiano a Dalí jugando con la tramontana en el título. Perteneció al crítico e historiador de arte Rafael Santos Torroella cuya colección fue comprada hace unos años por el Ayuntamiento de Girona, por entonces, dirigido por Carles Puigdemont. La obra sigue, junto con el resto de esa colección, en un almacén durmiendo el sueño de los justos.