Especiales

Cataluña

Ratas caníbales, inteligentes y agresivas, la “nueva realidad” en era del coronavirus

El cierre de restaurantes ha cortado su fuente de alimentación principal en las grandes ciudades, lo que provoca que hayan buscado comida de formas más radicales

Una rata bebiendo de una fuente
Una rata bebiendo de una fuenteLs RazónArchivo

Los roedores no son extraños al canibalismo. Una madre suele comerse a sus crías si nacen muertas debido al riesgo que el olor atraiga a depredadores. Algunas, por el estrés, se comen crías vivas, asegurando así la persistencia del resto asegurándose nutrientes. La falta de comida siempre ha llevado a estos mamíferos a buscar la solución última. Y ahora, después del confinamiento por el coronavirus, y el cierre de los restaurantes, han visto rota su principal fuente de alimentación, los desperdicios que arrojan a la basura.

En Barcelona se calcula que viven hasta 200.000 ratas en las alcantarillas de la ciudad. Las que vemos de forma aislada salir fuera a la calle son las más asociales y apartadas del grupo, que por tanto han de procurarse alimentación por su cuenta y se vuelven más atrevidas. Sin la interactuación con el hombre después de semanas de encierro, más ratas han podido salir de su zona de confort en busca de alimento. Y al no encontrar alimento, se han visto obligadas a atacarse unas a otras.

Esto ha empezado a crear un ambiente darwiniano donde sólo sobreviven las más fuertes. Es decir, las ratas dominantes han empezado a atacar y comer a las mas débiles y gregarias, lo que está haciendo que las más fuertes e inteligentes se agrupen entre sí. El periodo de gestación de la rata es de 23 días, así que en un mes puede haber toda una nueva generación de ratas más inteligentes, resistentes a contextos de crisis, y con carácteres más agresivos y atrevidos en su búsqueda de alimentación. Porque las ratas pueden ser caníbales, pero siempre buscarán antes otras formas de procurarse comida.

Un estudio de la Universidad de Fordham, liderado por Michael H. Parsons, está relacionando el comportamiento de estos roedores con el COVID-19 y los resultados por ahora son estremecedores, demostrando que colonias enteras se están mudando a nuevos entornos en busca de comida. EL primer recurso será recurrir al infanticidio para procurar la supervivencia de las crias más fuertes, y luego vendrá el canibalismo de las ratas más débiles.

En un primero momento, esto reducirá su población y limitará su reproducción, pero el resultado consecuente será una nueva raza más fuerte y preparada a estas situaciones. ¿Cómo será entonces la interacción de estas nuevas camadas con los seres humanos? “Los supervivientes podrían correr más riesgos, ser más resistentes a agresiones y una mayor evolución alélica”.

Aunque no se conocen casos de ratas afectadas por coronavirus, sí que está comprobado que son un foco importante de transmisión de infecciones. Según la Agencia de Salud Pública de Barcelona, el potencial zoonótico de los roedores muestra una prevalencia del 59 por ciento de la bacteria Listeria y del 71 por ciento de la Escherichia coli en una muestra de 212 roedores, lo que es una barbaridad. De las 16 bacterias zoonóticas (que se pueden transmitir a humanos) detectadas en las ratas de muestra, las bacterias Campylobacter y Salmonella se hallaron en los niveles más bajos, con una prevalencia del 7 por ciento cada una, y Yersinia enterocolitica y Leptospira interrogans en niveles “moderados”, con el 18 y 12 por ciento, respectivamente.

Así que en esta nueva normalidad habrá que estar vigilante al control de estos roedores tanto en domicilios particulares como en empresas y así mantener alejados a los más inteligentes y agresivos. De momento, este cambio de hábitos alimenticios ya ha afectado también a las gaviotas, que cada vez se adentran más en las grandes ciudades y que precisamente han empezado a cazar ratas solitarias que se han atrevido a salir a la calle. ¿Serán las gaviotas nuestros nuevos aliados?