Coronavirus
El giro de Ciudadanos con Quim Torra aleja al PP de una coalición para las elecciones en Cataluña
El partido de Inés Arrimadas suaviza el tono y tiende la mano al president
El volantazo estratégico de Ciudadanos se está visualizando a nivel nacional con acuerdos con Pedro Sánchez, pero también en Cataluña, donde en las últimas semanas ha apostado por tender la mano a Quim Torra y aparcar el tono hostil que le había caracterizado hasta encaramarle como el principal azote del independentismo. Esta maniobra de los naranjas ha alejado al PP de una hipotética coalición para las próximas elecciones.
Las negociaciones para esta alianza están totalmente aparcadas -más aún después de la crisis del coronavirus-, pero “tampoco ayudan” estos giros de C’s si se retomaran en algún momento, según explican desde el PP. Los populares no creen en ningún caso que el viraje del partido de Inés Arrimadas con Torra tenga “utilidad” alguna pese a las circunstancias de la emergencia sanitaria y son conscientes de que forma parte de una nueva estrategia por tratar de estar en el foco. “Quieren venderse como partido llave al margen de quién este gobernando”, critican en las filas populares.
Lo cierto es que el cambio de Ciudadanos extrañó a todo el arco parlamentario catalán durante el Pleno del pasado 24 de abril. Esa jornada, el partido estrenó estrategia en la autonomía con el planteamiento de la constitución de un foro autonómico para la reconstrucción de Cataluña, oferta que recogió el propio Quim Torra y celebró el “cambio de tono”. “Sentémonos juntos en ese foro autonómico, señor Torra”, reclamó la líder de Ciudadanos en Cataluña y futura candidata a la Generalitat, Lorena Roldán. Si bien, el president y el resto de consellers, que están acogiendo con receptividad algunas propuestas de los grupos de la oposición -según reconocen algunos- de cara a la reconstrucción de Cataluña, apenas han dado recorrido a esa iniciativa.
Con esa propuesta, Ciudadanos ha tratado de escenificar su viraje en Cataluña, que engloba también la mano tendida para preparar los presupuestos de 2021 o reuniones sectoriales, como, por ejemplo, un encuentro con la consellera de Empresa, Àngels Chacón, a la que plantearon una batería de propuestas. También se está percibiendo en gestos simbólicos, como el rechazo a declarar persona non grata a la consellera de Salud, Alba Vergés, en el Ayuntamiento de Sant Andreu de la Barca (Barcelona) a raíz de una polémica surgida en torno a un hospital de campaña montado por la Guardia Civil. En este sentido, también el PP votó en contra: dirigentes de ambos partidos, precisamente, han sufrido durante mucho tiempo este tipo de ataques.
Todas las encuestas pronostican un desplome en las próximas citas electorales para el partido de Arrimadas. Si nada cambia, los comicios en Cataluña se celebrarán como muy tarde a finales de año y puede convertirse en el mejor termómetro sobre este nuevo giro estratégico efectuado en Madrid –con acuerdos con Pedro Sánchez- y en Cataluña. Las dos citas previas –el 12 de julio en Galicia y País Vasco- no permitirán medir los efectos de este cambio de estrategia porque son dos territorios donde Ciudadanos siempre ha tenido una presencia marginal.
El viraje es diametral. Uno de los flancos de ataque más habituales de Ciudadanos a los partidos nacionales mayoritarios –PSOE y PP- han sido siempre los pactos en el pasado con las formaciones nacionalistas. Ese discurso intransigente, de hecho, le ha imposibilitado hasta ahora postularse como partido de gobierno en la Generalitat o en los ayuntamientos ya que siempre, pese a las victorias que ha podido conseguir -como en la Generalitat el 21 de diciembre de 2017-, siempre ha trazado como línea roja un pacto con partidos nacionalistas.
El giro para tratar de recuperar protagonismo situándose como partido “responsable” en medio de la crisis del coronavirus entraña grandes riesgos. Ya no solo a nivel nacional, sino también a nivel catalán, donde Torra puede descolgarse repentinamente con cualquier salida de tono -y será previsiblemente inhabilitado en los próximos meses por el Tribunal Supremo- y el Govern no tiene recorrido y está inmerso en una crisis tras otra por las disputas entre JxCat y ERC.
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