Música
Igor Levit toca 20 horas seguidas a Erik Satie al piano en apoyo a los músicos
El pianista interpreta “Vexations”, una composición lenta, silenciosa, sin aparente dirección para honrar a los intérpretes que en confinamiento no han podido realizar su vocación
Esto es lo que escribió Erik Satie sobre su pieza “Vexations”, una de las más raras composiciones realizadas nunca: “Para tocar 840 veces este motivo, será bueno prepararse con antelación, y en el más profundo silencio, para la más intensa inmovilidad”. El compositor quería trasladar al oyente a un plano de conciencia diferente, basado en la relantización de todas las dinámicas hasta llegar a la difuminación de cualquier forma absoluta. Quien se atreve a escuchar esta pieza durante 20 horas acaba por no ver su cuerpo, liberándose de cualquier idea preconcebida sobre lo que es la realidad. ¿Cuántas veces la ha interpretado un solo pianista de forma ininterrumpida? Muy pocas veces. EL músico Igor Levit es el último en intentarlo.
La partitura es una única hoja de música compuesta por 18 notas que se ha de repetir una y otra vez. Satie nunca interpretó o vio interpretada la pieza y pronto la olvidó, pero John Cage la rescató del olvido en 1949 y la recuperó para una nueva generación que gracias a él estaba dispuesta a escuchar “el silencio”. La primera vez que se representó se utilizaron diez pianistas, para una maratoniana jornada de 18 horas y 40 minutos. Sólo seis personas se quedaron hasta el final y el crítico del “New York Times” se quedó dormido a las cuatro horas. “¡Otra!”, gritó una única persona al acabar.
El pianista germano ruso Igor Levit se ha propuesto tocarla de nuevo y ha comenzado a las dos de la tarde a interpretar la pieza en homenaje a todos los músicos que han tenido que detener su actividad durante este confinamiento y ven con preocupación cómo podrán volver a realizar su trabajo durante esta lenta y ominiosa desescalada. “Mi mundo y el de mis colegas es diferente al de antes y seguirá siéndolo durante mucho tiempo”, asegura Levit, que durante el confinamiento ya realizó una serie de 53 conciertos vespertinos gratuitos vía twitter, para no detener su lógica vital durante el confinamiento. “A mí me han salvado la vida. Espero que a otros les hayan ayudado a pasar mejor el encierro”, asegura el músico.
La obra fue compuesta en 1893 y está dedicada a la pintora Suzanne Veladon. “El 14 de enero del año del señor 1893 empezó mi relación de amor con Suzanne Valadon, que terminó el 20 de junio de ese mismo año. El 16 de enero mi amiga me visitó en casa por primera vez y el 17 de junio del mismo años fue la última”, escribió Satie, para quien las 18 notas de esta composición sirven de radiografía de su extraña y apasionada relación con la pintora, amiga de Derain, Picasso y Braque.
Para Levit, la composición es un “grito silencioso” en favor de los músicos de todo el mundo. En esta ocasión ha abandonado su casa y se ha ido a un estudio insonorizado en el centro de Berlín. Tras el concierto, el pianista subastará las 840 hojas de música repetidas que le han servido de partitura y lo que obtenga de destinará a las fundaciones dedicadas a los músicos ahora sin trabajo y sin protección social.
Junto a Levit, sólo habrá un ingeniero de sonido y un doctor por si no pudiese resistir la exigente prueba. No sólo tendrá que lidiar con una buena resistencia física, sino con una fuerte resiliencia mental y emocional surgida de la repetición constante y la lentitud de la partitura. Cuando tenga que ir al lavabo o hacer una pausa para comer, otro pianista de diferentes lugares del mundo tomará el relevo. “A mí no me parece una tortura, sino más bien un retiro humilde y silencioso que nos ha de dar fuerza y resistencia en estos momentos tan duros”, dice el pianista.
Levit lleva tocando el piano desde los tres años y se ha convertido en uno de los más reputados pianistas de la actualidad con apenas 33 años. “Esta es una pieza revolucionaria por su armonía atonal. Las pocas notas, un tema y dos variaciones, caben en una única hoja de música. La estética repetitiva es cautivadora”, asegura el músico, que no espera que nadie escuche su concierto las 20 horas de duración. Quien quiera atreverse sólo tiene que ir a su dirección de twitter y empezar la experiencia. El pianista tenía previsto tocar el 20 de abril en el Teatro de la Zarzuela de Madrid junto al tenor Ian Bostridge, pero evidentemente quedó cancelado.
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