Independentismo

La ruptura del independentismo llega al Congreso

La división del grupo parlamentario de JxCat puede tener repercusiones importantes sobre la geometría variable

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El movimiento de Carles Puigdemont de formar un partido, todavía sin nombre, está provocando una subida de temperatura en el mundo independentista. El día 25 de julio se constituirá el nuevo partido, justo un día antes de la celebración del Consell Nacional del PDeCAT. El pulso está en plena efervescencia y la ruptura, entre los fieles a Puigdemont y los que se niegan a rendirle pleitesía en el PDECAT, presentada en bandeja de plata, aunque todavía algunos esperan un acuerdo en el último segundo.

El PDeCAT amaga con presentarse a las elecciones y lo hará con la marca Junts per Catalunya, “nosotros somos Junts per Catalunya”, afirma el portavoz del PDeCAT, Marc Solsona, en una entrevista en El Periódico, en un claro desafío. Los de Puigdemont los menosprecian porque “las urnas podrán a cada uno en su sitio”. Las espadas están en alto.

El manifiesto no fue firmado por los líderes parlamentarios en el Congreso, Senado y Parlament para evitar tensiones, afirman los promotores de Puigdemont, pero la realidad es bien diferente. En el Parlament, al menos seis diputados se mantendrán fieles al PDeCAT deteriorando todavía más al Gobierno de Torra, que tampoco ha firmado el manifiesto, como tampoco lo ha hecho uno de los aspirantes a acompañar a Puigdemont en primera fila en la candidatura de la nueva formación, el conseller Jordi Puigneró. La ausencia de Puigneró, el delfín designado por Puigdemont como número dos y el candidato de facto a la presidencia, sólo cabe interpretarla ante un acuerdo de última hora que lo pueda presentar como hombre de consenso ante el PDeCAT.

En Madrid tampoco ha firmado la líder del Congreso, Laura Borrás, aunque sí lo ha hecho su número dos y vicepresidenta del PDeCAT, Miriam Nogueras. Aquí la crisis, y la posible escisión del grupo puede ser un hecho que tendrá repercusiones importantes en la geometría variable que se ha impuesto en esta legislatura. Cuatro miembros del grupo de Junts per Catalunya en el Congreso se mantendrán fieles a la dirección del partido. El diputado por Tarragona y secretario de organización del PDeCAT, Ferràn Bel, el de Girona, Sergi Miquel, la de Lleida, Concepció Cañadell, y el de Barcelona Genís Boadella. O sea, cuatro de los ocho diputados de la formación, lo que abre nuevas expectativas en el juego de mayorías y minorías parlamentarias.

Ferràn Bel fue el artífice del pacto de JxC con el PSC en la Diputación de Barcelona, que Puigdemont criticó con dureza desde el primer momento, y siempre se ha mantenido duro en las pretensiones de los de Puigdemont de aniquilar el PDeCAT. Bel todavía abraza la posibilidad de un acuerdo in extremis. El que fuera alcalde de Tortosa, es un hombre curtido en la brega política. El fue uno de los baluartes más sólidos de Marta Pascal en los tempestuosos días de la moción de censura que llevó a Pedro Sánchez a la presidencia del Gobierno, contra las instrucciones de Carles Puigdemont.

La situación en el Senado está más decantada en favor de Puigdemont. Assumpció Castellví, miembro de la Crida -el partido Guadiana fundado por Puigdemont- y sustituta de Marta Pascal en la Cámara Alta, Josep Maria Matalana, empresario y amigo del expresidente que le acompañó durante meses en su autoexilio, y Josep María Cervera, ex presidente de la Asociación de Municipios por la Independencia, parece que se decantarán por el liderazgo de Waterloo. La incógnita se sitúa en la senadora de Lleida, Maria Teresa Rivero, y en el propio líder del grupo, Josep Lluís Cleries, un hombre del PDeCAT, conseller en los gobiernos de Artur Mas y muy cercano a Jordi Pujol.