Carles Puigdemont

Puigdemont arrebata la marca JxCat al PDeCAT

Maniobra legal del entorno del expresident a dos semanas de lanzar su nuevo proyecto político y en plena pugna con el partido heredero de Convergència

Acto del Consell de la República en Perpignan (Francia)
El expresidente de la Generalidad de Cataluña, Carles Puigdemont, durante un acto del Consell de la RepúblicaDavid ZorrakinoEuropa Press

Golpe de efecto de Carles Puigdemont 15 días antes de lanzar su propio partido político al margen del espacio heredero de Convergència: tras maniobrar toda la semana, el expresident ha logrado arrebatar la marca JxCat al PDeCAT con un cambio exprés en la titularidad de las siglas reflejada desde hoy en el registro del Ministerio del Interior: ahora aparece como presidente de la formación el alcalde de Balenyà (Barcelona), Carles Valls. Y según ha informado Catalunya Ràdio, Valls es un alcalde afín al expresidente catalán. Asimismo, la nueva dirección que consta en el registro de partidos corresponde a un despacho profesional de un miembro del secretariado de la Crida, el artefacto político que ideó Puigdemont en 2019 y que preside Jordi Sànchez.

A grandes rasgos, el cambio de titularidad de JxCat ha sido posible tras una argucia del entorno del expresident ha llevado a cabo la última semana: la marca pertenecía al PDeCAT -lo registró en la época de Marta Pascal, en 2018-, aunque administrativamente estaba a nombre de Laia Canet, trabajadora de la formación, y bajo el mando de una dirección técnica que firmó un documento de renuncia a los poderes sobre las siglas. El PDeCAT no constaba formalmente y por ello el entorno de Puigdemont ha maniobrado para proceder al cambio de titularidad al margen de su propio partido.

Y es que la marca, el nombre con el que el expresident lanzará su partido y su lista a la presidencia de la Generalitat, se había convertido en uno de los principales caballos de batalla en las negociaciones con el PDeCAT. Consciente de la importancia y el peso de unas siglas en política, Puigdemont quería contar con un concepto que ideó él mismo para ganar en las urnas en 2017 a través de una candidatura totalmente personalista y repleta de independientes. Una lista de afines con la que se impuso a Esquerra en la particular lucha del independentismo -Cs, con Inés Arrimadas, fue la fuerza más votada- y logró retener la presidencia de la Generalitat con Quim Torra.

El propio expresident hizo evidente la necesidad de contar con este binomio -Puigdemont-JxCat- para concurrir a las elecciones en el comunicado con el que anunció su nuevo proyecto político y que bautizó como “Junts, per Catalunya”, con la coma estratégicamente colocada. Una medida de presión más tras exigir la integración total de la formación heredera de Convergència y plantear su disolución para dentro de seis meses.

Nada más conocerse que Puigdemont se ha hecho finalmente con el control de JxCat, fuentes del PDeCAT han asegurado a Europa Press que tienen documentos que indican que no se puede hacer esa operación, y que los tramitarán y harán “las acciones que consideren oportunas”.

En cambio, desde el círculo del expresident cierran filas con su dirigente: “La marca Junts per Catalunya desde su origen se ha asociado a Puigdemont, sería incomprensible que otra persona se la apropiara desde la perspectiva política”, ha dicho esta tarde el consejero Jordi Puigneró en una entrevista en TV3. Puigneró es, de hecho, uno de los nombres mejor colocados para ser el candidato efectivo de la nueva formación a las elecciones.

Sea como fuere, lo cierto es que este nuevo episodio vuelve a poner sobre la mesa la guerra abierta en la postconvergencia y la dificultad evidente para evitar la ruptura antes del 25 de julio pese a que las negociaciones entre Puigdemont y Bonvehí se mantienen abiertas. Queda por ver también qué ocurre con otro de los aspectos capitales para concurrir a las urnas: los derechos electorales y los recursos económicos que mantiene y dependen del PDeCAT.