Carles Puigdemont

Puigdemont suaviza su órdago al PDeCat y evita una ruptura inminente

Alarga el proceso de creación de su nuevo partido hasta octubre y permite, en paralelo, la doble militancia

Carles Puigdemont en Bruselas. EFE/EPA/OLIVIER HOSLET
Carles Puigdemont en Bruselas. EFE/EPA/OLIVIER HOSLETOLIVIER HOSLETEFE

Carles Puigdemont anunció la creación de su partido a principios de julio con el objetivo de presionar al PDeCat en las negociaciones sobre el futuro del espacio heredero de Convergència. Ese órdago, que parecía abocar a una ruptura inminente, ha quedado suavizado en las últimas horas después de que Puigdemont haya optado por alargar el proceso de creación de su nueva formación, que arrancará el 25 de julio y se extenderá hasta el 3 de octubre: una maniobra que le permitirá dar margen a las conversaciones con el PDeCat para tratar de fraguar algún acuerdo.

Lo cierto es que, de momento, el PDeCat sigue mostrando mucha resistencia a Puigdemont, además de exhibir fuerza. Mucha más de la que esperaba el expresident, que también es consciente de que tal y como está la situación política en estos momentos, a nadie beneficia una ruptura. Las negociaciones siguen encalladas en aspectos ideológicos -el PDeCat aspira a forjar un proyecto de centro, mientras que la formación de Puigdemont está copada por políticos de izquierdas-.

La maniobra de Puigdemont permite evitar una ruptura brusca e inminente el 25 de julio, como estaba previsto, ya que, mientras dure el proceso de creación del nuevo partido y hasta que no lo decidan los asociados a la nueva organización política del expresident -JxCat-, se permitirá la doble militancia. Una condición que, inicialmente, no iba a estar consentida, pero que dará margen a las conversaciones con el PDeCat y permite evitar un sonoro divorcio.

En esta marcha atrás del nuevo partido de Puigdemont ha tenido también mucho que ver la fuerza que ha ido demostrando el PDeCat, que cuenta con una importante estructura territorial -casi 400 alcaldes y 3.000 concejales- y un importante apoyo. Prueba de ello es que, recientemente, la dirección del partido consiguió el respaldo de más de 140 alcaldes y más de medio centenar de líderes municipales en un manifiesto que apostaba por mantener vivo al PDeCat -evitar su disolución, como pretenden los afines a Puigdemont-. De hecho, el partido heredero de Convergència insiste en que está listo en caso de ruptura para ir a unas elecciones en solitario y defiende que tiene una bolsa de asociados preparada para ello.

De momento, la dirección -liderada por David Bonvehí- negocia con los afines a Puigdemont -la Crida per la República, presidida por Jordi Sánchez- para dar con algún acuerdo que satisfaga a ambas partes: ahora puede pasar por una unión bajo una misma marca o una coalición electoral. Aunque las negociaciones continúan enquistadas, lo cierto es que este movimiento de Puigdemont -permitiendo la doble militancia por ahora y alargando el proceso de creación del partido- puede dar margen a que haya una salida acordada de última hora -teniendo en cuenta que las elecciones, si el coronavirus no lo impide, se celebrarán, previsiblemente, el 4 de octubre-.

En esta misma línea, afines a Puigdemont también han enviado mensajes conciliadores en las últimas horas. La alcaldesa de Girona, Marta Madrenas, aseguró ayer durante una rueda de prensa que no tiene intención de romper el carnet del PDeCat. Tampoco una figura de peso en el espacio neoconvergente como el exconseller Josep Rull -uno de los nueve presos independentistas-, que ayer, en TV3, abogó por un “respeto escrupuloso” por lo que es el PDeCat. “El PDeCat no permite la doble militancia cuando las dobles formaciones políticas compiten electoralmente y es un escenario que haré todo lo posible para que no se produzca”, afirmó.