Cine

Katherine Hepburn a Howard Hughes: “Deberías pasar más tiempo en mi cama”

Salen a la venta las cartas que la actriz envió al millonario durante su relación

Howard Hughes y Katherine Hepburn, durante la época en la que mantuvieron una apasionada relación
Howard Hughes y Katherine Hepburn, durante la época en la que mantuvieron una apasionada relaciónLa Razón

Si hay un nombre que siempre ha sido sinónimo de enigma ese es el de Howard Hughes, el magnate que renovó el mundo de la aviación y que probó fortuna en el mundo del cine. Su extravagante personalidad ha sido objeto de numerosas investigaciones periodísticas, aunque no siempre se ha podido consulta la documentación original que Hughes en muchos casos mandó destruir. Celoso como pocos de su vida privada, hizo lo imposible para que todo siguiera siendo un misterio muchos años después de su muerte. Howard Hughes tuvo varias relaciones sentimentales y probablemente una sobre las que más se ha especulado es la que mantuvo con Katherine Hepburn. La actriz contó su versión de esa historia en “Yo misma”, su autobiografía, pero faltaban los documentos y estos acaban de ver la luz.

Esta semana se subasta en Profiles in History de Los Ángeles, una casa dedicada a la venta de objetos y papeles relacionados sobre todo con el cine, un importante fondo dedicado a Hughes. Uno de los lotes, al que ha podido tener acceso este diario, corresponde al epistolario hasta ahora desconocido que Hepburn mantuvo con su amante. Son 55 cartas y postales redactadas por la intérprete de “Historias de Filadelfia” entre el 15 de agosto de 1937 hasta el 5 de diciembre de 1938, el momento en el que la pareja vivió su romance.

Durante la filmación de la película “La gran aventura de Silvia”, bajo la dirección de George Cukor, en Playa Trancas, California, un día empezó un avión a dibujar círculos hasta aterrizar en un pequeño terreno. La actriz no sabía quién era el temerario piloto. “Es mi amigo Howard Hughes”, le confesó Cary Grant, compañero de reparto en esa producción. Poco después, el aviador aterrizó su aeroplano en el campo de golf de Bel Air donde estaba jugando Hepburn. “Pensé que tenía más cara que espalda y que era muy insistente”, explica la actriz en sus memorias. El club de golf “estaba furioso, pero Howard Hughes no parecía alterado. Terminamos el noveno hoyo y le dije:

-¿Puedo llevarle a alguna parte?

Dijo que sí y le llevé al hotel Beverly Hills”.

Dos meses más tarde, Katherine Hepburn se encontraba de gira con la obra de teatro “Jane Eyre” en Boston, coincidiendo en el mismo hotel con el empresario. En sus memorias, la actriz anota que “creo que debía sentirme muy sola, porque aquella primera noche, después de la función, cené con él. Lo cual prueba que la constancia siempre da fruto. La noche siguiente cenamos también... así que...” Así que protagonizaron un sonadísimo romance que ocupó numerosas portadas.

De todo ello hay eco en las cartas donde Katherine emplea diversos nombres para firmar cada una de las misivas, como Country Mouse, C. Mouse, C.M., Mrs. H.R. Countrymouse, Mrs. Boss o H. Muskrat. El encabezamiento del epistolario también es curioso, como demuestra esta extensa nota manuscrita: “Mi muy maravilloso jefe. Esto debería llegar la mañana en que naciste y estoy pensando que ese fue un día afortunado para mí, porque seguramente nunca podría haber otro como tú, y si no te hubiera encontrado, todavía dudaría de que pudieran hoy nacer héroes en el mundo. Cuando era una niña pequeña e incluso cuando fui mayor, me encantaba leer cuentos de hadas porque parecía tan excitante que al final siempre vivieran felices para siempre. Luego crecí y salí al mundo y comencé a darme cuenta de que con los hombres podía ver que sería imposible lo de vivir felices para siempre. De hecho, sentí que podía ver a través de ellos como si estuvieran hechos de papel de seda y comencé a pensar que no había héroes y que el tercero de los casos mejor era lo único”. A continuación, la actriz se abre y expone lo que estaba siendo esa relación para ella: “Entonces viniste tú y pensé: Aquí hay un hombre que puede hacerme muy infeliz porque es insondable. Lo miro a los ojos y, en lugar de ver solo el presente, puedo ver el pasado y el futuro. Puedo ver Estados Unidos y las cualidades que la han creado. Puedo ver al hombre y su diferencia con respecto a la mujer. Puedo ver el futuro de la humanidad construido sobre la bondad y la honestidad. Puedo ver a un niño pequeño y a un anciano. Luego me asusté: parecía ser demasiado en una persona y sentí que la mediocridad sería más segura, mejor que la grandeza. Entonces luché para escapar pero sabía que no quería. Entonces me convertí en parte de ti y estaba orgullosa y sabía que solo contigo, que podría ser infeliz, podría vivir feliz para siempre, y si eso es solo hasta mañana, aún así estaré orgullosa y contenta. Mucha gente no encuentra lo que yo tengo”.

Las intimidades de la pareja también se encuentran en cartas pero desde el irónico punto de vista de Katherine Hepburn, como una en la que podemos leer: “Querido jefe: Dios mío, ocupas mucho en tu cama. Realmente tengo el convencimiento que deberías pasar más tiempo en la mía. Me desperté a eso de las 6:30 de la mañana y me quedé allí preguntándome si podría ser lo suficientemente mala como para saltar sobre ti para mi placer y luego decidí que R.K.O. podría poner alguna objeción. Oh, Dios mío, desearía que esta casa fuera un barco y que estuviéramos en el crucero solos. Adiós mi jefe: te amo tanto que me estoy volviendo aburrida y solo me vienen a la mente palabras de cuatro letras como amor y lujuria, etc.”

En su autobiografía, Katherine Hepburn sostiene que “formábamos una extraña pareja. No creo... cómo decirlo... creo que, aunque con renuencia, pensaba que yo era una pareja apropiada para él. Y me parece que yo opinaba que él lo era para mí”.