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Elecciones en Cataluña: Vox, irrumpir en el Parlament para plantar cara al independentismo

El partido, que ha dado batalla judicial al separatismo por el «procés», concurrirá a las elecciones catalanas con el objetivo de lograr representación parlamentaria

VOX retoma las ruedas de prensa presenciales en su sede nacional
El miembro del Comité Ejecutivo Nacional de Vox y portavoz adjunto del partido en el Congreso, Ignacio GarrigaEduardo Parra / Europa Press22/06/2020Eduardo ParraEuropa Press

En pleno proceso de implantación y consolidación aún en Cataluña, Vox se enfrenta al reto de las elecciones catalanas con el objetivo de estrenarse en uno de los parlamentos autonómicos de mayor significado y trascendencia política para el partido –Parlament–. Conscientes de que el «procés», que tanto ha alimentado su crecimiento a nivel nacional, se ha ido difuminando por el tsunami de la crisis del coronavirus, la formación tiene previsto dar peso en su discurso a aspectos sociales y económicos que permitan marcar agenda durante la campaña, como ha hecho en España, y tendrá la moción de censura a Pedro Sánchez en septiembre como escaparate.

La entrada de Vox en el Parlament se da por segura, tal y como apuntan todas las encuestas, y podría lograr grupo parlamentario propio –si obtiene cinco escaños, algo que parece factible–. De momento, las últimas contiendas electorales en Cataluña se han saldado con un balance agridulce. Por un lado, logró un buen resultado en las generales de noviembre de 2019 al conseguir dos escaños, pero, por otro lado, en las municipales se quedó lejos de obtener representación en el Ayuntamiento de Barcelona y consiguió solo tres concejales en el resto de la autonomía.

Si bien, también es cierto que, en las elecciones municipales, el partido aún no estaba ordenado e implantado territorialmente, trabajo en el que se ha volcado en los últimos meses –dispone de 3.000 afiliados en Cataluña–. En este sentido, la formación ha tenido también que ir haciendo trabajo de cribado para evitar que se incorporaran determinados perfiles alejados de sus posicionamientos o con problemas con la Justicia –es el caso del expresidente provincial de Lleida, expulsado de la formación y a punto de ir a juicio por abusos sexuales–.

Esa implantación territorial también ha ido acompañada de una reorganización orgánica que no ha estado exenta de turbulencias internas. Por ejemplo, a principios de octubre del año pasado, la dirección nacional decidió relevar a los dirigentes provinciales en Barcelona y nombrar a una gestora encabezada por el abogado Juan Garriga, uno de los hombres fuertes de Vox en Cataluña junto a Jorge Buxadé –eurodiputado– e Ignacio Garriga –diputado en el Congreso y candidato en las elecciones catalanas–, un movimiento que buscaba fortalecer al partido en Barcelona, aunque desató ciertas críticas.

De cara a las elecciones catalanas, Vox está terminando aún de pulir su candidatura. Si bien, de entrada, el partido ha optado por evitar experimentos y se ha inclinado finalmente por situar a Ignacio Garriga como candidato, el rostro más visible en Cataluña y con una importante proyección pública gracias a su escaño en el Congreso. Para la campaña electoral, el partido, que contará con la presencia de los primeros espadas –Santiago Abascal, Javier Ortega Smith o Macarena Olona–, tiene previsto seguir la línea estratégica del partido a nivel nacional y pondrá el acento en aspectos que les permita diferenciarse del «consenso progresista» y PP y Ciudadanos.

En este sentido, defenderán el rechazo al aborto, la libertad educativa –cheque escolar como vía para garantizar el derecho de los padres a escoger y libertad para escoger lengua vehicular entre el castellano y el catalán– o el cambio del actual modelo autonómico. En este punto, exigirán la recentralización de competencias en educación o sanidad, alertarán que las autonomías fomentan la «desigualdad y el separatismo» y, frente al «procés», pondrán de relieve que han dado la batalla judicial al independentismo.

Además, apostarán por la bajada de impuestos y harán bandera de los problemas de seguridad y de inmigración, materia que últimamente está dando mucho que hablar en Cataluña a raíz de la oleada de episodios de robos con violencia y «okupaciones» en algunos puntos de la autonomía, protagonizados mayoritariamente por jóvenes magrebíes.